SAN MARTÍN
Homenajearon a César Rosales y a Jesús Liberato Tobares
Durante el festejo por el natalicio del poeta, se declaró además al historiador como ciudadano ilustre. El legado de dos plumas hermanadas en el amor al terruño, la Puntanidad y criollos valores.
La humildad le ha dado a Tobares la estatura que ocupa en la cultura provincial. Él, a los 86 años, aunque participa de los públicos reconocimientos, aún prefiere presentar sus más de veinte trabajos hablando con el pronombre nosotros, o excusándose en no poder ser juez y parte a la hora de analizar su influencia para las generaciones futuras. Y ríe, y agradece, detrás de sus lentes gruesos donde parece brillar un poético resplandor acrisolado entre libros, caminatas, guitarreadas y serranías.
Un coterráneo de San Martín, el poeta César Rosales, cuyo natalicio se homenajeó este lunes también, mantenía un gesto criollo en pleno diario La Nación. “Era un hombre silencioso pero con un sentido de observación muy grande”, lo definió el poeta Gustavo Romero Borri durante su disertación.
El festejo se organizó a la tarde en el club comunal. Asistieron el vicegobernador, Carlos Ponce; la ministra de Turismo y Las Culturas, Liliana Bartolucci; el intendente de San Martín, Enzo Mirábile, legisladores, intendentes de localidades aledañas, funcionarios, docentes y alumnos del Centro Educativo Nº 18 “César Rosales”, invitados y vecinos.
“Profeta en su tierra” decía el escenario principal donde se celebró el nacimiento de Rosales, ocurrido el 28 de marzo de 1908, en su terruño que cariñosamente poetizó como de cuatro calles y una plazuela, puñado de cal y silencio, lleno de cielo y luz. También, el mensaje que adornó el acto aludía al doctor Jesús Liberato Tobares, quien fue declarado ciudadano ilustre.
El escritor, guionista y gestor cultural, Romero Borri, resaltó la influencia de Rosales. “Publicó a los 29 años, demoró porque tenía cierto temor en darse a conocer”, dijo. “Este huérfano abstraído en sus mares de ausencia, subsumido en sus frondosos mundos interiores, sobresalió en el arte de la poesía, en una urbe (Buenos Aires) que nunca dejaría de resultarle ajena”, sintetizó.
De los más de doce volúmenes escritos por el vate de San Martín, Borri considera como una joya lírica a los “Cantos de la edad de oro”. “Su alta poesía le abrió posibilidades de diálogo con importantes referentes de la literatura. Mereció la amistad de tres premios Nobel: Pablo Neruda, Miguel Ángel Asturias y Vicente Aleixandre, con los cuales se carteaba”, apuntó.
“Quienes lo trataron, lo definieron como un hombre de pocas palabras, más bien parco. Conservaba la esencia del criollo. No le gustaba hacerse notar mucho socialmente”, lo describió. El poder de observación de Rosales atraía en el diario La Nación, sin embargo su obra periodística todavía permanece en diversos archivos de Buenos Aires.
Dueña de una voz erudita, luminosa, nostálgica, sinfónica, la memoria de Rosales estuvo atravesada por el temprano alejamiento de San Martín, a pesar de vacacionar posteriormente con su mujer y su hijo. Además fue contemporáneo de Antonio Esteban Agüero y amigo de León Benarós. “Los separan las experiencias existenciales: Agüero es un arraigado mientras que Rosales fue un exiliado. En las letras de San Luis ambos son como dos astros”, explicó.
“San Martín tiene la dicha y la gloria de ser la tierra nativa de una alta voz de la poesía de San Luis y nacional”, concluyó Borri que considera a tal legado como un salmo rememorativo.
En la cuna de Rosales, Tobares también se refirió al cantor y profeta de asombrados ojos: “No fue larga su vida, pero siete décadas le bastaron para construir un edificio literario bellísimo y profundo. A través de sus libros labró en el cuarzo del idioma la más bella historia lírica de nuestro pueblo”.
“Un poeta que se fue como se va la tarde. Después de haber acariciado con su luz el murmullo del arroyo, la serena paz del monte. Un poeta que vivió pobre. Cuando murió tenía en las manos música de grillos pero había ayudado a ensanchar los caminos de la luz y la belleza”, sostuvo el investigador, quien además describió los inicios de su pueblo, amparado por el Cerro Blanco, como de “gentes que hacen de la alegría de vivir su alimento”.
Durante el festejo, Arnaldo Véliz recitó la poesía de Tobares titulada “Copla al vino”. A su vez, Neri Tobares de Tosi, hermana del historiador, recordó cuando la incentivaba a leer durante su infancia. “Nuestra familia está feliz y orgullosa porque siempre nos enriquece el alma con su patrimonio poético, folclórico e investigador, pero aun más nos honra su gran persona”, le dijo al folclorólogo de ágil y lúcida pluma que proyecta nuevas investigaciones.
“Siempre fue y será un soñador de la vida espiritual, tranquila, respetuosa, afable, y solidaria”, lo definió al escritor de La Puntanidad.
Asimismo, la profesora Teresa Olguín leyó una poesía dedicada al ciudadano ilustre que recibió la llave simbólica del pueblo. El emotivo acto cerró con el ballet municipal y la presentación del grupo La Cautana.
Antes de enumerar a las ilustres personalidades que forjaron la historia de la localidad, Tobares habló con la humildad que perfuma su trayectoria y con su tono inclusivo: “Aquí (en San Martín) están las raíces de mis afectos y sentimientos que generaron las modestas obras literarias e históricas que hemos realizado. La alegría de recibir esta distinción tiene como contrapartida la certeza de estar debiendo igual o mejor homenaje a hombres y mujeres que antes que nosotros realizaron una tarea valiosa y ejemplar.”
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Nota: Matías Gómez.
Fotos: Jésica Flandes.
Video: Guillermo Ramón.