EFEMÉRIDES DEPORTIVAS
Horacio Acavallo: de cartonero a campeón del mundo de los moscas
El 1° de marzo de 1966, el boxeador Horacio Acavallo se consagraba campeón del mundo de la AMB y CMB en la categoría Mosca. Venció por puntos al japonés Katsuyoshi Takayama en Tokio. Un recuerdo de quien a los 32 años tocó la cima del mundo y es considerado uno de los cinco mejores púgiles argentinos de la historia. Hoy se cumplen 50 años de aquella hazaña.
La pelea era a 15 rounds, estando en juego el título mundial Mosca AMB (Asociación Mundial de Boxeo) y CMB (Consejo Mundial de Boxeo) en condición de vacante. Antes de sonar el primer campanazo, mientras se le colocaba el protector bucal al boxeador argentino, Takayama empezó a trotar hacia un Accavallo que estaba de espaldas; en el momento en que suena la campana, Accavallo se da vuelta para combatir encontrándose con Takayama que le colocó un violento golpe en la cara a “traición”, fue reglamentario pero no dentro del código de honor del boxeo. Con una gran fortaleza, Accavallo soportó el golpe y empezó a hacer su trabajo para quedarse con el título mundial.
Así fue la pelea de “Roquiño” desde sus inicios. Pero él estaba acostumbrado a las asperezas de la vida que no le regaló nada: él se ganó cada peso con el sudor de su frente, tanto arriba como abajo del ring.
Criado en “La Quema”, el depósito de basura de la ciudad de Buenos Aires, junto a sus cuatro hermanos; trabajando con su padre, juntando cartones para poder venderlos y así vivir. Fue lustra botas, trapecista y botellero. Logró superar obstáculos, como aquella noche en el Nippon Budokan de Tokio, y a los 32 años (nacido el 14 de octubre de 1934) logró ser el segundo campeón mundial que tuvo el boxeo argentino.
Su récord como profesional: 83 peleas con 75 victorias (34 KO), 6 empates y 2 derrotas y reinó del 66 al 68, realizando 4 defensas. Luego de su retiro, el 11 de octubre de 1968 y con el título en su poder, quedó marcado como el mejor ejemplo de un deportista que supo cuidar lo que ganó.
Hoy, a los 81 años y con su salud deteriorada (lleva años de internación domiciliaria, con enfermero propio comiendo a través de un botón gástrico) le sigue ganando a la vida porque él ya era campeón antes de subirse aquel 1° de marzo de 1966. Sólo fue a buscar lo que ya era suyo.
Nota y contenidista: Adolfo González.
Foto y video: Web.
Corrección: Berenice Tello.