NEUROCIENCIA
¿Qué le produce la música al cerebro?
Investigadores y musicoterapeutas del Instituto de Neourología Cognitiva (INECO) explican además la sorprendente memoria musical y qué revela el gusto de cada oyente.
Libera dopamina en el cerebro
“La música se considera como uno de los rasgos de la cognición humana más antiguos, existiendo de una forma sofisticada desde hace miles de años, como lo evidencian los recientes hallazgos arqueológicos que permitieron encontrar flautas perfectamente creadas a partir de hueso de buitre”, explicó Jorgelina Benavidez, musicoterapeuta y directora del Departamento de Terapias Basadas en las Artes de INECO.
La licenciada en Musicoterapia señala que hay evidencias de que el estímulo musical activa diversos circuitos y regiones cerebrales, con participación de ambos hemisferios, generando mayor conectividad y desarrollando nuevas conexiones.
“El neurofisiólogo Robert Zatorre, investigador en el Instituto Neurológico de Montreal de la Universidad McGill, llevó a cabo una investigación en la cual los participantes escucharon música que consideraban en lo personal ‘muy emotiva y placentera’, comparando específicamente la liberación de dopamina (neurotransmisor implicado en el sistema de recompensa de nuestro cerebro liberándose como reforzador de conductas recompensantes) en la respuesta a la música placentera versus la música neutral, obteniendo como evidencia la liberación de dopamina, seguida a las respuestas emocionales fuertes a la música significativa, resultado que podría ayudar a explicar porqué se considera a la música como recompensante”, indicó Benavidez.
Para Federico Adolfi, músico y neurocientífico del Laboratorio de Psicología Experimental y Neurociencias (LPEN), y de INECO, las neurociencias aplicadas al procesamiento musical dan valiosos datos y aclara: “Cuando escuchamos música también se ponen en juego procesos que no son tan específicos de la cognición musical. Por ejemplo, relacionar lo que estamos escuchando con lo que hemos escuchado en el pasado cercano y lejano, generar expectativas y actualizarlas a medida que seguimos escuchando. Estas últimas operaciones claramente exceden lo musical y son cruciales para la supervivencia de una especie”.
Adolfi cuenta que un estudio, publicado en 2013 en Proceedings of the National Academy of Sciences, mostró que el cerebro puede organizar jerárquicamente la información musical en estructuras sintácticas y generar expectativas que atraviesan largos segmentos de música. “Este dato es crucial. Pensamos que la construcción y violación de estas predicciones sería uno de los mecanismos por los cuales surge la respuesta emocional a la música. Algunos estudios ya habían mostrado que las respuestas emocionales durante la escucha musical -como escalofríos, placer y nostalgia- están mediadas por los mismos circuitos cerebrales relacionados con la respuesta al sexo, la comida y las drogas, por nombrar algunos. A su vez, es interesante que estos circuitos forman parte de un sistema más amplio vinculado a la predicción. Uno de nuestros proyectos actuales, entonces, es diseñar y llevar a cabo experimentos que conecten el procesamiento de la estructura intrínseca de la música con los procesos emocionales y la experiencia subjetiva resultantes”, expuso.
En cuanto a la improvisación musical, el neurocientífico apuntó que hay indicios de que una improvisación conjunta es procesada por el cerebro como una comunicación, donde se observa actividad en áreas asociadas a la producción y comprensión del lenguaje.
Musicoterapia
La Musicoterapia nació a partir de experiencias realizadas con veteranos de guerra a mediados del siglo XX. Actualmente complementa a varios tratamientos médicos. Cada sesión se adapta a la persona. “Trabajamos con música en vivo, en donde el paciente activamente tiene la oportunidad de participar de la creación musical espontánea, a través de la improvisación instrumental (instrumentos de percusión, melódicos o armónicos) o improvisación vocal, a través de la composición de temas personalizados o a través de la utilización de canciones de preferencia o canciones novedosas ejecutadas en forma flexible en pos de los objetivos terapéuticos. Éste sería el distintivo de la utilización de la música en el área de la salud, a diferencia del área de la educación, en donde la música no es el fin sino el medio para facilitar el alcance de objetivos terapéuticos. No es requisito para la admisión al tratamiento de Musicoterapia poseer conocimientos o experiencia musical previa”, describió Benavidez.
De técnica terapéutica a herramienta de diagnóstico
En la actualidad, INECO y el Hospital de la Fundación Favaloro implementan la herramienta MATADOC que, en el contexto diagnósticos interdisciplinarios, permite evaluar a pacientes con alteraciones en la conciencia.
“El MATADOC fue desarrollado y probado en el Royal Hospital for Neuro-disability en Londres durante los últimos 25 años, demostrando ser una herramienta válida y confiable, proveyendo mayor sensibilidad en la evaluación de respuestas auditivas, que otras evaluaciones estandarizadas que están disponibles actualmente”, detalló Agustina Santos, licenciada en Musicoterapia que se desempeña en INECO.
“La modalidad auditiva ha sido probada como la más sensitiva en identificar respuestas indicadoras de conciencia en pacientes en estado de vigilia sin respuesta (SVSR). El sistema auditivo puede procesar estímulos simples y complejos simultáneamente; esto hace al estímulo musical particularmente adecuado para pacientes con trastornos de conciencia, porque los canales de procesamiento relacionados con los estímulos complejos puede estar preservados, aún cuando los relacionados a estímulos simples no estén más disponibles”, expuso.
Memoria musical
A la musicoterapeuta Agustina Santos se le consulta cómo se explica que muchos enfermos no sepan ni su nombre, ni cómo volver a casa, pero reconocen una canción que les emocionó décadas atrás.
“La memoria musical -contesta- es considerada parcialmente independiente de otros sistemas de memoria. En la enfermedad de Alzheimer y en otros tipos de demencia, la memoria musical es sorprendentemente robusta, aún cuando hay lesiones afectando otros tipos de memoria. Sin embargo, los mecanismos y sustratos neurales de la memoria musical aún no son comprendidos completamente.”
Según Santos, distintos tipos de memoria musical parecen involucrar diferentes áreas del cerebro. “La memoria musical se encuentra preservada en pacientes con amnesia severa con vastas lesiones en el lóbulo temporal medio derecho, el lóbulo temporal izquierdo, partes del frontal izquierdo y la corteza insular, con similitudes en pacientes con daño bilateral del lóbulo temporal. Esto sugiere fuertemente que la red que decodifica la memoria musical es al menos, en parte, independiente de otros sistemas de memoria. Se ha mostrado que diferentes aspectos de la memoria musical pueden permanecer intactos aún cuando la anatomía del cerebro y sus correspondientes funciones cognitivas estén masivamente afectadas”, sostuvo.
“Estudios recientes en pacientes con Alzheimer mostraron que la deposición del péptido ?-amiloide, la molécula que tiende a acumularse formando placas en las fases iniciales de la enfermedad, no era significativamente menor que en las áreas asociadas a la memoria musical; sin embargo sí se observó una menor atrofia cortical y un menor hipometabolismo de la glucosa que en el resto del cerebro. A su vez, se ha descubierto que el giro cingulado anterior -que ha mostrado ser una de las áreas de mayor activación al rememorar canciones- muestra una conectividad aumentada en los enfermos de Alzheimer, lo que podría significar incluso que funciona como una región que compensa la pérdida de funcionalidad de las otras”, agregó la musicoterapeuta.
Dime lo que escuchas y te diré quien eres
Agustina Santos dijo que una reciente investigación llevada a cabo en Cambridge revela que hay cierta relación entre la forma de pensar y la música que elegimos. “David Greenberg y su equipo sustentan su teoría en base a la psicología experimental; dividen en dos grupos a las características personales que pueden estar vinculadas a las preferencias musicales: la empatía y la sistematización. Los empatizadores, que basan sus comportamientos en relación a las emociones que les despiertan los demás, prefieren la música más ‘suave’, el rock, el blues, la música melódica, los cantautores; los sistematizadores, que son más calculadores y analíticos, prefieren el hard rock, jazz; la música más compleja y sofisticada. Lo que sugiere la investigación es que con sólo mirar la playlist, el Ipod o los ‘likes’ de las bandas en Facebook, uno puede deducir el ‘estilo cognitivo’ de la persona”, expresó.
Nota: Matías Gómez.
Fotos: Science.ie/ Gentileza INECO.
Corrección: Berenice Tello.