CULTURA
Las plantas sagradas, según la cosmovisión originaria
El antropólogo Carlos Martínez Sarasola analiza los rituales milenarios que modifican los estados de la conciencia y señala que hay “revival étnico” en la investigación científica.
Carlos Martínez Sarasola es antropólogo (de la Universidad de Buenos Aires) y autor especializado en Etnohistoria. Sus libros son de referencia en la temática indígena. Profesor en universidades nacionales y del exterior, investiga también sobre las cosmovisiones originarias, la idea de realidad que las sustenta y el chamanismo, en el marco de los procesos de reetnización y espiritualidad emergentes. Fue cofundador y director de la Fundación Desde América y miembro del Consejo Interamericano sobre Espiritualidad Indígena (CISEI, Morelia, México), y actualmente es miembro de TEFROS, Taller de Etnohistoria de la Frontera Sur (Universidad Nacional de Río Cuarto). En la Universidad Nacional de Tres de Febrero se desempeña como docente e investigador de la Maestría y el Instituto en Diversidad Cultural y como coordinador de la carrera de Especialización en Estudios Indoamericanos. Creador y director del proyecto “ElOrejiverde”, que incluye un diario de los pueblos indígenas y un portal así como un programa de radio y un canal con contenidos audiovisuales. Es además integrante desde hace varios años de la comunidad günün ä küna mapuche Vicente Catrunao Pincén.
Sarasola ha investigado el sentido de las plantas sagradas en la cultura de los pueblos originarios. Entre los vegetales que se usan durante la ingesta ritual, el antropólogo menciona a las más conocidas: ayahuasca; cebil; san pedro o wachuma; toé o floripondio; chamico; canelo; epena y coca (Sudamérica); peyote y hongos psilocibios (Norteamérica y Mesoamérica) y tabaco (en todo el continente).
_ ¿En qué se distinguen las plantas medicinales de las sagradas?
_ Las plantas medicinales son todas aquellas que tienen propiedades curativas -de hecho prácticamente todas las plantas las tienen-. En cambio las plantas sagradas si bien son también medicinales se distinguen por tener el plus de ser psicoactivas, es decir el posibilitar los estados ampliados de consciencia que permiten a los pacientes -y a los chamanes- acceder a los otros planos de la realidad en los cuales y/o desde los cuales se realiza la curación.
_ ¿Por qué no es adecuado llamar alucinógenas a estas plantas?
_ Desde hace muchos años he desechado el término “alucinógeno” para definir a estas plantas, término que lamentablemente aún se sigue usando en ciertos ámbitos académicos de la Argentina, a mi modo de ver en forma equivocada, ¿por qué? porque confunde la connotación patológica que tiene ese término con el sentido espiritual, ceremonial y curativo que, por el contrario, el uso de estos vegetales tiene entre los indígenas. El término alucinógeno -equiparable a drogas- deriva de alucinación, que implica delirio, percibir cosas inexistentes. Y todo aquel que alucina es considerado como un alterado o un enfermo. Una cosa son las drogas y sus implicancias y otras estas plantas, cuyo sentido y alcances no tienen nada que ver con aquellas. Las plantas nos permiten tomar contacto -de acuerdo con la concepción indígena de la realidad- con otros planos y dimensiones que en estado ordinario de consciencia no tenemos acceso.
Utilizo el concepto “plantas sagradas” porque es el que usan los indígenas. Se las llama también -y son denominaciones correctas- “plantas maestras” (porque enseñan); plantas psicoactivas (por lo que explicamos en la pregunta anterior) o bien “enteógenos” (este último término, cuyo uso en círculos científicos se ha extendido en los últimos años, fue acuñado en 1979 por Gordon Wasson, Carl Ruck, Jeremy Bigwood, Dany Staples y Johnattan Ott para reemplazar al cuestionado “alucinógeno”. Etimológicamente significa “que genera a Dios en nuestro interior”, idea bastante cercana a lo que sucede, al tener la vivencia de lo sagrado).
_ ¿Qué efectos se producen al modificarse los estados de la conciencia?
_ El efecto de la modificación de los estados de conciencia es la ampliación de la percepción, posibilitando que el paciente tome contacto con los otros planos y/o dimensiones de la realidad, concepción que es propia de las milenarias cosmovisiones indígenas (el mundo occidental y la ciencia están llegando muy de a poco a esa misma conclusión). El acceder a estos diferentes planos y/o dimensiones implica para la persona interactuar con seres, entidades, espíritus y diversos fenómenos que allí se manifiestan. Pero lo principal que sucede en estos estados ampliados de conciencia es que el espíritu de la persona interactúa con el espíritu de la planta que ha sido ingerida, posibilitándose en ese encuentro de dos seres vivos (la persona y la planta) y sus respectivos espíritus, propiciando la curación.
El futuro de la medicina ancestral
_ ¿En los últimos años, nota más interés por las plantas sagradas en el mundo científico?
_ Sí, definitivamente. Sucede que no hace mucho tiempo que occidente ha “descubierto” las extraordinarias propiedades de estas plantas y muchos ámbitos del mundo científico se están ocupando de investigar estos poderosos vegetales, no sólo los académicos (Antropología, Biología, Medicina, Psiquiatría, Etnobotánica, etc.) sino los laboratorios fabricantes de medicamentos, interesados por cuestiones comerciales en este conocimiento.
_ ¿Es posible articular las medicinas tradicionales con las occidentales?
_ Por supuesto; es más, ese para mí es el futuro de esta cuestión. Lo que sucede es que no en todos los países se está avanzando de la misma manera. En muchos de ellos los chamanes son legitimados como “médicos vegetalistas” y existen centros de salud de primera línea en donde se articulan ambas medicinas (Colombia, Perú, México, Bolivia, entre otros). En cambio en Argentina esto viene con mayor lentitud, de hecho recién en los próximos meses está por habilitarse el primer Centro de Salud Intercultural del país (provincia de Neuquén). El punto crucial de este tema es que aquí la medicina académica no ha aceptado del todo que existen otras formas de curar y que lo importante es estimular la complementariedad de las medicinas.
_ ¿Qué proyectos vinculados a la salud multidisciplinaria existen en Argentina?
_ Existen variados proyectos, especialmente ligados a lo que se denomina genéricamente como Salud Intercultural, pero lo que no apreciamos aún es la implementación de políticas públicas dirigidas a concretar una efectiva complementariedad de las medicinas. Estas políticas públicas deben ser acompañadas además (y/o a la inversa) por una toma de conciencia de la sociedad acerca de la importancia y vigencia de las medicinas ancestrales. Ambas cosas, toma de conciencia de la sociedad y políticas públicas acordes, evitarán que los actualmente saludables proyectos en esta materia dejen de ser iniciativas aisladas.
_ ¿Los rituales, según la cosmovisión originaria, son similares al exorcismo?
_ No, precisamente porque unos responden a la cosmovisión originaria mientras que los otros se inscriben en la religión católica. Si bien existen algunos puntos de contacto, la diferencia entre ambas técnicas y prácticas están basadas en dos concepciones distintas del mundo y de la vida.
_ ¿La introspección como eje de la identidad significa un retorno hacia la espiritualidad?
_ Sí. Es imposible separar a las cosmovisiones originarias de la espiritualidad. El mundo indígena es esencialmente espiritual, incluyendo en esta perspectiva a la medicina ancestral, cuyo concepto central es que la enfermedad es el producto de un desequilibrio espiritual de la persona y cuya restauración -es decir, la curación- se logra a partir de hacer regresar a la persona a su eje.
“Revival étnico”
_ ¿Qué signos o sucesos hay de los nuevos paradigmas?
_ Lo que más destacaría es que hay una suerte de “revival étnico”, por el cual un número creciente de personas revalorizan a las cosmovisiones de los pueblos indígenas, rescatando de ellas sus principales valores, muy aplicables para la situación de crisis en que se encuentra la especie humana y el planeta : el cuidado de la Madre Tierra, nuestro hogar; la pertenencia y conexión profunda con el universo; el respeto por todos los seres vivientes, incluidos los animales y las plantas; el respeto de los mayores y los niños; la recuperación del sentido comunitario de la vida.
_En el artículo “Lo sagrado y los límites de la ciencia”, usted habla de la falta de respeto hacia los cuerpos indígenas momificados, ¿cuál es la situación actual y qué otros límites aún no se respetan?
_ Afortunadamente en este campo se están registrando avances, incluyendo la sanción de leyes de avanzada. Son varios ya los museos del país que han retirado de sus vitrinas los restos humanos e inclusive se están restituyendo algunos de ellos a sus comunidades de origen. En la arqueología se está debatiendo la continuidad o no de ciertas investigaciones que impliquen el tocar las sepulturas, a lo sumo que ello deba hacerse con el consentimiento de las comunidades indígenas involucradas.
Con respecto a los otros límites que aún no respeta la ciencia están ligados creo que a lo anterior (hay aún muchos restos en los depósitos de los museos, se continúan haciendo prospecciones arqueológicas sin consulta a las comunidades, etcétera), pero en líneas generales diría que aquí es importante tener en cuenta el aplicar el principio -puesto en práctica en muchos países- de la consulta previa, que es el derecho que tienen los pueblos indígenas cuando se toman medidas (ya sean ellas legislativas y administrativas) o cuando se vayan a realizar proyectos, obras o actividades dentro de sus territorios, de estar debidamente informados, a fin de que sea tenida en cuenta su integridad cultural, social y económica y esté garantizado el derecho a su eventual participación o no en aquellos emprendimientos
Nota: Matías Gómez.
Foto: Gentileza.
Corrección: Mariano Pennisi.