ARTE Y PENSAMIENTO
“Aprender en el acontecimiento”
La pedagoga Amanda Lucero presentó su obra que, mediante un abordaje filosófico y vivencial, plantea el problema de descubrir y crear nuevos modos de vivir en el mundo moderno.
Egresada en Ciencias de la Educación de la UBA, donde además fue docente, Amanda Lucero cuenta con postgrados en Psicopedagogía clínico situacional, Filosofía contemporánea y Psicodrama. El sábado pasado, a las 20:00, en la oficina de Turismo, presentó su libro “Aprender en el acontecimiento”.
“San Luis y yo nos elegimos mutuamente. Al libro lo presenté la semana pasada, el 12 de septiembre, en Buenos Aires, en Vicente López que es el barrio en el que vivo. El concepto de Puntanidad creció desde “Aprender en el acontecimiento” y el concepto de “estar siendo” creado por el filósofo argentino, Rodolfo Kusch. Esta articulación, hace que piense la Puntanidad como una identidad singular y múltiple a la vez, que tiene como eje re-accionar contra los intentos imperiales de dominio y de ejercicio del poder hegemónico.
Lo activo y positivo de la Puntanidad está en la creatividad singular y colectiva a la vez que se puede experimentar recorriendo este territorio. “Yo diría que es un territorio que propicia la libertad expresiva. Pero aclaro que este trabajo de pensamiento está en proceso”, indicó la autora.
“El libro se gestó en el año 2002; en el 2004 ya estaba escrito, y lo guardé. Lo retomé en el 2014: quité 100 páginas que ya no hacían falta. Y esto sucedió, pues la evolución creadora de la sociedad y los tiempos, se habían encargado de hacer circular en la sociedad y sobre todo en América lo que allí estaba escrito. Especialmente en la cuestión artística y ético-política”, explicó. Durante la presentación, también expuso sus cuadros el artista plástico Emiliano Mabromata, quien es hijo de Amanda.
_ ¿Qué factores impiden aprender en el acontecimiento?
_ Articulo los factores con las situaciones. Los seres estamos constreñidos a aprender de las experiencias ajenas, y en tiempos externos también. Si no fuera así, no tendríamos lenguaje escrito; y ni qué pensar en el despliegue de la ciencia y las tecnologías que justamente nos permiten usar este sistema de comunicación. La idea principal del libro es que somos interiores al tiempo (gracias a los avances de la física y la química ya no podemos negarlo, pues es algo sabido y experimentado por los pueblos originarios de todo el planeta). Nosotros nos encontramos descubriendo (lo que estaba oculto por la ciencia de la modernidad) y creando (lo que estaba penalizado por las creencias hegemónicas) nuevos modos de vivir en esas singularidades individuales y colectivas a la vez (que es una vida, en La Vida). En una palabra lo que impide aprender en el acontecimiento son las ideas hegemónicas, y el modo patriarcal de vivir.
_ ¿Por qué eligió la palabra “acontecimiento” para el título en vez de “ahora”?
_ “Ahora” es una palabra que dice el momento presente; casi diría que es una palabra rígida, diferencia el antes del después. Coloquialmente muchas veces decimos “ahora luego”, “ahorita nomás”, etc. “Acontecimiento” es un concepto filosófico muy rico, pues alude a una temporalidad muy amplia; sencillamente se puede decir que los acontecimientos se expresan en los verbos en infinitivo, y conlleva un sentido; por eso “Aprender en el acontecimiento” y no “aprender ahora”. Diferencio el concepto acontecimiento de su uso coloquial como “lo excepcional”, que sería dicho así: “Aprender del acontecimiento”, esto está desplegado en el libro, pues es su corazón.
Acerca del oficio de escribir, Lucero contó: “Al salir de la secundaria ponía la música de Astor Piazzola y escribía cuentos sobre Buenos Aires y sus personajes. A mi infancia y parte de la adolescencia la viví a cuatro cuadras del Obelisco; eso hizo que naturalmente conociera el centro de la ciudad, su ritmo y sus aromas y colores; en una palabra, su humor gris”.
Entre los libros que frecuenta, la autora menciona a “La gaya ciencia”, de Friedrich Nietzsche; “La rueda del tiempo” de Carlos Castaneda; y “La América profunda”, de Rodolfo Kusch.
Con el fin de “descifrar y dar sentido a los signos que emiten lo seres, la vida y el mundo”, a lo largo de 175 páginas, “Aprender en el acontecimiento”, resuena con pensadores como Deleuze, Foucault, Anabel Lee Teles. Asimismo, contiene imágenes, canciones y algunos juegos.
_ ¿En su libro a qué se refiere con “amorosidad”?
_ Tengo investigado (aunque todavía no es un libro) un material muy rico, que da cuenta de la relación de las mujeres y los hombres. En dicha investigación teórico-asistencial, observé que el amor estaba connotado por una emoción inasible, que me atrevo a afirmar, que esta descripta por toda la colección de boleros, todos los tangos, y actualmente todas las cumbias, con el agregado de su alusión más o menos explícita a la conflictiva sexual. A la otra vertiente del amor se la habían apropiado las personas capaces de sacrificarse por amor, o era algo tan puro y excelso que solo los santos y santas podía ejercerlo. Entonces apareció este concepto, “amorosidad” que está gestado y es factible de ser experimentado por todos. Es algo asible, que está presente y se sostiene en relaciones de respeto, amabilidad, de seres que son capaces de escuchar, de decir palabras positivas de desarrollar acciones constructivas. En pocas palabras la “amorosidad” propicia relaciones maduras, pacíficas y equilibradas.
Lucero además practica tensegridad, improvisación musical, teatro y canto con caja.
_ ¿Qué es la tensegridad y hace cuánto que la practica? ¿Qué resultados nota desde entonces?
_La tensegridad (concepto creado por Buckminster Fuller) es un modo actual de nombrar los pases mágicos de los antiguos chamanes de una zona de México. Los pases mágicos propiamente dichos son movimientos energizantes, que el antropólogo Carlos Castaneda sintetiza y explica a mediados del siglo XX. Personalmente lo practicamos (siempre en grupo) desde hace catorce años. Su práctica va un poco más allá de resultados medibles; lo primero que se siente es mayor energía, y en lo que a mí respecta me da alegría. Su práctica se apoya en tres pilares: en la redistribución de la energía, en aprender a acecharse a uno mismo, y en la recapitulación.
“Percibimos una complejidad que marea, abisma, aturde, e inmediatamente sin darnos cuenta descartamos esa percepción y nos convencemos de que estamos equivocados. ¿Qué nos sucede? Que el cuerpo nos duele y reclama, y a pesar de ello seguimos acumulando repeticiones y las llevamos como una pesada carga”, sostiene Amanda en su libro.
_ ¿Cree que actualmente se está volviendo a respetar la mirada integradora de los pueblos ancestrales?
_ Estoy convencida de que los descubrimientos y la distribución de la información de lo más avanzado de las ciencias más duras, proveen un respaldo respetado y respetable para mirar y escuchar y por lo tanto escribir sobre los pueblos ancestrales (de todo el mundo). Esto crea una condición de posibilidad para hacer visible y audible dicha integración. Y la otra condición es que los conocimientos y las sabidurías naturalmente son ocultadas y/o disfrazadas para sobrevivir en épocas de represión, dominio colonial, patriarcal o de sistemas políticos excesivamente rígidos.
Más que la superación personal, “Aprender el acontecimiento” reafirma el pensar colectivamente. Recuerda, a la vez, que la filosofía no pertenece exclusivamente a las aulas, ni la espiritualidad a los templos, y que lo cotidiano es un sagrado misterio.
Nota y fotos: Matías Gómez.
Corrección: Mariano Pennisi.
Contenidista: Cecilia Sosa.