LITERATURA PUNTANA
Liliana Mainardi y el paisaje de la poesía
La escritora vive hace 11 años en Cortaderas y prepara su segunda obra, nutrida por el silencio y el contacto con la naturaleza.
“Otro otoño asoma/ en el color de la gramilla. / Los pastos altos delataban las cabezas que corrían/ tras el piolín del barrilete. /Correr sin importar los cardos/ el ardor de pisar hormigas coloradas. /Atrapar el barrilete/ remontarlo. / Por la calle de tierra/ los pastos funden mis pisadas/”, inicia Liliana Mainardi su libro “Río Adentro”.
De familia viverista, Liliana nació el 10 de junio de 1972, en Tortuguitas, provincia de Buenos Aires. Vive en Cortaderas hace 11 años. “Del lado de la sierra, en pleno monte, rodeada de árboles, todos autóctonos y lleno de pajaritos. Mi familia se compone por mi marido y mis dos hijos. Tengo cinco perros y dos caballos”, se presenta. Hasta en un poema plasmó su cariño por los mejores amigos del hombre: “Ser humano es casi imposible sin la sombra de un perro”.
Sus primeros escritos brotaron por el paisajismo. “En el año 92, podría decirse que las primeras notas hablaban de plantas y flores en las diferentes estaciones, también notas más técnicas relacionadas al paisajismo. Con el tiempo he descubierto que la narrativa poética venía sumergida entre el paisaje circundante. En el año 1997 inicié un taller literario con Cristina Domenech y a partir de ese momento fue un antes y un después en la escritura. La escritura, como una sombra, me acompaña desde entonces”, cuenta Liliana junto a su hija Julieta.
Tras años de garabatear, finalmente publicó este año su primera obra titulada “Río Adentro”, con fresca resonancia natural. “‘Río Adentro’ tiene 10 años y ‘Surco Abierto’ es un libro que también tiene sus años y se encuentra en este momento en proceso de edición. Actualmente estoy escribiendo mi próximo libro que me tiene con la pluma en mano”, comparte la paisajista, quien dice que aprovecha esta etapa del año para escribir porque en el verano se dedica de lleno a tareas turísticas.
“Creo que una de las misiones de la poesía es despertarnos pequeños instantes y en esa apertura poder disfrutar de algo que está ahí ante nosotros. La literatura me ha puesto de misión trasmitir la palabra a través de la poesía, crear un puente para unir. La misión sería conectar a la gente con las plantas y pájaros que tanto adoro”, expresa.
Liliana además coordina encuentros literarios. A cada espacio de lectura, asisten autores de localidades como Villa Larca, Cortaderas, Los Molles, Carpintería, Piedra Blanca, Santa Rosa, Naschel, Merlo, entre otras. Con el grupo han visitado diferentes escuelas para difundir las actividades literarias en la zona.
“Este año, por ejemplo, la Escuela Primaria Nº 435 ‘Pueblo Comechingón’ está participando del VII Festival de Poesía. También en todas las reuniones nos acompaña la `Mesa abierta de libros’ en la cual participan diferentes escritores de San Luis, Buenos Aires y Córdoba”, comenta.
_ ¿Se puede vivir de lo que se escribe actualmente?
_ Es un poco complicado, francamente no lo creo, pero lo importante es seguir escribiendo y editando lo más posible. Es una forma de darle vuelo a las palabras para que lleguen a donde tengan que llegar. Esa es la recompensa, tratar de mejorar un poquito lo que podamos, desde nuestro lugar.
_ En su obra pone énfasis en la naturaleza, en vez de las emociones humanas, ¿por qué?
_ En realidad, a través de la metáfora, a veces es más sencillo plasmar las emociones, y también me resulta una forma de acercamiento de la naturaleza hacia el ser humano.
_ ¿Qué la inspira del paisaje puntano para escribir?
_ Lo que me llega del paisaje es el silencio, me interpela.
_ ¿A cuáles autores vuelve seguido?
_ Siempre vuelvo como dice un poema -“Vuelvo a la raíz, para florecer cada primavera”-. Hay escritores que me han marcado, como Hugo Mujica, Leonardo Martínez, José Carlos Gallardo, María Cristina Santiago, Alejandra Pizarnik, Antonio Cisneros, hay muchos. Y de los puntanos me gustan Antonio Esteban Agüero, Polo Godoy Rojo, Berta Elena Vidal de Battini y León Benarós.
“Escalar la montaña/ es juntar las manos con el cielo. / Tocar el cielo, ser un ave/ que se despluma allá en lo alto/”, poetiza.
Como los haikus o poemas breves japoneses, las estrofas de Mainardi ahondan lo simple.
Nota y fotos: Matías Gómez.
Corrección: Berenice Tello.