PUNTANIDAD

Jerónimo Castillo, el poeta de sonetos atemporales


Jubilado y a punto de recibirse como abogado, el autor publicó este año su obra número 19, titulada “Pensador furtivo”. Castillo además señala los factores que históricamente influyeron en la identidad sanluiseña. “La Puntanidad se construye con la sinceridad en el actuar, la convivencia y el afecto”, destaca.

Jubilado y a punto de recibirse como abogado, Jerónimo Castillo publicó este año “Pensador furtivo”.
Jubilado y a punto de recibirse como abogado, Jerónimo Castillo publicó este año “Pensador furtivo”.
Jubilado y a punto de recibirse como abogado, Jerónimo Castillo publicó este año “Pensador furtivo”.

Jerónimo Castillo nació en Luján de Cuyo (Mendoza) el 30 de septiembre de 1943. Hijo único, a los once años vino a San Luis. Estudió en el Colegio “Don Bosco” hasta tercero y luego culminó en la nocturna del ex Colegio Nacional, hoy “Juan Crisóstomo Lafinur”.

Influido por los salesianos, Castillo estrofa su música interior desde la adolescencia y a los 30 publicó su primer libro. Desde entonces alumbró 18 más. Su última obra editada este año se llama “Pensador furtivo” y contiene sonetos. Muchas de sus publicaciones están también en formato digital.

Padre de tres hijos, casado con Clelia hace 48 años, y jubilado, en la actualidad el escritor cursa las tres últimas materias para recibirse como abogado en la Universidad Nacional de San Luis, sede Villa Mercedes. Ha sido además compilador, columnista, colaborador, conductor radial y jurado literario. Escribió para revistas de Chile, Perú, Estados Unidos, Venezuela, Cuba, entre otros países.

Aparte de trabajar en tres bancos y, durante 22 años, en diferentes áreas del Gobierno puntano, Castillo fue administrativo de una bodega vitivinícola, camionero, y su primer pago lo recibió como peón de pico y pala en una empresa vial.

“Asocio tu vendimia a mi niñez,/ pues quiero regalar tu sentimiento/ con voces de nostalgia en las que siento/ vibrar tu pensativa robustez./ Un vino de verdad, vino que aciertas/ la cálida corriente de mi fluido/ del vamos, como quien sabe las puertas/ y llena los espacios del latido./Me alientas, me confundes, desconciertas/ si busca su consuelo el pecho herido/”, describe en el poema “Canto al vino de Jerez”, de su libro “Minotauro”.

Rodeado de libros en el estudio de su hogar, Castillo abre sus brazos para aclarar: “Si nos rotulamos puntanos y le damos al término Puntanidad una característica que nos diferencia de otros lugares, el gentilicio adquiere una significación que nos sirve de bandera, pero también existe el orgullo sanjuanino, mendocino, etc.”

En  su libro “La Puntanidad”, el folclorólogo Jesús Liberato Tobares detalló el perfil del puntano histórico: Amor a la tierra, religiosidad profunda, vocación docente, hospitalidad y sentido de libertad.  Antes, Víctor Saá también expuso algunos rasgos distintivos de la psicología del puntano: sencillez, valor, bondad e inteligencia.

_ ¿Qué aristas ve usted en los conceptos de Puntanidad esbozados por Víctor Saá y Liberato Tobares?

_ Han caído un poco por la globalización. Estamos más dependientes de ciertos elementos que antes no teníamos. Se ha perdido la artesanía, la tertulia, la visita domiciliaria, el diálogo con los hijos. Como dice una profesora: el hombre ahora se mira el ombligo y el celular.

_ ¿Cree que el mundo moderno nos está quitando el goce por el silencio?

_ Indudablemente. Estamos perdiendo la capacidad de apreciar el silencio. No sé si está bien o mal, porque hoy quien no se adapta queda entre los marginados. Soy de los que abogan por el silencio, el papel, me gusta llevar los libros bajo el brazo.

_ Liberato Tobares, ante la globalización, dice que se vive en un tiempo desacralizador de la vida.

_ Yo no sería tan drástico porque cuando uno desacraliza es como que rompe una creencia o un sacramento. Creo que hay que contemporizar. Hay que seguir creyendo en la sacralidad pero actuar conforme a las circunstancias.

El escritor fue alumno de Víctor Saá, en el Colegio “Don Bosco”, en la cátedra de Historia: “San Luis tuvo una vocación por apoyar la nacionalidad naciente. Fue el primer cabildo que reconoció el grito libertario de Mayo. Estábamos en una puja: entre sacarnos la tradición de la Capitanía General de Chile o incorporarnos a las provincias del Río de la Plata, entonces había que mirar para el oriente y no para el occidente. Hubo acciones chilenas tratando de recuperar estas tierras, hasta quisieron tomar la ciudad de San Luis”.

Castillo dice que por los aportes para la campaña libertadora del general San Martín “San Luis se transformó en una sociedad de mujeres y niños”. En este sentido, el historiador José Villegas apunta que de los 476 granaderos del regimiento 204 eran de San Luis.

Después de la contribución al ejército sanmartiniano, el poeta señala dos factores que influyeron en la población puntana: las cosechas y las escuelas de maestros. “Toda la Patagonia ha sido alfabetizada por maestros puntanos. Sistemáticamente hubo éxodo de hombres al servicio de la Nación y esto drenaba la fuerza productiva de San Luis. No había industrias. Lo único que se conocía a principios del siglo anterior era la industria manufacturera. Un gobernador dictó un decreto para que se erradicaran todas las viñas que había en la ciudad de San Luis”, indica Castillo quien agrega que desde Río San Luis hacia el antiguo frigorífico Río Seco había viñas y bodegas. Las quintas y las huertas en los incipientes barrios puntanos, según expone, también fueron constituyentes de una identidad. “Luján era el centro cítrico más importante después del Litoral. En Balde la sacada de la salina se cargaba en el ferrocarril y la gente vivía en un barrio en las Salinas del Bebedero. Justo Daract era un núcleo ferroviario en el centro del país”, enumera el ex director de Minería de la provincia. Castillo señala que el panorama cambió, entre otras medidas, por el cuidado de los recursos, la reforestación de la provincia, y la implantación de diques.

El estilo lírico de Castillo es consonantado, nutrido principalmente por escritores del siglo de Oro español.
El estilo lírico de Castillo es consonantado, nutrido principalmente por escritores del siglo de Oro español.
El estilo lírico de Castillo es consonantado, nutrido principalmente por escritores del siglo de Oro español.

Para el escritor, la Puntanidad se construye: “Simplemente con la sinceridad en el actuar, con la convivencia, con el afecto. Los pueblos andinos son mucho más afectos a su tierra. Nosotros ni nos acordamos de la Pacha Mama. Estamos muy compenetrados por ideas, estamos lamentablemente muy ocupados, no nos alcanza el tiempo”.

El estilo lírico de Castillo es consonantado, nutrido principalmente por escritores del siglo de oro español. El autor considera que el poeta es un testimoniador del pueblo y que la poesía debe contener atemporalidad.

“Y cuando logro izar el estandarte con que rearmo todos mis fragmentos, rindo tributo en soledad al arte”, poetiza en su obra “Horcón”.

_ ¿Soledad y angustia necesita el poeta para escribir?

_ Para el poeta son de siempre. Pero no necesariamente hay que tener soledad y angustia para escribir porque si no todos los poetas serían melancolía con patas.

_ En “Horcón” es una constante su deseo de volver. ¿A dónde cree que está volviendo siempre como poeta?

_ A mi propio interior.

Nota y fotos: Matías Gómez.

Corrección: Mariano Pennisi.

Contenidista: Cecilia Sosa.


Agencia de Noticias San Luis

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