DESAFÍO ECO
Viajan hacia el futuro: Jóvenes puntanos construyen un auto ecológico
Ocho estudiantes de la Escuela Técnica N° 4 “Fray Luis Beltrán” construyen un auto ecológico para participar por tercera vez en el campeonato argentino “Desafío Eco”. La primera fecha será el 17 de agosto en la ciudad de Buenos Aires. En total, son 992 participantes para 4 carreras, provenientes de las 24 provincias, más Uruguay y Guayana Francesa.
“Está precioso, parece un McLaren”, dice el profesor Omar Delicia, frente a la punta blanca del vehículo Nº 94 que le sacará el polvo a los cuatro circuitos del “Desafío Eco” 2015. Detrás suyo, en el taller de la Escuela Técnica N° 4 “Fray Luis Beltrán”, seis de los ocho alumnos elegidos acomodan las piezas metálicas, sueldan, martillean y se entusiasman.
“Nos re copamos, vinimos en las vacaciones”, dice Victoria Lucero, piloto junto a sus compañeros Elena Garricondo e Ignacio Gauna. Al resto del team lo forman Leandro Godoy, Martín Torres, Naomi Vilela, Riera Lucas y Alexis Ceballos. Todos son de quinto año con orientación en Electrónica.
“Cuando empezamos íbamos al taller del profe”, agrega. Delicia es técnico electromecánico con 40 años de antigüedad y ex corredor de rally. Tiene chapa de fierrero.
“Necesitamos mucha aerodinámica para no tener choque de viento”, ensaya Omar. “El año pasado corríamos descargando cinco amperes por vuelta y más o menos daba. Pero el problema son los circuitos, si tienen una subida gastan más electricidad, o por ejemplo, la muñeca del que corre para que no se entusiasme al acelerar”, bromea. “De todos modos, es la sumatoria de vuelta en una hora y media. A lo mejor se termina la batería en una hora pero diste más vueltas que los otros y ganás”, asegura Delicia, quien participó en las ediciones pasadas con la escuela y atesora en su taller los rodados anteriores que este nuevo equipo usa además para entrenar desde abril.
La organización les envió un kit compuesto por motor, tres baterías, reguladores electrónicos de velocidad, cargadores de baterías, neumáticos, llantas, y equipos de frenos. Al resto del auto ecológico lo completa cada equipo. Los estudiantes de la “Beltrán” apelaron a la generosidad de los padres, otros alumnos, y de la propia institución para construir un vehículo con horquillas de bicicletas, sillas y pupitres. A pulmón, con creatividad y prueba tras prueba, los competidores puntanos diseñaron los sistemas de dirección, frenos y la transmisión para el motor que, este año debe estar al costado de la cabina.
“En la primera competencia eran tres rodados veintiséis, la anterior eran cuatro con el motor incorporado a la misma rueda, ahora son cuatro también. De 80 o 90 autos hemos estado ‘veintipico’, competimos también con escuelas de carreras de auto, como la de Fangio”, aclara Delicia. “Estas no son carreras de velocidad sino de regularidad. No se pueden recargar las baterías durante la carrera y tenés que usar la estrategia. Las baterías son de 30 volts, 12 amperes y vienen en una caja”, explica.
Luego de ensamblar la cadena al motor, con el chasis a mitad de armado, los estudiantes encienden su máquina. Parece un karting pero no humea. Aseguran que alcanza los 40 km/h.
“De acá sacamos la energía”, grita Delicia mientras suena el auto aún sin capa de pintura. “Se acelera como una moto y este es un variador de velocidad, a medida que vas girando el manillar esto te va tirando la corriente que necesita el motor”, detalla. El acelerador diagonal es suave al tacto.
Antes de largar, los autos son medidos en una jaula y una rampa, según altura y peso máximo de 180 kilos con el piloto arriba. Por eso, es fundamental que durante la fabricación los alumnos respeten los reglamentos técnico y deportivo.
“Los reglamentos hacen a la formación de los técnicos que nosotros queremos sacar como egresados. Es decir, técnicos que puedan ajustarse a especificaciones de un manual, una empresa o un proyecto. La selección se hizo con un examen sobre los reglamentos que tomó el profesor”, indica la directora Andrea Páez.
“Se ha reciclado muchísimo material. Los chicos están súper entusiasmados. Desde el primer instante que nos convocaron nos pareció una idea fabulosa porque a través de este proyecto se pueden integrar muchos espacios curriculares y se logran muchísimas habilidades y competencias de los alumnos, desde el trabajo en equipo hasta conceptos de Física, Mecánica y Electrónica”, señala.
La directora también dijo que en mayo llegó el kit pero que comenzaron a trabajar desde antes con la idea, la selección de los alumnos, la investigación y las pruebas con los autos anteriores que ya tienen. Para esta edición, la escuela compró el caño estructural y la chapa del piso. Delicia estima que el vehículo ronda los $13 mil.
“Hemos aprendido a soldar, a usar la amoladora, de alineación, a usar el taladro. El profe nos dice que no tenemos que usar mucho el freno para no gastar batería”, sostiene Victoria. Cerca de ella hay un cuadro fotográfico titulado “La carrera del futuro”, donde aparecen los corredores ecológicos en el Circuito de Potrero de los Funes. Actualmente ahí se preparan los corredores sanluiseños. Durante la competencia nacional se regirán por normas del TC 2000.
Con el aval y la fiscalización del Automóvil Club Argentino (ACA), el campeonato comenzará el 17 de agosto en la ciudad de Buenos Aires; la segunda competencia se desarrollará el 30 en Termas de Río Hondo, Santiago del Estero; la tercera el 13 de septiembre en Santa Rosa, La Pampa, y la última fecha será el 4 de octubre en la ciudad bonaerense de Balcarce.
Participarán representantes de todo el país, de Uruguay y de Guyana Francesa. En total suman 124 equipos y 992 competidores para las cuatro carreras. Los estudiantes competirán entre sí en dos series clasificatorias y una carrera final. El que logre acumular la mayor cantidad de puntos se convertirá en campeón argentino de Fórmula Eco.
Próximo a alinearse, el vehículo Nº 94 de la Escuela “Fray Luis Beltrán” -todavía sin nombre ni logo definitivo- pronto despegará.
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Nota: Matías Gómez.
Fotos: Marcelo Lacerda.
Video: Gabriel Pascuali.
Edición: Maximiliano Bravo de Laguna.
Corrección: Mariano Pennisi.
