CELEBRACIÓN RELIGIOSA
Poggi agradeció al Señor de Renca y pidió por “la familia, la paz y trabajo de los sanluiseños”
Cuando la misa que se celebró en la puerta de la histórica iglesia Nuestro Señor de Renca terminó, el olor del incienso se sintió más fuerte y abrió el camino para que la imagen del Santo recorriera las cuatro calles que rodean, tal vez, la plaza más grande de San Luis. El gobernador de la Provincia, CPN Claudio Poggi, junto a su esposa, Sandra Correa acompañó la tradicional ceremonia del último día de las celebraciones religiosas que en esa localidad congregaron a miles de personas. “Que el Cristo de Renca y el Cristo de la Quebrada nos sigan iluminando”, dijo el primer mandatario.
El obispo Pedro Martínez presidió la misa que comenzó a las 10:30 y que como todos los años se hace al aire libre. La devoción de miles de fieles fue renovada en la mañana del domingo que comenzó fresca.
Como cada 3 de mayo el Santo salió a la calle (la única vez que lo hace en todo el año) para recibir las demostraciones de fe que sobrepasan las fronteras provinciales; y también los pedidos y los agradecimientos. “Vengo a agradecer por mi familia y a pedir por todos los sanluiseños, por más trabajo”, dijo el primer mandatario.
Asistieron la intendenta Esther Farina, los ministros de Gobierno, Justicia y Culto, Eduardo D´Onofrio, de la Vivienda, Cecilia Lucero; de Deportes, Carlos Rosso, de de Turismo y las Culturas, Liliana Bartolucci; intendentes, legisladores y funcionarios que se sumaron a los miles de fieles.
Cuando la imagen protegida en una estructura de mármol comenzó a transitar la calle Granadero Franco, se levantaron los pañuelos que este año tuvieron una simbolización especial: recordaron a Josefa Acosta, una habitante del pueblo que cumplía sus promesas entregando rosarios gratis a los fieles y confeccionaba pañuelos blancos y amarillos, también para entregarlos sin costo y para que los fieles los usaran para saludar con la mano en alto el recorrido del Santo. Ella falleció pero su hija cumplió la promesa y confeccionó los pañuelos en su nombre para que un nuevo año estuvieran presentes.
“Venimos a pedirle al Santo que nos mire y que nos escuche, pero también a agradecerle que estamos en un lugar donde se puede vivir en paz y también los dones que hemos recibido. El Cristo nos bendecirá. Todos los que han venido al Señor y han pedido perdón, han vuelto perdonados”, dijo por su parte el obispo.
Cuando la vuelta a la plaza culminó, el último ritual fue alojar la imagen en la Iglesia para que todos los habitantes entraran y pudieran saludarlo. Allá adentro los colaboradores sacaron las flores que adornaron la estructura y las prepararon para luego entregarlas a los fieles.
Luego de saludar la imagen, el gobernador caminó las calles del pueblo y recibió el saludo de los feligreses.
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Nota: Catalina Ysaguirre
Fotos: Cristian Bastias
Video: Sergio Nieto