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Caminando por la guerra
Malvinas está considerada una de las últimas guerras convencionales libradas durante el siglo XX. Las batallas cuerpo a cuerpo entre las tropas argentinas e inglesas, donde la estrategia en el campo de combate fue determinante en el resultado de la guerra, dio paso a la aplicación de las las nuevas tecnologías relacionadas con la producción de armamentos, esta revolución militar produjo cambios en las estrategias de combates.
Todavía están frescas las imágenes de la guerra de Irak, en 1991, cuando los ataques de EE.UU eran transmitidos por la CNN en un formato similar al de un videojuego, las guerras comenzaron a librarse a distancia, los medios lo reflejan de un modo pasteurizado y quienes las sufrían eran víctimas del horror.
Los veteranos sanluiseños de Malvinas recorrieron, durante la tercera jornada de la visita que están realizando a las Islas, los campos de combate donde las tropas argentinas intentaron contener el último embate inglés, previo a la recuperación británica de Puerto Argentino.
Londres, Kent, Dos Hermanas o Howards son algunos de los montes que rodean un extenso valle cercano al único centro urbano desarrollado en Malvinas. Estos cerros representaban la última barrera para ingresar a Puerto Argentino desde la bahía de San Carlos, lugar donde las tropas reales desembarcaron. En estos montes, la infantería y artillería argentina intentó repeler el avance imperial. Los resultados de aquel intento son, desde hace 33 años, conocidos por todos.
La caminata por los cerros se realiza por terrenos húmedos, la vegetación predominante es una pastura espesa que no supera los 40 cm de altura, ésta no impide el andar de quienes lo atraviesan, pero esconde en su interior el agua helada característica del sur, la misma que mantenía mojados, con temperaturas bajo cero, a los soldados durante la guerra.
Los restos de dos helicópteros argentinos, derribados por aviones Sea Harrier, generan una enorme sensación de angustia cuando aparecen en la pradera malvinense. Saber que quienes lo ocupaban resultaron ilesos del ataque recibido, genera alivio y trae a la memoria una frase de uso popular: “Lo importante es que no haya pasado nada, los fierros se arreglan”.
Orlando Díaz es uno de los veteranos que recorre el lugar, narra con precisión los hechos ocurridos en aquellas batallas de la zona de combate que se encuentra recorriendo.
El modo en que actuaban las patrullas, la emboscada recibida en el Río Murray, desde donde atacaban los helicópteros y como se desplazaban los aviones, el relato incluye el modo de desplazamiento de las tropas británicas y como se intentaba repeler el ataque inglés. El tono preciso y monocorde, más apropiado de un comentarista externo que de un protagonista del hecho, desaparece cuando recuerda a su compañero caído, la frialdad del relato estalla en llanto cuando habla de Mario Antonio Cisneros, “el mejor comando que vi en mi vida”, así lo define cuando logra reponerse de la angustia del recuerdo.
Durante las caminatas, el clima entre los veteranos puntanos fue más distendido en relación a los días anteriores. La visita a Darwin fue el bálsamo necesario que necesitaban estas almas para empezar a cicatrizar las heridas que llevan desde hace 33 años, fue el desahogo que permitió comenzar a disfrutar de una experiencia colectiva que todos definen como única.
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Enviados especiales:
Nota: Diego Masci.
Fotografía y edición: Marcelo Lacerda.
Video: Diego Masci – Marcelo Lacerda.