33 AÑOS DESPUÉS, VUELVEN A LAS ISLAS
Una tarde en el museo
La ansiedad que la mayoría del grupo de veteranos de Malvinas viven mientras esperan abordar el vuelo hacia las Islas, a partir de las 13:25 del sábado, hizo que cada uno busque el modo más creativo para acelerar imaginariamente el reloj hasta el momento de la partida.
Algunos eligieron rondas de mates en las habitaciones del hotel que los cobija en la capital de Santa Cruz. Los más inquietos decidieron recorrer el centro de la ciudad patagónica, los olvidos por la ansiedad de la partida o la búsqueda de ocupar el tiempo ocioso, se subsanaron con interminables rondas por las céntricas calles San Martín y Néstor Kirchner.
Entre las opciones generadas para calmar la espera, un grupo de veteranos sanluiseños decidió visitar al Museo “Malvinas Argentinas”. Luego de recorrer el lugar y dialogar con sus pares santacruceños, Hugo Bertolini, excombatiente mercedino, quien participó en la guerra como cabo principal de la Fuerza Aérea Argentina, compartió: “Cada vez que encontramos algo referente de Malvinas nosotros lo visitamos para ver cómo manejan el museo, qué es lo que han conseguido, cómo lo han presentado, para de ese modo poder mejorar el nuestro. Además, aprovechamos estos encuentros para mejorar el vínculo con los veteranos de guerra del lugar”.
Hugo, junto a un grupo de veteranos mercedinos lleva adelante el Museo de Malvinas de Villa Mercedes. Habla apasionadamente sobre su museo y las diferencias con el santacruceño. En medio del vértigo para referirse al tema se detiene abruptamente con una sola pregunta: ¿Cómo se viven las horas previas, estas pocas horas que quedan para llegar a las Islas Malvinas, después de tantos años de espera?
El dialogo, centrado en el pasado que representan los museos, se transformó en un relato sin pausa sobre lo que les depara el futuro inmediato. “Toda la tranquilidad que teníamos en el viaje, se está transformando en tensión, queremos ver con qué nos encontramos, qué cambios hay en Malvinas, y qué siente cada uno al pisar tierra en las Islas. Uno lo nota con la gente, cuando habla, que desde hace unas horas aparecieron los nervios, la tensión; falta muy poco para volver al lugar donde estuvimos hace 33 años”, expresó.
La charla sobre el museo, no volvió a ocupar la atención en el diálogo con Hugo. Él, al igual que el resto de sus compañeros, sigue buscando motivos que les permitan calmar la ansiedad del reencuentro tan esperado. Faltan pocas horas, la espera comienza a llegar a su fin.
