TRAGEDIA EN UN TAXI
La muerte del chofer y de la pasajera fue por “asfixia por intoxicación por gas”
Tanto Francisco Pérez, el chofer del taxi, como Nilda Mercau, la pasajera; murieron ayer a la mañana dentro del vehículo por “asfixia por intoxicación por gas”; según detalló la Policía tras la realización de la autopsia de los cuerpos.
Pérez de 69 años de edad y vecino del barrio Félix Bogado, y Mercau de 61 años, quien vivía en el barrio 544 Viviendas; fueron encontrados sin vida en un taxi que se quedó anegado en la intersección de Salvador Segado y la Ruta Provincial Nº 3, minutos después de las 8:00 de la mañana y luego de una torrencial lluvia.
El auto, un Chevrolet Corsa con licencia de taxi 243, al momento de cruzar por esa esquina, habría sufrido un problema en la combustión que motivó que el gas, con el cual funcionaba el rodado, fuera inhalado sin intención por ambos ocupantes. La muerte les habría sobrevenido a ambos en cuestión de minutos, previo a desvanecerse, detalló Relaciones Policiales.
A la hora del hecho llovía y el agua que corría por ambas calles confluía en esa esquina. Eso hizo que el auto fallara y con sus ocupantes desvanecidos comenzó “literalmente a flotar” por la calle, atascando el mucho tránsito que circula por ese lugar y a esa hora.
Personal de la Municipalidad de San Luis, que en ese momento circulaba en una Unidad Forestal por el lugar, “corrió el auto hacia un costado y allí encontró los cuerpos sin vida minutos antes de las 9:00”, se supo luego.
En el lugar del hecho se hizo presente el juez Jorge Eduardo Sabaíni Zapata y el secretario del Juzgado del Crimen Nº 2 Ariel Parrillis, quienes dirigieron la inspección ocular que efectuó la Comisaría Seccional 3ª, con jurisdicción en la zona. También hizo lo propio el médico policial Alfredo Samper Battini que certificó el deceso de ambos.
Cabe destacar que Nilda Mercau trabajaba en El Diario de la República en el sector de maestranza y desde hace 22 años formaba parte de la empresa Grupo Payné. Precisamente en el momento de su muerte se dirigía a cumplir con sus tareas laborales.
Por su parte, el taxista Pérez era apodado “Raviolito” y sus compañeros de la empresa donde trabajaba lo describieron como “una gran persona, solidario con todos y sobre todo un gran amigo”, dijeron.