Vuelta a España
Contador, el que más lo buscó
Pocos, por no decir nadie, pensaron que Alberto Contador sería campeón de la Vuelta a España justo dos meses después de su abandono en el Tour de Francia con una fractura de la meseta tibial de por medio.
Pero el ciclista madrileño está hecho de otra madera, prevaleció sobre la lógica y se presentó en la partida casi en muletas, convaleciente y rodeado por sus propios fantasmas respecto a la conveniencia o no de arriesgarse en el intento.
El resto es historia conocida y Contador hoy festeja su victoria, la tercera para su currículum en la gran ronda de su patria en la misma cantidad de participaciones. Un récord impresionante que además lo ubica en lo más alto de la tabla histórica de vencedores junto a Tony Rominger y Roberto Heras.
Con todo esto en perspectiva, es necesario analizar lo acontecido en el evento ibérico, que fue para el más fuerte, inteligente y, fundamentalmente, el que más se entregó por conseguirlo.
Contador se accidentó en la 10° jornada del Tour y cinco días más tarde, haciendo caso omiso de las recomendaciones médicas, ya entrenaba. En una pierna al principio, con el problema adicional del corte que se le abría en la zona y con la desventaja enorme en la preparación respecto de sus oponentes.
Así inició la carrera, a la que acudió buscando un parcial en la última semana y se fue con el máximo premio posible, añadiendo tintes heroicos a su victoria por todo lo antes citado cuando cualquier otro se hubiera quedado en casa hasta la siguiente temporada.
En lo deportivo, sin tener el equipo más fuerte ni su condición física ideal, el de Tinkoff primó por talento, experiencia y tesón, ese que lo llevó a superar un cavernoma cerebral congénito (malformación de una arteria) cuando era joven y ahora lo elevó un escalón más en el altar de los dioses ciclistas con seis grandes vueltas en su haber.
El dos veces visitante de San Luis, sorprendió a propios y extraños durante las primeras jornadas, en las que se dejó ver adelante, muy activo y en un estado de forma magnífico que puso en alerta a Quintana, Purito y compañía, escépticos ante lo que pasaba.
El error más grave de éstos vino después, ya que el de Pinto lejos de ceder siguió creciendo y ya no concedió regalos cuando quisieron atacarlo.Los pocos segundos que los demás pudieron recortar fueron en sprints de montaña por las bonificaciones, punto débil del campeón que tenía todo bajo control.
Les metió más tiempo en la contrarreloj y de allí en más se cuidó, asestando oportunos contragolpes en las etapas con arribo a Lagos de Somiedo y Ancares, puntos elegidos por Froome (único capaz de hacerle frente y recién en el tramo conclusivo) para seleccionar el pelotón. El inconveniente del nacido en Kenia fue que el gran Alberto no le dio un centímetro, soportó sus embates y lo remató en ambas llegadas, aumentando cada vez más la brecha.
La presencia de gente de altísimo nivel como Valverde, Purito Rodríguez o Quintana, los dos últimos viejos conocidos de los puntanos, agiganta todavía más lo hecho y es una muestra sólida del nivel del evento.
Contador fue un justo campeón de una carrera pareja como pocas en la que se dosificó a la perfección en lo deportivo y se exprimió al máximo en lo mental, aspecto clave sin el que no hubiera podido ser de la partida.
A modo de resumen, el madrileño hoy disfruta los réditos de su esfuerzo y los números también lo avalan, ya que encabezó la tabla principal (11 días) y la combinada, fue 2° en la montaña y 3° por puntos, sin olvidar que levantó los brazos en dos jornadas y fue top 10 en otras seis.
Con apenas 31 años e ingresando en la edad óptima para la práctica de este deporte, Contador propinó un golpe letal en lo psicológico de cara a 2015 al resto del pelotón, que fue testigo de una hazaña sin precedentes más propia del ciclismo de antaño.
Texto: Pablo Martín Palermo
Fotos: www.ciclismointernacional.com