BASQUET
Dicen que soy aburrido
Estados Unidos vapuleó a Serbia en la final y defendió el título que recuperó en Turquía 2010. Terminó invicto y ganando por 23 puntos de diferencia. Kyrie Irving la rompió y se consagró como el MVP del Mundial.
Fue un suspiro. Un espejismo. Una ilusión. Como quieran llamarlo. Ese comienzo de Serbia, con su básquet total y con Teodosic dirigiendo la orquesta, permitió pensar que tal vez los europeos podían pelear este duelo, pero nada más lejos de la realidad. Estados Unidos volvió a apabullar a un rival e hizo aburrida la definición del Mundial de España. Fue la segunda mayor paliza de la historia en una final. El 129-92 (+ 37) sólo quedó atrás del 137-91 (+46) de USA sobre Rusia en Canadá 1994.
Kyrie Irving fue la estrella de la noche madridista, con 26 puntos (6-6 triples). Y además se llevó el MVP del torneo e integró el quinteto ideal junto a Teodosic, Batum, Pau Gasol y Faried. Pero muchos la rompieron: Harden (23), Cousins (11 y 9 rebotes) y siguen las firmas. Fueron ocho los jugadores que hicieron al menos xx tantos. Es que en realidad Estados Unidos ha sido un equipo, de principio a fin, como le gusta a Coach K. Por eso no dependió de nadie y abrumó. La diferencia promedio en este Mundial ha sido de 23 puntos (récord de 10-0), aún lejos de los 37.3 que establecieron los Dream Team del 92 y 94.
Pero le alcanzó para defender, con autoridad, el título recuperado en el Mundial de Turquía y clasificarse para los Juegos Olímpicos. Una buena noticia para Argentina, que tendrá un rival menos para luchar por las dos plazas para Río 2016. Y pensar que nuestra Selección le ganó a un equipo con NBA en una semi olímpica y le sacó el invicto (en el 2002) de 58 partidos.
El comienzo fue el único momento de Serbia. Teodosic era un jeroglífico indescifrable para Curry, Bjelica mostraba su versatilidad y Raduljica sacaba diferencias. Los 15 primeros puntos fueron todos en la zona pintada y la diferencia era de 8 a los cuatro minutos. Miradas cruzadas de incredulidad y esperanza en el estadio. Pero Coach K pidió tiempo y todos cambió en minutos. Cousins, al ingresar por Davis (dos foules), cuidó mejor la zona pintada, la defensa presionó mucho más y el rival ya no tuvo pases ni tiros limpios. Fue un contraataque tras otro y el comienzo del show de Irving, devastador corriendo, penetrando y lanzando de lejos (15 puntos en el cuarto inicial). Fue un parcial de 28-6 para ganar ese período por 35-21 con un bestial 65% de campo.
Al toque empezaron a sumarse otros a la fiesta. Curry, con su tiro devastador. Rudy Gay, con su versatilidad, pese a tener el maxilar fisurado. La paliza se hizo baile cuando los lanzadores mostraron su mano de seda (11-16 triples en la primera mitad) y la ventaja ya era de 26 en el entretiempo (67-41). El segundo tiempo estuvo de más. En realidad, sirvió para demostrar la seriedad y determinación de los NBA, que nunca aflojaron ni cancherearon. Jugaron para dejar un mensaje: que Estados Unidos ha vuelvo a ser el rey de la selva.