ANÁLISIS DE LA DERROTA ANTE CROACIA
Una herida que en el Alma …
Argentina compitió de igual a igual contra Croacia, un rival más alto, completo y fuerte, pero perdió tras remarla con corazón durante todo el partido. La Selección, ahora con saldo de 1-1 en el Mundial, juega este lunes contra Filipinas, rival inferior pero peligroso. A las 17.30, por Canal 13.
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Se intuía como el duelo más difícil de la zona. Croacia, potencia mundial (cuarta en el último Europeo), se presentaba como un rival superior a Puerto Rico y un equipo más alto, fuerte y completo que Argentina. La Selección, si bien llegaba entonado tras la paliza del debut, había tenido menos descanso (18 horas) que los croatas y este combo se sintió en el Palacio Municipal San Pablo de Sevilla. El Alma jugó bien por momentos, compitió y puso el corazón empujado por los 2.500 argentinos, pero su adversario demostró ser más sólido y con mayores variantes. A los balcánicos les sale todo más fácil y Argentina, esta vez, necesitaba un gran partido. No lo hizo pese a la noche fantástica de Scola (30 puntos) y ráfagas de Campazzo (13 y seis asistencias) y Prigioni (8 y 5). Le costó defender (recibió 90 puntos, con 48% de campo y 39% triples) y tuvo baches en la creación de juego. Aún así dejó una buena imagen y ya no tiene tiempo para lamentarse. Este lunes, a las 12.30 (televisa Canal 13), el rival será Filipinas, un oponente inferior pero que ya complicó a Croacia.
Croacia largó más concentrado y agresivo, aprovechando que Argentina ponía demasiada atención en la marca del gigante Tomic (2m17) y del talentoso Saric (20 años, elegido en draft NBA). Y fue primero la mano de seda del zurdo Simon (tres triples) y luego la de Bogdanovic (dos) las que castigaron la decisión de Lamas de defender en zona luego de conversión. Ellos le abrieron espacios a Saric, que también preocupó en el primer cuarto (ocho). Argentina mejoró en ataque pero permitió 28 tantos, con 59% de campo. Fue negocio perder el cuarto por sólo ocho (28-20).
En el segundo cuarto la dinámica del juego cambió. Argentina ajustó sobre los tiradores, abandonó la zona y defendió con más ayudas, manteniendo el cuidado del rebote (14-17). En ataque se pasó mejor la pelota, encontró espacios para un desequilibrante Scola (hizo 14 en el período), apenas perdió tres pelotas y Campazzo demostró por qué ya es Crackpazzo (metió un golazo en la cara de un 2m13 y hasta una tapa). Gran parcial del Alma, que cerró abajo por sólo dos (44-46) tras estar abajo por 11.
Fue buen el inicio del ST, con un acierto de Lamas incluyendo a Leo Gutiérrez como titular para custodiar a Saric. Lo hizo bien, abrió la cancha y metió dos bombazos. Además, Scola siguió maniatando con su goleo hasta quedar a uno: 55-56. Pero, claro, llegó el momento de la rotación y el banco, esta vez, no estuvo a la altura, sobre todo cuando descansaron Prigioni (se perdió la ciencia y la claridad) y Scola (no hubo gol). Se sufrió al base Lafayette, Lamas eligió un quinteto polémico y el parcial final fue 9-0 para terminar recibiendo 29 tantos en el cuarto y quedar abajo por 12 (75-63). La defensa se cayó y se notó. Lo mismo que la fluidez ofensiva.
Argentina, ya perdido, fue al frente, se jugó la piel y arriesgó con la agresividad de Campazzo, la mano de Safar y la calidad de Scola. Metió al partido en un ritmo frenético y se acercó a cinco, jugando desde lo emocional (tremendo tapón de Chapu a Tomic) y empujado por el show de aliento que armaron los 2.500 argentinos. Pero Croacia no flaqueó como en el pasado. Mantuvo la frialdad y la tranquilidad para ejecutar y anotar bajo presión. Mucho mérito para el rival ante una Selección que jugó con el Alma pero tuvo menos básquet…