Crónica desde Brasil 2014
El Búfalo de San Luis, del país, del mundo
Se dice que cuando una persona tiene que permanecer por un tiempo prolongado en otro país extraña las pequeñas cosas, lo más insólito. Con esa premisa cargué mi valija con lo necesario para trabajar y otras para no sentirme tan lejos de casa. No podía faltar un mate, la yerba, bombilla, termo y algunas hojas de menta que tengo en el patio de casa. No tuve en cuenta que después de 24 horas faltaría algún amigo con quien matear mientras charlamos, o que las tortitas con grasa deberían haber estado en la valija también.
Si bien me he cruzado con varios argentinos no ví a muchos con este ritual tan característico, el mate. Acá prefieren, evidentemente, probar los tragos típicos del lugar; caipirinha y coco gelado reemplazan a la infusión que está entre nosotros desde la época precolombina.
Paseaba por la famosa vereda de mosaicos con formas ondulantes cuando me llamó la atención el gran numero de colombianos que disfrutaban del paisaje de Copacabana; me acerqué para hablar con ellos y entonces volvió la nostalgia con solo escuchar un apodo:“El Búfalo de San Luis”, corearon cuando les dije de donde era.
Lo que provoca el mínimo comentario relacionado con nuestro lugar de origen, con nuestra gente, con nuestros emblemas. ¡Nuestro Juan Gilberto! Claro, no tuve en cuenta que a mediados de 1984 fue transferido a Millonarios de Bogotá. Ese año fue subcampeón del fútbol profesional colombiano y marcó los goles 2.999 y 3.000 en la historia del club, quedando en los registros históricos de la institución. “El máximo anotador en finales del fútbol colombiano”, corearon los hinchas. Los sentí tan argentinos…tan puntanos; que lamenté no tener un mate a mano para convidar.
Nota: Virginia Soloa
Foto: Web