Sorpresas en los mundiales

Por: Héctor Suárez. En las 19 ediciones de los Mundiales hubo diversos episodios y de los más diversos. Grandes campañas de los poderosos a inmensas sorpresas de los pequeños. Aquí un pequeño recorrido.

El héroe de los americanos: Josep Gaetjens, llevado en andas.

Para que el hecho adquiera carácter universal debe suceder en la Copa del Mundo. La memoria se detiene en dos hechos: el Maracanazo de 1950 y el Milagro de Berna de 1954. En el primero, Uruguay dejó sin nada a Brasil ante el estadio más lleno de la historia. Cuatro años más tarde, los alemanes destronaron al Ballet Húngaro tras caer 8-3 en la primera rueda.

1) Creían era una noticia irreal. Fue el 29 de junio de 1950, Inglaterra que nunca había jugado un Mundial, debía demostrar: que eran los mejores del mundo. Sólo ellos sostenían ese argumento. Cuatro días antes su estreno fue con victoria. Ahora el turno era Estados Unidos, en el estadio Independencia de Belo Horizonte. Nadie pensaba que pudieran inquietar a los inventores del fútbol. Pero las presunciones se rompieron: los americanos, con un gol de Josep Gaetjens a los 38 minutos, se pusieron en ventaja y a puro coraje mantuvieron el resultado. En aquel equipo inglés jugaba Alf Ramsey, el mismo que en 1966, ya como entrenador, llevaría a Inglaterra al único título de su historia. Parece que aprendió la lección.
Cuentan los memoriosos  que fue tal el asombro por aquella derrota inglesa que las agencias de noticias pedían ratificar por télex el resultado del partido. Todos creían que era un 10-1 y no un 0-1. “Confirmen… Por favor, confirmen resultado…”. Era verdad. Había ganado Estados Unidos.

En el 66, Italia fue eliminada sorpresivamente por Corea del Norte que le ganó 1 a 0.

2) Italia se rindió a un dentista.  La tapa del diario deportivo Tuttosport: “Piu cómico che trágico: Italia elmininata” (más cómico que trágico: Italia eliminada). La Gazzetta dello Sport, definía el episodio con una sola palabra: “Vergogna” (vergüenza). El dentista  Pak Doo Ik era un hombre pequeño que jugaba para el seleccionado de Corea del Norte en el Mundial de Inglaterra 1966. El 19 de julio un entusiasta equipo enfrentaba a Italia por la última fecha del grupo D. No había posibilidades para los asiáticos pues un empate clasificaba a los italianos para enfrentar a Portugal, en Liverpool, por los cuartos de final. Un trámite para la “azzurra”. Una pauta de ello es que los coreanos ya habían sacado el pasaje de regreso a Pyongyang. Italia llegaba con un triunfo (2-0 a Chile) y de una derrota (0-1 contra Unión Soviética), pero la Nazzionale era un equipo armado con la base del Inter de Helenio Herrera y del Milán. Enfrente, estaban esos bajitos de nombres imposibles que perdieron con los soviéticos y habían empatado ante los chilenos. Pero el Ayresome Park de la ciudad de Middlesbrough fue el escenario para una de las sorpresas más grandes de la historia: el dentista, de inexistentes antecedentes como futbolista, remató bajo al palo derecho del inmenso y reconocido arquero Ricky Albertosi, a los 42 minutos del primer tiempo. Uno a cero. Nadie lo podía creer. Dicen que el técnico italiano Topolino Fabbri, en el regreso a su país, evitó el desembarco en Roma e imprevistamente lo hizo por Génova. Allí también lo esperaban insultos, hostilidades y tomates.  Continuará…