Debate
La ciencia contraataca
Así subtituló su exposición acerca del pensamiento mágico, el doctor en Física e investigador superior del CONICET, Celso Manual Aldao, quien con humor y lógica, explicó cómo las creencias en fenómenos paranormales, desprecian los métodos objetivos de conocimiento.
A diferencia de algunos colegas, el profesor de la Universidad Nacional de Mar del Plata, doctorado en Minnesota, Estados Unidos, batalla en contra de las disciplinas pseudocientíficas, que “sin autoridad ni experimentos comprobables, prometen curas milagrosas o dietas infalibles”.
“Hay que tener mucha imaginación para ver entre estas estrellas un león, también podemos cambiarlo y dibujar una plancha eléctrica”, satirizó el investigador, acerca de la astrología que, según su opinión, junto con la parapsicología, son pseudocientíficas por su imprecisión y usan una excusa formidable para explicar los resultados negativos: “si duda, o hay un escéptico cerca, la cosa no funciona”.
Aldao es divulgador científico hace 25 años y pertenece al Círculo Escéptico Argentino, una asociación que nuclea a diversas ocupaciones -desde la medicina hasta el ilusionismo-, cuya finalidad es denunciar públicamente a universidades, hospitales y médicos que emplean técnicas o remedios no avalados por el Ministerio de Salud de la Nación o la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Entre los múltiples enemigos del Círculo figuran la homeopatía, terapias de campos bio-frecuenciales, la ufología, y el jugo de pasto orgánico.
A San Luis, el miércoles pasado, Aldao trajo su arsenal en un power point. Primero desmitificó las fotografías del aura corporal, tras argumentar que se captan con una cámara Kirlian, capaz de producir un efecto corona, donde la ionización del aire forma un halo eléctrico, que da esa espiritual apariencia. También, sobre la creencia del efecto marea causado por la luna y trasladado al ser humano, cuya composición corporal es 80% de agua, el físico calculó que la incidencia del astro blanco en el organismo es igual a la fuerza de un mosquito.
Pero el cartucho pesado lo guardó para el horóscopo. “El zodiaco es una banda sobre la cual se mueve el sol a lo largo del año. Así que dependiendo la época, el sol se encuentra en una constelación del zodiaco. Pero tenemos algunos problemas. En primer lugar, para la astrología el zodiaco está dividido en doce partes arbitrariamente iguales, pero las constelaciones no son iguales”, explicó Aldao ante el auditorio Mauricio López en la Universidad Nacional de San Luis.
Con argumentos de la astronomía, dijo que el horóscopo nunca ha contemplado la procesión de los equinoccios, que consiste en un desplazamiento del eje de la tierra, cuya variación afecta a las coordenadas estelares. “Desde que los babilónicos hicieron esto, todo se ha ido corriendo. Por ejemplo: si usted es de Libra es mí deber informarle que nació cuando el sol estaba en Virgo, así que cambie su personalidad”, ironizó.
“Cuando la astrología nació se conocía hasta Saturno. Con el pasar de los siglos se descubrieron Urano, Neptuno, Plutón (reclasificado ya como planeta enano). ¿Cuál fue la reacción de los astrólogos con esos planetas que estaban, pero que no influían sobre nosotros antes de descubrirse?”, inquirió con las cejas en alto.
El científico marplatendese además comentó una estadística realizada en una universidad de Estados Unidos a cargo de dos parapsicólogos, uno verdadero y otro ilusionista, que, según las fecha de nacimiento, predijeron los temperamentos de un grupo de estudiantes. ¿El resultado? La mayoría declaró identificarse con el contradictorio perfil descripto por el ilusionista: “usted es una persona fundamentalmente seria, pero con un agudo sentido del humor. Por su carácter prefiere la soledad, pero no encuentra ninguna dificultad para trabajar con los demás. Es una persona muy sensible pero en situaciones difíciles intenta mantener la calma. En algunas ocasiones se siente inseguro, no obstante, sabe disimular y sus amigos lo encuentran extrovertido”.
Autodefinido con el trastorno obsesivo compulsivo de su ídolo Sheldon Cooper, protagonista de la serie “The Big Bang Theory”, el físico lamentó ser un aguafiestas para los esotéricos, y dijo que las supersticiones se deben, en última instancia, a que al ser humano le cuesta convivir con la incertidumbre.
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Nota: Matías Gómez
Fotos: Marcelo Lacerda
Video: Douglas Cabrera
Edición: Esteban Castro