REPARACIÓN HISTÓRICA

Restituirán la centenaria imagen de San Antonio de Padua a la capilla


El domingo 15 de diciembre se trasladará la imagen de San Antonio de Padua desde la Iglesia Catedral hasta la capilla de San Antonio, ubicada en la intersección del pasaje del mismo nombre y Falucho.

La actividad comenzará a las 9:30 en la Catedral
La actividad comenzará a las 9:30 en la Catedral
La actividad comenzará a las 9:30 en la Catedral

Según informó María del Carmen Pagano de Piñeda, de la comisión organizadora, la actividad comenzará a las 9:30 en la Catedral, donde la imagen de San Antonio será despedida por la Banda de la Policía que interpretará canciones italianas.

La caravana iniciará en Vía Rivadavia y Pringles. Seguirá por San Martín, Av. Illia, Av. Lafinur, pasará por el predio que pertenecía a la familia Pagano (la vieja usina, hoy de EDESAL), de donde fue retirada en 1916. Luego seguirá por pasaje San Antonio hasta llegar a la capilla inaugurada en 1984, donde será recibida con una fiesta al uso nostro en la que participará el coro de la universidad de San Luis y la Banda Infanto-Juvenil, quienes interpretarán música italiana. Monseñor Pedro Daniel Martínez manifestó su deseo de oficiar la santa misa en ese idioma por tratarse de una imagen construida y encargada por italianos.

  • Exposición y venta de platos típicos

 La comisión organizadora convocó a todos aquellos que deseen exponer y vender platos típicos, así como también conformar la muestra de fotos de los primeros inmigrantes que llegaron a San Luis, para homenajearlos.

La capilla fue construida en terrenos donados por la familia Pagano y levantada en conjunto por la comunidad italiana. Está ubicada en pasaje San Antonio esquina Falucho de San Luis.

La imagen llegó desde Italia en el siglo XIX, a pedido de don Andrés Pagano, en agradecimiento por una promesa que hiciera cuando estaba al borde de un naufragio.

  • Historia de la imagen

Andrés Pagano (nacido en Italia), hijo de Felipe Pagano y María Josefina Calderoni (1814), a fines del siglo XIX llegó a la Argentina para radicarse en San Luis con su esposa María Bonina 1852 y cuatro hijos: Ercilia; Antonina; Josefina (Pepa) y Francisco Andrés (Chicho). Dejó en su tierra natal a su madre, con la que tuvo durante muchos años contacto mediante espaciada correspondencia.

Después de un tiempo de establecerse en estas tierras, en la que se dedicó al cultivo de frutales, en especial la vid, don Andrés decidió ir nuevamente a Italia para encontrarse y traer a doña María Josefina de avanzada edad.

Una vez emprendido el viaje de regreso en barco hacia Argentina, madre e hijo vivieron una terrible tempestad. La anciana, fiel devota de San Antonio, junto con su hijo prometieron al santo que si lograban arribar a tierra firme encargarían una estatua del santo de tantos centímetros como años tenía la mujer. Tras su arribo a la Argentina, y llegados a San Luis, mandaron esculpir la imagen al artista italiano don Mariano Russo, padre de Nicolás Antonio de San Luis.

En todo ese período de espera, en el predio ubicado entre las quintas y vivienda, (donde se emplaza la vieja usina hoy EDESAL), la familia preparó una ermita para recibir la imagen del santo.

Russo le pidió a su vecino y amigo José Salvador Melita que se prestara como “modelo” para hacer el molde de las manos del que sería el santo. Años después, Melita resultó ser pariente de don Andrés, por haberse casado con Felipa Lavia Pagano. El escultor, cuando finalizó su tarea, hizo el envío, cuyo destinatario decía “ANDRÉS PAGANO – SAN LUIS – AMÉRICA”, y omitía especificar “República Argentina”.

De ese modo, la imagen tuvo como primer destino San Luis de Estados Unidos, más tarde pasó a San Luis de Potosí, y después de dos años de reclamos y peregrinar, llegó a su destino final, y fue recibida por la comunidad italiana residente en San Luis con una gran fiesta.

Año tras año, la colonia de “gringos”, los mismos que conformaron la Sociedad Italiana de San Luis, organizaban grandes preparativos para celebrar cada 13 de junio el Día de San Antonio, conservando las costumbres de su pueblo de origen: largas procesiones con el paso lento de los feligreses llevando a cuesta la imagen del santo.

Después de la misa y procesión, la consabida distribución de los panecillos bendecidos donados por los panaderos italianos radicados en la ciudad, esos grandes festejos estuvieron siempre acompañados con fuegos artificiales.

A principio del siglo XX, la multitudinaria convocatoria generó ciertos celos por parte de quien estaba a cargo de la Catedral, e impartió la orden de retirar el santo sin dejar en pie la ermita.

La familia acató las directivas, pero nunca aceptaron que su santo ya no les pertenecía. De generación en generación se fue transmitiendo ese sentimiento por recuperar esa imagen. Es así que los descendientes de italianos verán cumplido el sueño de sus queridos viejos.

Nota: Fernando Romero

Foto: Web



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