FÍSICA Y QUÍMICA
El Mercurio, ¿peligroso?
¿Cuántas veces de chicos buscamos romper un termómetro para poder jugar con las bolitas de mercurio y nos entreteníamos haciendo eso sin saber lo tóxico que puede ser?
El mercurio es un elemento químico que tiene un número atómico 80 y un peso atómico 200.59, su símbolo es Hg y proviene de su nombre en latín, Hydrargyrum, que significa “agua plateada” o “plata líquida”. Es el único metal que se encuentra en estado líquido y junto con el plomo, el cadmio y el arsénico forman el grupo de los llamados “metales pesados tóxicos”.
En la antigüedad se creía que este elemento podía prevenir enfermedades tales como reumatismo, disentería y cólicos. Aristóteles recomendaba consumirlo diluido con saliva para tratar ciertas enfermedades de la piel. En algunos lugares los agricultores lo usaban para producir mejores cosechas.
Pero lo cierto es que el mercurio afecta el sistema nervioso, los riñones y el hígado. Ocasiona trastornos mentales y daños en el sistema motor, sistema reproductor, en el habla, la visión y el oído. También es posible su contaminación por contacto con la piel e inhalaciones de gases producto de su uso en procesos industriales.
El mercurio elemental es bastante inofensivo en caso de ser ingerido o tocado. Es tan denso y resbaladizo que generalmente se desprende de la piel o del estómago sin ser absorbido.
Sin embargo, puede producir daños considerables cuandose encuentra en el aire y se inhala, ya que se deposita en los pulmones. Esto a menudo puede ocurrir por error, cuando la gente trata de pasar la aspiradora por el mercurio que se ha derramado en el suelo.
A diferencia del mercurio elemental, el mercurio inorgánico es tóxico cuando se lo ingiere y, dependiendo de la cantidad ingerida, puede producir ardor en el estómago y en la garganta, diarrea y vómitos con sangre. Una sobredosis grande puede ocasionar sangrado profuso y pérdida de líquidos por la diarrea, insuficiencia renal y muerte.
Ya sabemos lo peligroso que resulta este elemento, por lo que no dejemos que un niño, o por qué no un grande, juegue con los termómetros viejos de mercurio.
Nota: Emilce Martínez – Analista Químico.
Foto: Web.