La Panadería La Unión cumple 100 años junto a la comunidad del sur sanluiseño


Hace 100 años en Fortuna, un pueblo recién fundado, un joven matrimonio vasco, Martín Baraybar y Genara Saizar, decidieron radicarse allí buscando un lugar con futuro para el porvenir de su familia.

Así fue que echaron hondas raíces para asegurar el éxito de ese sueño, el árbol que ya traía una rama, siguió creciendo y siete hermanos vieron la luz en el sur sanluiseño.

Ángel C. Baraybar es el único sobreviviente de los hermanos, que formaron ese árbol del que quedaron muchos retoños, que con nostalgia y gran cariño decidieron realizar un reencuentro familiar, acompañado de amigos que junto a los que ya se fueron y tuvieron en su mesa durante estos 100 largos años, el pan nuestro de cada día fabricado por Panadería “La Unión”.

Este encuentro, que será una fiesta, se realizará el sábado 12 de octubre a las 21:00 en el Club Defensores de Fortuna y culminará el domingo al mediodía con una reunión familiar en la antigua panadería, que aún sigue produciendo el pan para la gente de Fortuna.

Panadería La Unión

Una historia de inmigrantes que lucharon por sus sueños

Nora Baretta, hija de Rufina Baraybar, comentó que como tantos inmigrantes que buscaban un lugar de paz, trabajo, dónde formar una familia y estrechar lazos definitivos, Martín y Genara Baraybar descubrieron en este lugar y bajo este cielo, el sitio inequívoco donde pudieron, con empeño ejemplar y gran dedicación, formar una gran familia, sembrando varias generaciones de panaderos.

Muy jóvenes vinieron de las provincias vascas de Leisa y Berástegui, España, previa escala en Jovita. Ya con la familia iniciada llegaron a Fortuna, provincia de San Luis y el 13 de septiembre de 1913, comenzaron su empresa familiar, la panadería “La Unión”, que hoy, en manos de su nieto Michelo, sigue funcionando.

Formaron una gran familia con ocho hijos: Rufina, Rosario, Petiza, Martincho, Miguel, Ángel, Lucho y María Luisa, todos entusiastas trabajadores en las instituciones. Rosario y Rufina, fundadoras y jugadoras, junto con Petiza, del club de cesto que luego se fusionó con el Club Atlético Defensores de Fortuna; Petiza, también integrante de la comisión fundadora de la Biblioteca Mariano Moreno y de la Comisión que construyó el edificio del club, Martincho, Miguel, Ángel y Lucho, jugadores de Defensores y también activos miembros en las comisiones. Quedaron siete retoños que aunque fueron levantando vuelo y buscando nuevos rumbos, casi todos continuaron con la misma profesión: panaderos, y eso sí, todos con el corazón en Fortuna, tierra que les vio crecer y que sigue siendo el sitio de reunión de hijos, nietos y bisnietos.

“Por eso celebramos alborozados el centenario de nuestra panadería, con el particular compromiso de ser una de las empresas más antiguas, con 100 años de servicio a la comunidad, dejando en cada mesa todo nuestro trabajo, esfuerzo, calidad. Y hoy nos honramos en evocar a quienes forjaron la grandeza espiritual de esta familia de la que nos enorgullece formar parte”, manifestó Nora Baretta.



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