Historias de amor incondicional y libertad en un musical clásico argentino
Si Drácula es el padre de los musicales argentinos, El Jorobado de Paris es su hijo mayor. La segunda producción que crearon Pepe Cibrián Campoy y Angel Mahler, llegó a San Luis por primera vez para festejar sus 20 años en escena.
En la sala Hugo del Carril, la noche del viernes se produjo un encuentro entre los amantes de los musicales y los nostálgicos. Durante tres horas –con intervalo de por medio- diez artistas pusieron en escena el clásico de Víctor Hugo. Una tragedia con todas las letras. El amor incondicional de varios hombres hacia Esmeralda (una bella y voluptuosa gitana), la reivindicación y valoración de una persona más allá de su aspecto físico –en este caso representada por Quasimodo, el jorobado,-la libertad son el leit motiv de la obra.
Justo el mismo año de su estreno en el Luna Park –en abril de 1993- el mismo Pepe Cibirán estuvo en San Luis para presentar un potpurrí de sus obras estrenadas hasta ese momento. En dos funciones en la sala Berta Vidal de Battini, se vieron pasajes de “Drácula, el musical”, “George Sand” y “El Jorobado de Paris”. Ese es el único registro que quedó de esta pieza en la Provincia. La obra fue estrenada con las actuaciones principales de Carlos De Antonio como Quasimodo y una casi desconocida Paola Krum en el papel de Esmeralda. Ellos junto a Cecilia Milone y el fetiche de la dupla Cibrian-Mahaler , Juan Rodó, llenaron de satisfacción a los puntanos seguidores de este género hace veinte años.
Ahora Quasimodo regresó con todo su despliegue y esplendor. La versión que llevan por el país, es más reducida en cuanto a personajes, vestuario, escenografía y luces que la original. El centro está puesto en las voces de los artistas que también bailan y actúan. En esta oportunidad el protagonista es interpretado por Miguel Gómez Vicari, un joven tenor que bien sabe llevar el rol protagónico. Se destacaron también los personajes de Claudio Frollo y la madre Esmeralda.
Una historia intensa, que hace reflexionar, de la mano de supremas voces. Una caricia para los nostalgiosos y otra para los amantes de los musicales.
Nota: Gisela Perroni
Foto: Gentileza Diario de la República-Carla Luciana Moyano