El pequeño boxeador de una escuela
Francisco Nadalini cursa el 5° año del Colegio “Fray Luis Beltrán” y fue uno de los campeones del 2° Torneo Provincial de Box Amateur. Esta es la historia del taller escolar que enseña el deporte como una conducta que disciplina y ordena.

Es apenas un adolescente, bajito y de ojitos inocentes. Se pierde en medio de los compañeros que le hicieron el aguante en la última pelea y resulta difícil creer que es él uno de los 23 campeones que dio el Segundo Torneo Provincial de Box Amateur. Tal vez porque su físico no lo aparenta y porque lleva en su espalda una mochila con el escudo de River Plate.
Es un alumno boxeador que se entusiasmó con el deporte, que asumió el sacrificio de los entrenamientos diarios, que encontró el valor para subirse al ring y dejar bien representado a su Colegio N° 4 “Fray Luis Beltrán”, del barrio AMEP. Porque fue allí donde nació todo. Lejos de los perjuicios de creer que la práctica en el ámbito escolar iba a favorecer la violencia escolar, los directivos de la institución terminaron por aprobar un taller que ofreciera clases, así como las que suelen darse en un gimnasio, clases que contagiaron las ganas de competir.
El entusiasmo de algunos chicos fue un poco más allá de la práctica y Francisco Nadalini quiso ponerse a prueba arriba de un ring: desde entonces se aferró a los entrenamientos. Con esa idea de que “aquello que se comienza se termina”, subió al ring y ganó. Afuera siempre tuvo el acompañamiento de su gente y ahora está más que satisfecho por lo que logró con 16 años y en el quinto año de la secundaria. “Fue una experiencia muy linda. El boxeo significa mucho sacrificio para poder llegar y para subirse al ring hay que tener valor y fe”, le contó el joven a la Agencia de Noticias San Luis.
“Con mucho esfuerzo” Francisco logró llegar bien preparado a los combates que se organizaron en la categoría Juveniles Principiantes del Torneo Provincial. “Comencé hace cuatro meses. Un día llegó el profesor con la idea y me gustó. Éramos muchos pero solo llegamos dos”, explicó. El taller les abrió las puertas en forma exclusiva a los chicos de la escuela después de las horas de clases y les ofreció el espacio para inculcarles el deporte como una actividad que disciplina y que ordena. “Salgo de clases a las 19:30, me voy a casa a tomar un té y vuelvo a entrenar hasta las 12 de la noche. El estudio me gusta también y lo llevo bastante bien”, aseguró el pequeño boxeador.
Según dice, no quiere quedarse solo con esta experiencia, sino que quiere continuar, pero ahora que ya terminó la competencia aprovechará el tiempo para descansar: “Voy a parar un poco para evitar las lesiones y porque estoy muy cansado. Luego sí retomaré los entrenamientos”.

Sin perjuicios
“En un primer momento no me convencía la idea porque uno supone que es más violento que otros deportes, que podía generar mayores índices de violencia. Estaba con dudas pero luego comprobé que se daba de forma seria, que había mucha participación de los chicos; que a pesar de estar muchas horas en la escuela, se quedaban hasta las 22 o 23 entrenando”, aseguró la regente de la institución, Andrea Páez, quien para abrir este espacio tuvo que elevar un proyecto al Ministerio de Educación.
Desde el primer momento, según destacó, se priorizó lo pedagógico y educativo, y por eso los horarios de entrenamiento fueron siempre después de las 19:30. Pero para participar, los interesados tenían que cumplir con sus obligaciones regulares, como por ejemplo no tener faltas y aprobar los espacios curriculares: “Tenemos un entrenador que tiene una idea positiva de este deporte y se planteó el taller para que se de el boxeo como una práctica deportiva y no para golpear por golpear a una persona. Desde marzo estamos con los entrenamientos, hemos palpitado momento a momento con mucha emoción y estoy feliz, porque, más allá de que tenemos al campeón, veo que es una actividad que nos ha favorecido para bajar el índice de violencia”.
El taller en el Colegio Técnico (que tiene una matrícula de 500 alumnos y con electrónica y química como modalidades) continuará hasta fin de año y se buscará que siga el año que viene.
Sobre el campeón la regente también opinó: “Es un chico que va hace un montón a nuestra escuela, es tranquilo y aprueba todo, entre ellas matemática que es una de las más difíciles; además es un alumno regular que tiene pocas inasistencias”. Francisco, un nombre con significado religioso y un chico en el que buscarán reflejarse otros que encuentran en el boxeo un gran pasatiempo.