La ex fábrica de yeso ahora es de los vecinos
La medida fue tomada a raíz de un pedido de los vecinos. Este martes, el gobernador de la Provincia, CPN Claudio Poggi, firmó el decreto de expropiación.
Seis días después de aquel pedido de los vecinos, el Ejecutivo llegó con una solución concreta. Fue el propio gobernador quien le dio la noticia a todo el barrio: el estado provincial va a tomar posesión del lugar y lo va a transformar en un lugar de encuentro, es decir, de utilidad pública. Esta acción también va a poner en valor las viviendas.
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“Cuando vino Poggi a inaugurar una casita del Plan de Inclusión, yo tuve la posibilidad de hablar con él, hace varios años que venía con el problema de la fábrica presentando notas en todos lados y no tuvimos respuestas, y justo le comento esto y me dice vamos a verla. Se comprometió, no pasaron más de siete días, y ya tenemos una respuesta concreta”, recuerda Alberto Pérez quién vive en el barrio Aeroferro.
A partir de mañana, las máquinas van a comenzar a trabajar en el lugar. “Este predio pasa a ser del Estado provincial, y si es del Estado es de todos ustedes”, destacó el mandatario.
La ex fábrica de yeso está ubicada en el cruce de la Avenida Fuerza Aérea y la calle Granaderos Puntanos, en el norte de la ciudad. Se encuentra a pocos metros de la ex fábrica SCAC, que también estaba abandonada y era un foco de inseguridad. La misma también fue expropiada por el Gobierno. Ese lugar se iluminó y limpió.
La yesera cerró sus puertas hace 7 años, en el 2006. Desde ese momento, el lugar se transformó en un basural; los escombros, techos y paredes que fueron cediendo, las ratas y demás animales hicieron intransitable el lugar.
Con respecto a las familias que viven en el predio el gobernador dijo que se le va a buscar una solución habitacional a cada uno de ellos.
Una de las familias que habitan en el lugar es la de Arturo Barraza, quien trabajó 23 años en la fábrica. Hoy, con 60 años, cuenta lo imposible que se hace vivir en el lugar.
“Cuando cerraron la fabrica, los dueños aparecieron se quedaron tres meses más y después se borraron completamente, ya no vinieron nunca más, así que nosotros quedamos a la deriva. Acá también vive la familia González y Núñez que es un hombre solo-, comenta Arturo quién llegó desde Chile para forjar su camino en Argentina-. Fuimos 12 los empleados que nos quedamos sin trabajo en ese tiempo, pero todos ya tenían casa, como yo no tenía me quede a cuidar este lugar, hasta que tenga una solución”.
Su esposa Hilda lo interrumpe, con su nieta en los brazos, quiere también contar todo lo que vive a diario en la ex fábrica: “en noviembre del año pasado, entraron y nos quemaron todo: colchones, muebles y nos rompieron la puerta”, hace una pausa y agrega: Nosotros queremos que esto se convierta en algo puedan disfrutar todos, principalmente los niños que son el futuro.
Son los propios vecinos del barrio quienes van a decidir, una vez que finalicen los trabajos de limpieza, en que quieren transformar el lugar, que seguramente será un espacio verde de encuentro.