De Chacarita a La Paternal, de Barracas a San Luis


Letras que hablan de calles, barrios y un sueño de libertad. Cientos de corazones vagabundos, con sus banderas contorneándose al ritmo de un rock and roll poblaron el club La Merced. Un verdadero ritual.

“Vamos los Gardeles” cantaban en la puerta del lugar un par de jóvenes. Las remeras indicaban que la sonrisa de Gardel estaba pronta a desembarcar. Era jueves, el reloj sentenciaba las 19:30.

Un cordón humano, que se extendía por la Avenida Lafinur, avanzaba y a medida que iba acercándose a la puerta, la euforia se acrecentaba un poco más. Llegar hasta donde estaban los policías era señal de haber conseguido parte de la meta. En la entrada te revisaban,  después de eso solo quedaba entregar el ticket y un alimento no perecedero, que tendrá como destino el comedor Hada Madrina del barrio Estrella del Sur.

Dos bandas habían subido antes a calentar el escenario, las dos jugaban de locales: Efecto Bloc y Puras Patrañas. Comenzaron a las 19.00.

Cerca de las 20.00 el ambiente empezó a tomar más color. Un par de trapos colgaban en dos de las paredes. ´Como explicar este sentimiento´, se podía leer en uno de ellos. Las luces del escenario comenzaron a titilar, cambiaron de un azul a un rojo, de fondo la inconfundible voz de Carlos Gardel acompañaba un tango.

Era la señal de que el ritual había empezado hacer efecto. Un entusiasmo arrasó todo a su paso y comenzó a abalanzarse hacia el escenario. Tres hombres de negro salieron desde el fondo: Paulo Bellagamba (baterista), Diego Rodríguez (bajo y voz) y Eli Suárez el cantante y guitarrista. A las 20.30, Los Gardeles ya estaban comulgando con su público.

Setecientas personas reunidas bajo un mismo pogo, bajo un mismo techo y con una misma filosofía: juntarse con amigos a escuchar rock and roll, una premisa que inculcó uno de los fundadores de la banda, Eduardo ´Korneta´ Suárez, ese poeta de barbas largas que falleció en el 2004.

Algunas canciones, las más conocidas enardecieron a las almas. “Cobarde para amar” fue una de esas,  pero no fue la  única, que se llevó la voz y el aliento de varios.

No pudieron faltar los clásicos: “Anabel”,  esa chica que sueña con ser libre y vive en un barrio como puede ser el tuyo o el mío; “Gardeliando” que abrió la noche con un mensaje claro: Si no te gusta lo que ves ándate a vivir a New York y “Monoblock” que habla de perder el miedo a lo que nos rodea.

Fueron veinticuatro temas que recorrieron la discografía completa de Los Gardelitos desde: “Gardeliando” (1998), pasando por “Fiesta Sudaka” (1999), “En Tierra de Sueños” (2004), “Ahora es Nuestra la Ciudad” (2006), hasta llegar a  “Oxígeno” (2008).

“Este es el baño del rock and roll”, me dice una chica, mientras la cola para pasar al sanitario, a esa hora asciende a más de quince. Es que dos baños químicos: uno para hombres y otro para mujeres, no fueron suficiente para setecientas personas.

Como todo rito tiene un momento de inicio, ebullición  pero también de cierre. La noche había avanzado a pasos agigantados, los integrantes de la banda nacida un 25 de mayo de 1996 comenzaron a delinear el final del recital, como plato principal iban “Nadie Cree en mi Guitarra”, “Comandante Marcos”, “Anabel” y “Mezcla Rara”. Las banderas hacían remolino en el aire”.

“Eli, Eli, te acordas de mí, me saqué una foto con vos en el recital del año pasado, acá en San Luis. A ustedes  los sigo a todos lados, mi hermana también, pero no pudo venir por que hace poco que tuvo familia”, decía uno de los fanáticos mientras esperaba que el cantante le firmara la entrada. Trofeo de una noche que parecía no tener fin.

Los Gardelitos tocaron el jueves en el Club La Merced. Veinticuatro temas que recorrieron toda su discografía.
Los Gardelitos tocaron el jueves en el Club La Merced. Veinticuatro temas que recorrieron toda su discografía.
Los Gardelitos tocaron el jueves en el Club La Merced. Veinticuatro temas que recorrieron toda su discografía.
La banda le puso calor a la noche. Setecientas personas fueron parte de ese ritual.
La banda le puso calor a la noche. Setecientas personas fueron parte de ese ritual.
La banda le puso calor a la noche. Setecientas personas fueron parte de ese ritual.
El recital culminó con dos clásicos de la banda: Anabel y Mezcla Rara.
El recital culminó con dos clásicos de la banda: Anabel y Mezcla Rara.
El recital culminó con dos clásicos de la banda: Anabel y Mezcla Rara.


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