Del infantil mercedino a jugar en primera
“Le pegué un bombazo para que entre y se me hizo un nudo en la garganta”. Así define uno de los momentos en el que el sueño del pibe se hizo realidad.
Ese día no fue uno más para Abraham. Todo se fue dando paso a paso y en cada uno de ellos, un sueño se iba cumpliendo. El llamado del técnico para contarle que estaba entre los 16, cuando lo mandaron a calentar y el ingreso 15 minutos antes de que termine el partido. Hasta acá todo bien, pero la frutilla del postre sería el gol para coronar una tarde inolvidable para el pibe de tan solo 14 años, que todavía jugando en infantiles convertiría un gol en primera.
“La verdad es que Luis me llamó muy tarde. Me dijo que a la una tenía que estar y eran las 12:30. Me dijo que me cambiara y fuera para el club. Mi mamá estaba conmigo, me dijo que tuviera cuidado. Mi papá estaba en la fábrica y se re emocionó. Entré al vestuario y estar con los chicos te pone orgulloso. Una de las partes que más me gustó fue el calentamiento. Me hicieron sentir uno más, por ahí yo entreno con ellos. El que siempre me apoya es Diego Olivera, pero son todos muy buenos”, comenta Arrieta emocionado.
Ese día no solo debutaría él, además, Leonardo Balerdi seguiría los mismos pasos aunque sin convertir el gol que a la postre le terminaría dando el triunfo a su querido Pueyrredón. Antes, los dos habían jugado el sábado para la 99 en el triunfo ante Sportivo Mercedes por 5 a 0. Ahí, Abraham había convertido dos goles.
En cuanto al momento en que entró a jugar en primera y convirtió el gol, recuerda: “El primer tiempo estaba áspero, se pegaban mucho. En el segundo tiempo a los 5 minutos nos mandó a calentar. A los 15 minutos mandó al Leo (Balerdi) a la cancha y cambió todo el mediocampo y a los 39 minutos, el Luis se dio vuelta y me dijo que fuera. Pasé por al lado de la hinchada que me dieron fuerza y en la primera jugada tiran un pase para Morales, el arquero se choca con el 4 y me quedó a mí. Le pegué un bombazo para que entre y se me hizo un nudo en la garganta. Cuando abrí los ojos venían todos corriendo”.
Este pibe, surgido del infantil mercedino ya que hizo todas las categorías desde los cinco años, es hincha fanático del Rojo y hace una semana estaba alentando a los jugadores que después serían sus compañeros en la cancha. “Yo siempre voy a la hinchada y pensaba cuándo me iba a tocar esto. Santiago Zanabria me dijo una vez que vayamos a ver la primera, fuimos y cuando vi la hinchada ahí me hice hincha de Pueyrredón. En casa los harto cantando siempre las canciones de Pueyrredón. No me pierdo ningún partido”.
Entre las personas que recuerda agradecido, se encuentran dos especialmente del club: “Siempre me acuerdo de Miguel Chirino, el que vende las entradas. Una vez me dijo que me tuviera confianza porque como yo jugaba alguna vez iba a llegar. Mi sueño es jugar y ascender con Pueyrredón. Gabriel Ekerman es otro de los que me apoya muchísimo”.
Pero no tiene dudas de que hay uno de todos los hacedores de esto con quien siempre va a estar agradecido… Luis Lucero. “Luis estaba muy emocionado. Se nos tenía que dar el triunfo. Con Luis pasamos muchas vacaciones muy lindas. En Villa María tenemos muchas anécdotas y la pasamos muy bien cuando viajamos”.
Abraham nació un 22 de enero de 1999. Comenzó a jugar en Sportivo Pringles a los 5 años, pasando a Pueyrredón a los 9. “Ahora va a venir un jugador en helicóptero”, anunció Luis Lucero el día en que fue a entrenar por primera vez.
Con respecto a su futuro, en los próximos días deberá meter su cabeza nuevamente en la 99, ya que su categoría se encuentra disputando la etapa final para tratar de ser campeón. “Los equipos fuertes de la categoría son Racing y ahora Newbery que se está poniendo fuerte. Son los más difíciles. Algún otro equipo te puede hacer fuerza, pero la diferencia es muy marcada”.
El sueño del pibe se cumplió el sábado 6 de julio en el Osvaldo Centioni. Fue un chico de 14 años que estaba en la hinchada unos días atrás y que en un abrir y cerrar de ojos estaba convirtiendo un gol para su equipo. Son historias que entrega nuestro fútbol infantil y en las que todos los pibes se pueden ver reflejados. Se puede llegar, tal vez no a los 14, lo de Abraham es un caso atípico, pero es un ejemplo de que con esfuerzo y perseverancia, se puede.