Feriado: El próximo miércoles 20 se recuerda la Batalla de Salta
El 20 de febrero del año 1813, en Campo Castañares, Argentina, se produjo un enfrentamiento armado conocido como la Batalla de Salta, que detuvo el avance de las tropas realistas sobre territorio argentino. En conmemoración a la fecha, el miércoles será feriado nacional.
Este 20 de febrero a las 11:00 en la Plaza Pringles, la Asociación Sanmartiniana de San Luis, recordará en un acto público el Bicentenario de la Batalla de Salta.
Esta batalla perteneció a la Guerra de la Independencia de la Argentina y se basó en el envío de tropas al mando del General Manuel Belgrano y de Eustoquio Díaz Vélez, como segundo en jefe, a combatir las tropas realistas que avanzaban al mando de Juan Pío Tristán.
Luego de la Batalla de Tucumán, en la que se venció al ejército realista por primera vez, el Ejército del Norte enfrentó por segunda y definitiva vez a las tropas de Tristán, y logró recuperar el control de esa parte del antiguo Virreinato del Río de La Plata y, temporariamente, del Alto Perú.
El Ejército, con Belgrano a la cabeza, comenzó la marcha el día 19, con el objetivo de atacar durante el amanecer del día 20, pero Tristán se enteró del hecho y preparó sus tropas para resistirlo, alineando fusileros en el cerro San Bernardo y organizando las 10 piezas de artillería que aún le quedaban.
El 20 de madrugada se ordenó la formación de los patriotas con la infantería en el centro, una columna de caballería en cada flanco, y una reserva al mando de Manuel Dorrego.
Apenas iniciado el enfrentamiento, el segundo en jefe del Ejército del Norte, Eustoquio Díaz Vélez, fue herido por un disparo de bala, pero siguió adelante en la lucha. Hacia el mediodía, Belgrano ordenó el ataque de la reserva y avanzó con la caballería, llegando a romper la línea enemiga y avanzando sobre las calles de la ciudad, hasta llegar al centro de la misma, con el fin de impedir que los realistas pudiesen retirarse.
El Ejército llegó hasta la Plaza Mayor de la ciudad, donde Tristán acabó por rendirse y mandó tocar las campanas de la Iglesia de La Merced.
Al día siguiente, y tal como pactó el Coronel José Santos de La Hera con Belgrano, las tropas realistas se retiraron de la ciudad con honores. Para asegurarse la victoria, Belgrano garantizó la vida, la seguridad y la libertad a los prisioneros, siempre y cuando no se alzasen de nuevo en armas contra los patriotas. Gracias a esto, muchos de los combatientes enemigos optaron por cambiarse al bando de Belgrano, ampliando así el número de hombres de que disponía.