Doña Lola, madre ejemplo de lucha y de inmenso amor


Dolores Haydee Sosa, es una mamá de 84 años que vive en San Francisco del Monte de Oro. Doña ‘Lola’, como la conocen sus familiares y amigos, es madre de 12 hijos biológicos y una hija del corazón. Ella dedicó su vida al cuidado de sus hijos y nietos, teniendo como premisa, lograr el bienestar de todos.

Arquitecta, diseñadora, modista, peluquera, cocinera, maestra, psicóloga, amiga, así definen sus hijos  a Doña Lola, que actualmente tiene 50 nietos y 23 bisnietos, dispersos en distintos puntos del país.

Ella recuerda a cada uno de los suyos, con sus características particulares. Para Lola, la familia está por sobre todo y afirma que criar a 13 chicos “fue algo natural”, una tarea que disfrutó y que aún recuerda con mucha alegría.

Su historia como madre comenzó a los 25 años con el nacimiento de su primer hijo, mientras que el último vino al mundo cuando ella tenía 42 años.

Según cuentan sus hijos, Lola fue y sigue siendo una persona con mucha garra, inquieta y ocupada por su familia. “En todo momento estaba haciendo algo, el día se le hacía corto para poder llevar a cabo lo que ella se proponía. Mientras que por las noches caminaba  de pieza en pieza para velar por el sueño de sus pequeños”, cuenta uno de sus hijos a la Agencia de Noticias San Luis  (ANSL) en una ronda de mate.

“Es una madre genial, protectora, buena economista. Porque para mantener alimentados a sus 13 hijos era ella la que elaboraba nuestros alimentos”, señala otra de sus hijas y resalta que “a las 7:00 de la mañana ya empezaba dándole mate a mi padre y luego el desayuno para todos. Su vida fue muy difícil”.

“Ella siempre decía que era nuestra madre y tenia que cuidarnos. Que cuando nosotros fuésemos grandes, también teníamos que cumplir esa función. Nos enseñaba todo lo que ella sabía y nos mantuvimos todos unidos hasta adultos”, indica Rosalba, una de sus hijas mayores.

Actualmente, a sus 84 años, Dolores  vive en su casa de San Francisco del Monte de Oro junto a su hijo menor y espera cada verano, o fin de semana largo, la llegada de sus nietos, bisnietos e hijos que comparten interminables almuerzos y llenan nuevamente de vida esa casa, como aquellos inolvidables años.

Doña Lola, 84 años dedicados a dar y recibir amor.


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