LITERATURA PUNTANA
Julio Cejas, con el poema a todas partes
Ha publicado seis libros y actualmente prepara dos. Su voz literaria, nacida entre el campo, el folclore y las pedaleadas, desliza esperanza.
El lugar, la serena tarde y la fecha invitan a crear. Es un nuevo natalicio de Lafinur y varios escritores lo homenajean en el Museo de la Poesía, en La Carolina. Julio Cejas se ha alejado de la ventana que da al río y, más allá, a los restos de Lafinur amparados por pesadas piedras y un poema de su sobrino nieto, Borges.
Se le toca el hombro, pero Julio está pegado al papel. Primero relee y luego confiesa con un suspiro lo difícil que le resulta escribir un poema en poco tiempo. Tacha; se acomoda los pelos largos que cubren su frente mientras lee otra vez. Exhala. Cuando recite sus versos, Cejas entonará grave. Y cosechará aplausos.
Tiene algo que resalta en quienes amasan la palabra a diario: sutileza.
“Hay poemas que te pueden salir en diez minutos y hay otros que he tardado años en terminarlos, y en los lugares más increíbles que uno pueda imaginar he escrito: trabajando arriba de un tractor, andando a caballo, en el campo o arriando animales, viajando o almorzando, a veces me he levantado a las dos o tres de la mañana para anotarlos”, expresa cuando el sol más dora el valle minero.
Cejas ha publicado seis libros. Además figura en varias antologías nacionales e internacionales. “Del amor a todas partes” y “Poemas para no guardar”, son las obras que más disfrutó plasmar. El poeta chileno Edmundo Herrera, quien pronunció el discurso de despedida en el funeral de Pablo Neruda, prologó el último libro de Julio.
Aunque influidos por Miguel Hernández, César Vallejos y Juan Gelman, sus poemas despiertan también otras lecturas. En los comienzos su voz literaria paseó por el campo.
_ En su poesía hay, entre otros elementos, una constante evocación al paisaje “salpicado de ambulantes claridades”, ¿recuerda cómo nació esa añoranza?
_ La constante evocación al paisaje tal vez se deba a que he pasado la mitad de mi vida en el campo. Mis padres campesinos, yo campesino, incluso fui a una escuela rural a lomo de caballo. El paisaje ha sido parte de mi vida a la cual me dedico. De ahí debe surgir todo.
_ En uno de sus poemas dice que alguien escribe “porque tiene la sangre en el mañana”, ¿por qué escribe hoy?
_ Tener la sangre en el mañana es tener esperanza y esa es mi poesía, social y esperanzada, y escribirla es una necesidad de transmitir a través de ella lo que pienso.
Julio Cejas nació en Fraga, el 12 de agosto de 1952. “La mayor parte de mi infancia la he pasado en Las Isletas, que es un pueblito al sur de Villa Mercedes. El primer recuerdo que tengo es compartir en la escuela rural con maestras que no sólo nos enseñaban sino que eran compañeras, hermanas y madres”, cuenta.
Su vocación por la palabra nació durante la adolescencia y desde que participó en un encuentro de escritores en Villa Mercedes -donde reside hoy- quiso dedicarse a la literatura. El folclore también lo empujó. Cejas fue presidente de la SADE, filial Villa Mercedes, y asesor de la Ley del Libro. La bicicleta cruza toda su historia.
“Es uno de los afectos más caros de mi vida. Primero porque de niño nunca tuve una bici. Segundo porque es parte fundamental de la clase obrera a la que pertenezco, razón por la que ha sido el medio esencial de transporte de toda mi familia”, comparte.
_ ¿Qué le dice su familia sobre su arte? ¿Lee poesía a sus dos hijos?
_ Desde el momento de mis primeros poemas, siempre me sentí poeta, sin embargo a esto hay que demostrarlo y eso lo determina el lector, pero antes de que esto ocurriera, tuve la suerte de tener el apoyo incondicional de mi familia, tanto fue así que cuando mis hijos eran niños y llegaba el momento de escribir, (hecho que no siempre llega en el lugar, ni tiempo elegido) entonces mi compañera de siempre, Marta, mi mujer, privaba de radio y de televisión a mis hijos para que yo pudiera tener el clima necesario para intentar escribir algunos versos. En cuanto a la lectura de mi poesía en el seno de mi familia, es el actual resultante de tener mi primera crítica constructiva para mis obras.
Cejas resume su pasión en trabajo, amor y optimismo. “La poesía me ha dado casi todo, me ha permitido crecer (dentro de mis posibilidades y limitaciones) como escritor y como persona, me ha enseñado que cuando hay verdadera vocación siempre se puede, y sobre todo me ha dado la posibilidad de hacer amigos y conocer lugares, hechos que, de otra manera, tal vez nunca hubieran ocurrido”, reflexiona el comerciante de 63 años que prepara dos libros nuevos. En un texto describió: “Soy de contar ovejas negras/ para estar despierto/ y de contar ovejas blancas/ para velar el sueño que persigo”.
Si bien Julio estrofa sensaciones como “el amanecer, es más que la necesidad de lo inmediato”, prefiere no encasillarse en la naturaleza.
_ ¿Se describe más como poeta del paisaje o social?
_ Un poeta paisajista, es sólo eso. Creo que en el campo de las artes, todo debe tener que ver con todo. Si no, sirve de muy poco. Por eso me defino, como poeta social.
En un poema lo condensó: “Resistir es la estrella./ La única. La que nos hace florecer las manos/ y deja la esperanza como trapo al viento/ para que alguien se apegue a su color/ o a una hilacha que vuela y arda. /Así estamos. / Así seguimos./ Igual que la campana/ que a cada golpe su temblor derrama./
Nota y contenidista: Matías Gómez.
Fotos: Marcelo Lacerda / Gentileza.
Video: Guillermo Ramón.
Edición: Martín Micali.
Corrección: Mariano Pennisi.