‘Conociendo a mi vecino’, el camino hacia una comunidad barrial organizada, y el valor agregado de ser protagonista y no sólo beneficiario de una casa


Para muchos las políticas habitacionales pasan por el hecho de construir casas y dar una solución a la falta de vivienda. En San Luis, construir viviendas es construir hogares, contener a la familia y brindarle un techo que sea testigo de sus realizaciones.

Este fin de semana, el gobernador de la Provincia, CPN. Claudio Poggi, junto a funcionarios de la cartera de Vivienda, recorrió los barrios en ejecución acompañado por las familias que serán beneficiadas con sus casas propias. Justamente para eso,  para que realmente las sientan propias, los futuros vecinos de los planes Progreso y Sueños fueron invitados a ver el avance de obra y caminar por el trazado de lo que serán sus veredas. Experiencia que se repetirá a lo largo de la provincia.

Sin dudas, esa invitación fue más que una simple visita, se trató de un encuentro entre quienes serán los hacedores de una nueva comunidad barrial que deberán compartir una vida de vecindad y estrechar lazos para concretar objetivos comunes de progreso y organización. Que deberán conocerse para acordar si comparten la medianera o si se reúnen para conformar una unión vecinal que les permita mayores logros, por ejemplo.

Y esto qué significa?,  que cuando un gobierno da protagonismo a la comunidad, la hace parte y arte, le brinda la posibilidad de compartir una gestión, esa acción de gobierno lejos de ser “hacer política con la vivienda”, se convierte en “una política de vivienda”.

Porque una política de vivienda se concreta entre todos, en quienes necesitan donde vivir, en quienes definen planes de gobierno con capacidad de dar respuesta a esa necesidad y cuando sumado a eso la ejecución de barrios se convierte en la construcción de nuevas comunidades.

Como las  que ya se cimientan con los más de 2.000 niños por ejemplo, que son herederos de esas primeras 500 familias invitadas de los planes ‘Progreso’ y ‘Sueños’ que transformaron una visita de obra de sus esperadas casas, en un encuentro de sueños, de esperanzas, de realidades distintas y con necesidades parecidas, en la alegría que trasciende la ansiedad de ver la vivienda construida por parte de padres y funcionarios. Donde la felicidad de los niños de forma inmediata cambió la impronta primera, al escucharlos imaginar lo que será su plaza o sus nuevos amiguitos y crecer allí.

Esto indiscutiblemente es producto de una línea consecuente heredada en el tiempo institucional y de la sociedad que asume que el derecho a una vivienda digna es más que acercar la oportunidad de acceder a un techo propio, es considerar a los ciudadanos seres humanos con derechos y al mismo tiempo con potenciales de desarrollarse en beneficio propio y  del lugar al  que pertenece o va a pertenecer.

Cuando la sociedad tiene la chance de ser  beneficiada y se convierte en actora directa de eso que va a recibir; la motivación, el amor, el compromiso de hacer eso que recibió en algo más, se convierte en el orgullo de darle el valor agregado a una estructura de material que deja de ser una vivienda para ser un hogar y ese hogar el eslabón de una nueva comunidad organizada.

Las familias Sosa y Agüero reunidas con el Gobernador, durante la visita a las obras.
Las familias Sosa y Agüero reunidas con el Gobernador, durante la visita a las obras.
Las familias Sosa y Agüero reunidas con el Gobernador, durante la visita a las obras.


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