Rodrigo Ortiz: un músico nacido en San Francisco que estudiará en Washington
“Me gusta pensar en la búsqueda de lo sonoro desde lo humano. Pensar que el sonido que producimos tiene mucho de búsqueda introspectiva”, expresa el músico lírico, Rodrigo Ortiz, al referirse a su forma de enseñar, ya que prefiere no basarse en un método académico puntual.
Rodrigo forma parte del equipo de profesionales del Centro de Educación Musical y Artística (CEMA), de la Universidad de La Punta (ULP). Y este viernes 20 de julio, se presentará en escena en el concierto del Ensamble ULP, que se realizará en la Sala Hugo del Carril, del Centro Cultural Puente Blanco a las 21:00.
El artista tiene 26 años. Se formó en guitarra, piano, composición, folclore y hoy incursiona el mundo de ópera. Los primeros indicios de su pasión por la música surgieron a los cuatro años, edad en que según especialistas, las personas forman su personalidad. Hoy Rodrigo deja en claro que su vida es eso que eligió de pequeño. Habla sobre su experiencia, la música y la docencia.
? ¿Qué te motivó a iniciarte en la música?
? No tuve otra motivación más que la necesidad. Mis primeros recuerdos musicales datan de los 4 o 5 años. Yo vivía con mi madre en casa de mis abuelos; allí había una guitarra a la que a menudo estaba asechando. Hasta ese momento no pasaba de ser un comportamiento curioso como el de cualquier niño, pero cuando comencé el preescolar recuerdo que intentaba acompañar las canciones que aprendía en el jardín, y lo curioso es que me ya daba cuenta cuando debía cambiar de acorde.
? ¿Cómo fueron tus primeros pasos en esta carrera artística?
? Mis primeros pasos fueron en San Francisco del Monte de Oro, en las clases particulares de don Dante Lucero. Un ser maravilloso, que además de ser un poeta había desarrollado una enorme capacidad para la docencia. Me inicié interpretando obras del repertorio cuyano. La columna vertebral de lo que hacíamos era la intuición, la sensibilidad, lo espontaneo y lo que cada uno traía, vaya a saber de dónde.
No había un estudio de la teoría de la música. Todo era prueba y error. Eso nos enseñaba a observar de manera consciente. Lo que hacíamos no tenía ningún aval técnico o marco teórico, si se oía mal, estaba mal, y si se oía bien, era un acierto. Dicho así suena elemental, pero en los círculos académicos a veces se olvida y luego hay que hacer un esfuerzo para recordar esta verdad de Perogrullo.
? ¿Cómo es tu participación en el equipo de profesores del CEMA?
? Actualmente me desempeño como director coral. En otros momentos dicté talleres de Educación Auditiva y Teoría General de la Música. También tuve la oportunidad de dictar distintos seminarios en la Primera Capacitación Intensiva para las Escuelas Públicas Digitales.
En el CEMA se dictan talleres abiertos a toda la comunidad. Esto permite un acercamiento elemental a las distintas prácticas musicales para cualquier interesado. Un dato que no es menor, es que la oferta es variada y los talleres son gratuitos.
? ¿Cómo compartís con los alumnos del CEMA tus conocimientos?
? En la docencia no me guío por un determinado método, nunca me llevé demasiado bien con ninguno de los libros que pretenden ser tal. Me gusta pensar en la búsqueda de lo sonoro desde lo humano. Me gusta pensar que el sonido que producimos tiene mucho de búsqueda introspectiva.
También pienso las clases en términos de política cultural. Me gusta que nos tomemos cierto tiempo para pensar en qué cantamos y por qué, y que eso nos dé las pautas del cómo. A fin de cuentas, cualquier manifestación, en este caso la música, es la exposición de un conjunto de ideas. Ese es el motor de todo. Lo resultante puede ser maravilloso: la construcción de un sonido, la reflexión de lo vivido, la ejercitación de la sensibilidad y la constatación del gusto de educar.
? La experiencia de haber representado Aurora, ¿cómo marcó tu carrera?
? Fue el corte de cinta, el saludo de bienvenida. El comienzo de una nueva etapa en mi vida. No había cantado ópera antes, ese fue mi debut, y si finalmente tengo la oportunidad de dedicarme plenamente al canto, me quedará el grato recuerdo de no sólo haber debutado con un protagónico, sino de que la ópera haya sido argentina, cantada en español, con una temática patriótica en su argumento y habiendo cantado su principal aria con la bandera argentina en las manos.
Otra relación destacable que heredé de Aurora, es la que mantengo con la directora de la Orquesta Filarmónica de Mendoza, la Maestra Ligia Amadio. Es una de las “mujeres de la música” más refulgentes de Latinoamérica, ella dirige orquestas en distintas partes del mundo.
Una sensación importante fue el sentirme apreciado y respetado por los Maestros que integran la Orquesta Filarmónica de Mendoza. Esta es una orquesta con historia, con grandes solistas en sus memorias. Que me hayan permitido compartir con ellos el escenario del Independencia, desde mi humilde lugar, es un hecho del que estoy profundamente agradecido. Espero tener nuevas oportunidades con ellos.
? Recibiste una beca para tomar clases en el programa de Placido Domingo, en la ópera de Washington. ¿Cómo imaginas que será esa experiencia?
? Sé que será sumamente enriquecedora. Es uno de los lugares de mayor prestigio en el mundo, y haber sido becado para asistir a una master class allí, me llena de entusiasmo. Por esos días se pondrá en escena “Don Giovanni” de Mozart, asistiré a los ensayos y tendré la posibilidad de compartir algunos momentos con las estrellas del elenco.
? ¿Cuál sería la mejor manera de incorporar esta vivencia a tu trayectoria profesional?
? Creo que la forma de sacarle mayor provecho es ir con serenidad, con la mente despejada para poder desarrollar una mayor capacidad de observación. Tengo la esperanza de que no sea un hecho aislado, sino que se trate de una primera experiencia internacional, es decir, que luego vengan otras, ya que por lo general, luego de estas experiencias uno comienza a insertarse en otro mundo y sospecho que ya nada vuelve a mirarse de la misma manera.
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