HACER EL BIEN
lunes, 04 julio de 2022 | 10:18

En el Día del médico y médica rural, tres historias entrelazadas por una entrañable vocación de servicio

Jacinta Ramírez, Omar Norberto Molina y María Cristina Carrizo, tres médicos rurales que atienden de manera integral, teniendo en cuenta los factores sociales, económicos, culturales, psicológicos y ambientales. Desde el Ministerio de Salud evocamos pasajes de vida de estos tres profesionales que se desempeñan en el CAPS de Beazley y los hospitales de Arizona y Nueva Galia.

El 4 de julio es el Día Nacional del Médico Rural en Argentina. La fecha se instituyó por ley Nº 25.448 del año 2001, en conmemoración del natalicio de Esteban Laureano Maradona, médico, naturalista, escritor y filántropo argentino. “Si algún asomo de mérito me asiste en el desempeño de mi profesión, este es bien limitado, yo no hice más que cumplir con el clásico juramento hipocrático, de hacer el bien a mis semejantes”, la frase pertenece a este médico, reconocido por su solidaridad y altruismo.

“El médico/a rural no es nada sin un equipo de trabajo que sostenga, apoye y acompañe”

Jacinta Ramírez, es especialista en Medicina General y Familiar, coordinadora del CAPS Beazley. Se graduó en Cuba, en la Escuela Latinoamericana de Medicina, en el 2013. A su regreso, al elegir su especialidad, hizo una pasantía en Santa Fe, lugar de donde es oriunda, “ahí me encontré con varios médicos y médicas generalistas, que fueron los que más me alentaron a seguir. Cuando se abre el concurso de residencias, busco y ahí decido venir a San Luis a hacer la residencia, que es la Especialidad en Medicina General y Familiar. Cuando me gradué de esto, pedí trabajar en alguna zona del interior y surgió Beazley, que, si bien pertenece al departamento Capital, es un área bien rural”.

Jacinta relató que tiene miles de anécdotas. Entre sus memorias evocó a una pareja de personas mayores que no tenían hijos y vivían solos, “la mujer estaba perdida mentalmente, tenía diabetes, hipertensión, y había que explicarle cómo tomar la medicación, porque no sabían leer ni escribir, entonces con el equipo lo que se nos ocurrió fue diseñar cajas con dibujos, del sol para el almuerzo y de la luna para la cena, y en cada cajita poníamos lo que tenían que tomar, además dos veces a la semana íbamos y controlábamos que todo estuviera en su lugar, como equipo de salud ellos nos marcaron mucho”.

Está convencida que su mejor aporte es volcar sus conocimientos, en un lenguaje fácil y accesible: “Mi función es intentar educar a la población para que mantengan la salud y para aquellos que no la tengan puedan recuperarla con el menor daño posible. Aprendo cada día a guiar en ese primer nivel de atención, en lugares alejados de las realidades que conocemos de las grandes urbes. El médico/a rural no es nada sin un equipo de trabajo que sostenga, apoye y acompañe, eso es algo que tengo el privilegio de tener, son profesionales que viven en el lugar y tienen muchas ganas y predisposición para ayudar a la comunidad”.

“Agradezco a la gente de aquí y al sistema de salud pública de San Luis por todo lo que me han brindado”

Omar Norberto Molina, es médico generalista, director del Hospital de Arizona. Nació en Rancul, provincia de La Pampa, hace 25 años que es director del Hospital de su localidad, se graduó en la Universidad Nacional de Córdoba, el 11 de diciembre de 1995, y comenzó a trabajar en Arizona el 3 de mayo de 1996. “Comencé mi labor en esta localidad, que era muy pequeña, recién llegado, con muchas dificultades en cuanto a la tecnología, la gente antes se trasladaba al policlínico de Villa Mercedes, eran distancias muy largas cuando había urgencias graves, no teníamos autopistas, los caminos era de tierra”, narró.

En sus inicios rememoró el intenso aprendizaje y las enseñanzas recibidas por parte de las enfermeras que tenían muchos años de experiencia. Omar describió que tuvo múltiples vivencias con los lugareños, “recuerdo un parto, la señora me pedía ir al baño con insistencia y la dejé, había tormenta, se cortó la luz, estábamos con faroles y linternas, de pronto escucho ruidos en el baño y el llanto de la criatura, había nacido el bebé, así que ahí mismo cortamos el cordón, finalmente salió todo bien”.

“Hoy tenemos un hermoso pueblo, con alumbrado, asfalto, aquí tengo mi casa, formé mi familia, mis tres hijas nacieron acá, una ya está recibida de psicóloga y trabaja en Arizona y Unión, las otras dos estudian Radiología y Abogacía en Córdoba. Agradezco a la gente de aquí y al sistema de salud pública de San Luis por todo lo que me han brindado”, finalizó el médico rural, deseándoles un muy feliz día a todos sus colegas.

“El principal legado que me ha dado esta profesión es poder conocer a las personas, sus historias y tener empatía por ellos”

María Cristina Carrizo, es directora del Hospital de Nueva Galia. Nació en Quilmes, provincia de Buenos Aires, y se graduó en diciembre de 1984, en la Universidad Nacional de La Plata, sus comienzos fueron en un pequeño pueblo, en el norte argentino: “Ahí el 60% de la población era comunidad aborigen, estaba encargada de un puesto sanitario, donde había cinco más dependientes de este”.

Luego de 13 años en Chaco, fue el turno de trasladarse a Buenos Aires donde se desempeñó por siete años más, “no quise estar más en esa ciudad y en 2004 comencé a trabajar en Nueva Galia, y si Dios quiere acá me quedo”, resumió.

La médica trajo a su memoria algo que la movilizó mucho, esto sucedió en su estadía en Chaco: “Después de atender un paciente en la semana, regresó a los días con muchas personas, él era un aborigen y le pregunto qué necesitaba, me contestó que los traía para que conocieran a la doctora que los tocaba, yo no entendía, luego me interioricé que antes había un médico que los atendía sin revisarlos, por ser de la comunidad Qom”.

“El principal legado que me ha dado esta profesión es poder conocer a las personas, sus historias y tener empatía por ellos”, concluyó.

Nota y fotos: Prensa Ministerio de Salud.