miércoles, 26 junio de 2019 | 15:15

Desde hace 10 meses compramos menos y menos

Catastrófica caída de la venta en shopping, 22,9%. Los supermercados y mayoristas, con disminución de ventas en dos dígitos, 12,6% y 12,9% respectivamente.

En medio de una meseta cambiaria que deteriora las reservas del BCRA pero tranquiliza a los mercados, los supermercados venden cada vez menos. Hace 10 meses consecutivos que sus facturaciones a precios constantes disminuyen. El porcentual de caída de las ventas en shopping es enorme, si vendían 5 productos hace un año, en abril vendieron menos de 4. Eso significa el 22,9% de retracción en las ventas.

Los dos informes publicados por el Indec, no solo nos hablan de que los argentinos consumimos bastante menos, trae implícita otras informaciones relevantes. Por ejemplo, cual es la inflación en los súper. Miremos el cuadro 9.2 de la publicación.

Aclara que no tiene la precisión del IPC, pues los compradores no siempre llevan los mismos productos. Más el índice es una buena aproximación a la inflación del changuito. Para abril la variación fue de 3,8% y la interanual de un escalofriante 66,6% (en el mismo período el IPC fue de 55,8% y el capítulo Alimentos y Bebidas 66,25). El índice que tiene como base 100 en el año 2017, nos indica que los precios de los súper desde enero de 2018 y abril de 2019 (un año y un cuatrimestre) aumentaron un 93,1%.

Otro dato que trae de manera colateral está relacionado al trabajo en los súper.

Entre abril 2018 y el mismo mes de 2019, 2905 personas perdieron su trabajo, y solo en abril fueron 581 los despedidos por los supermercados. Eso significa el -3 y -0,6 que figuran en la primera línea del cuadro.

Desde el Gobierno nacional se instaló el tema de la flexibilización laboral. Es un requerimiento del FMI. Se plantea que los costos laborales son la causa de la falta de trabajo, la pérdida de los “laburos”, del aumento de la desocupación y del trabajo en negro. Las variaciones porcentuales de estos “costos” en los supermercados no les estarían dando la razón.

Pues mientras los precios implícitos de los que venden subieron 66,6%, el costo laboral solo se incrementó 24,3%, son 42,3 puntos porcentuales menos. Las contribuciones patronales, tuvieron un incremento aún menor, fue del 19,9%, es decir, lo que tuvieron que pagar los dueños de los súper como aportes por tener empleados, subió menos de un tercio de lo que incrementaron los precios de los productos que venden.

Mientras los mercados pasan por un veranito cambiario, los supermercados sufren el gélido invierno de los bolsillos.