LITERATURA PUNTANA
Historias de San Francisco del Monte de Oro
La obra que se presentó durante la 3ª Feria Provincial del Libro reúne a 20 voces inspiradas por la localidad ubicada al norte de San Luis.
Por primera vez, una obra aglutina experiencias y fantasías en San Francisco del Monte de Oro. El paisaje se recrea en 20 voces. “Agosto parecía obstinado en la afanosa tarea de alargar los cortos y últimos días del invierno sobre el valle; por las mañanas, regalaba un apacible sol; un sol que empañaba de bruma azul los cerros y despertaba un persistente viento norte que todos los días soplaba enturbiando aún más la sierra y el paisaje del valle de San Francisco como si una cortina de humo escondiera la serranía tras su manto”, describe uno de los pasajes.
“Este libro ve la luz gracias al empuje de los que sin ser escritores, decidieron expresar sus recuerdos,sus vivencias y la tradición de sus antepasados,con el objeto de recabar historias de vida,costumbres, dichos y leyendas;plasmando el acervo cultural de nuestro pueblo. Se ha querido revalorizar nuestras raíces e identidad,rescatar la memoria a través de amenos relatos,para que no se pierdan en el tiempo ni caigan en el olvido y sean conocidos, muy especialmente,por las nuevas generaciones jóvenes y venideras”, dice la contratapa de “Historias de San Francisco”.
El libro se presentó durante la 3ª Feria Provincial del Libro, realizada en noviembre. Está dividido en dos. Una parte narrada por habitantes o exvecinos, y otra por turistas que quedaron prendados por algunas de las tantas bellezas locales.
Se reúnen textos de Alberto Durán, Mónica Mercuri, Natalia Contreras, Zulma Heredia, Mario Lucero, Ana María Romano, Miriam Salama, Martha Sánchez, Graciela Susana Tolosa, Julia Rosa Guialluca, Andrés Gómez, Mario Vallejo, José Orteu, Susana Salama, Liliana Marín de Bourgues, Pablo Eugenio Quevedo, Jorge Eduardo Pereira, AldaPolidori de Camargo, Ramón Alberto Piño y un anónimo.
“Es la primera vez que hago la recopilación y selección para editar un libro. Aprendí a compaginar y de todo. Se vendieron 100 libros en cuatro días”, compartió Susana Salama.
Pablo Quevedo tiene 40 años, es profesor de Música en una escuela primaria y por las tardes enseña tenis en Tilisarao. En 2011 publicó ” El viaje, de Tilisarao a La Quiaca”, y al año siguiente alumbró “Memorias & Nostalgias”.
“Escribo a veces en situaciones que ni yo puedo creer. Puedo estar quizás haciendo otra actividad y si una idea da vueltas en mi cabeza me tomo un instante y donde sea escribo algunas pautas para luego, con más comodidad, continuar con ella. Luego a veces tardo en encontrar ese tiempo, pero llega irremediablemente tarde o temprano, es como una energía que sí o sí tiene que salir de mí como lava de un volcán”, expresó.
“Escribir me permite redescubrirme todo el tiempo, reinventarme, me da la posibilidad de conocerme a fondo sacando de mí lo realmente genuino que hay en mi interior. Es un camino que nunca encuentra final, realmente mágica es la posibilidad de disfrutar de los pensamientos, vivencias, experiencias, anécdotas, todas juntas dando vueltas para claudicar luego en una hoja de papel, ideas que encuentran un sentido y muchas veces le dan impulso a mi vida”, indicó el autor, confeso admirador de Polo Godoy Rojo.
Alberto Piño garabatea desde los 17. “Cuando participé de la Feria del Libro sentí un honor por poder compartir ese espacio con personas ilustres de la cultura de San Francisco y de San Luis,un orgullo y una satisfacción enorme poder estar allí”, aseguró.
“Todos los días apunto algo, voy llevando una especie de diario donde anoto desde detalles que debo documentar relacionados a mi lugar de trabajo como así también textos sueltos que después voy editando. Así voy armando poco a poco, cuentos, poemas, o simplemente narraciones reales o ficticias”, contó el escritor nacido en La Majada.
Piño indicó que, en su cuento “El perro de la quebrada de los bueyes”, algunos de los pasajes que más lo atraparon fueron cuando su personaje transita la cuesta porque personalmente frecuentó esos senderos.
Además de diseñar y dibujar el escudo de San Francisco, Alberto ha impulsado proyectos para la conservación de animales en su localidad, pinta, y hace más de 25 años que es guía de Turismo, y elabora artesanías en maderas.
“Agüero me inspira mucho y también César Rosales”, confesó.
Un párrafo suyo, publicado en “Historias de San Francisco”, arroja una postal: “Como si un pincel caprichoso pintara la oscuridad con tenues luces amarillentas. La sierra se asentaba estoicamente en esta porción de patria del continente, allí en ese paisaje de roca, pajonal,viento y soledadconvivían;la vida y la muerte como en una danza cruel, signada por el destino y los preceptos de la naturaleza. También en esa sierra los hombres sobrevivían, en medio de un paisaje de contrastes, bello e implacable, un paisaje que los había convertido en solitarios de piel ausente de caricias,manos rusticas, sonrisas tímidas e infinita caridad…Hombres de rostros curtidos por el sol y el frío, ajados como viejos papeles donde transmitían edades e historias;así sobrevivían entre las piedras,la soledad, el garrotillo invernal y el sol veraniego; un sol generoso que vestía de verbenas los prados de altura y abarrotaba de sapitos de vientre rojo los manantiales ala vez que el ondulado paisaje, donde los árboles no podían crecer, se cubría de ruidosos saltamontes”.
Nota: Matías Gómez.
Fotos: Gentileza.
Corrección: Mariano Pennisi.
Contenidista: Jorge Scivetti.