MEDITAR EN EL AULA
sábado, 24 octubre de 2015 | 15:39

La meditación cristiana, un regreso a la sabiduría del desierto

La práctica contemplativa redescubierta por un monje benedictino inglés se extiende en colegios católicos de Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela.

El P. Laurence Freeman (traje) visitó la Argentina el año pasado y regresa a mediados de noviembre para dar charlas y un retiro espiritual.

El P. Laurence Freeman (traje) visitó la Argentina el año pasado y regresa a mediados de noviembre para dar charlas y un retiro espiritual.

“La Meditación Cristiana (MC) mantiene las raíces católicas, abiertas al diálogo ecuménico e interreligioso. Nuestro director es el P. Laurence Freeman OSB, monje benedictino que va a visitar la Argentina por décima vez para dar dos charlas y un retiro, a mediados de noviembre. La Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana (WCCM en su nombre inglés originario) mantiene 27 centros y está difundida en unos 100 países, con alrededor de 2 mil grupos que se reúnen semanalmente”, contó Marina Müller coordinadora de la Escuela de Meditación dentro de la WCCM en Sudamérica; laica, psicóloga, docente universitaria, escritora y oblata benedictina de la comunidad.

Actualmente, la MC se imparte no solo en parroquias sino también en colegios católicos de Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela.

“Conocí al P. Laurence en el 2005, cuando vino a presentar su primer libro traducido al castellano, ‘Jesús el maestro interior’, publicado por Editorial Bonum. Poco después comencé a practicar la MC y a colaborar con su difusión en el país y en países vecinos, luego viajé a Londres y a Australia, donde se practica desde hace décadas, para interiorizarme más”, explicó la coordinadora.

_ ¿En qué se diferencia la meditación cristiana de otras?

_La meditación se practica en muchas tradiciones religiosas, y también como método antiestrés.

Pero la meditación cristiana se diferencia de otras formas de meditación en que se realiza a partir de la fe y según antiguas tradiciones cristianas, buscando la oración incesante a la que invita San Pablo en una de sus cartas, y la llamada “oración pura” que proponían los Padres del desierto. Estas tradiciones provienen de fuentes muy antiguas: de Juan Casiano, escritor cristiano del siglo IV; de los Padres del desierto del mismo siglo; de la Oración del corazón u Oración de Jesús, a partir de entonces y hasta la actualidad; de la Nube del no saber (escrito del siglo XIV, de autor anónimo) y de otros autores místicos.

Fue retomada por el P. John Main, monje benedictino que inició grupos de laicos meditadores en Inglaterra y luego en Canadá para practicarla. Posteriormente se fundó en 1991 la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana (WCCM) liderada por el P. Laurence Freeman, monje benedictino continuador de lo iniciado por John Main en 1975.

_ En su experiencia personal, ¿qué descubrió con este tipo de meditación?

_Centralmente, la presencia continua de Dios en mi vida y en todas las cosas.

Una forma más vivencial de experimentar la relación personal con Jesús, con los demás, con las situaciones de la vida, con la naturaleza, conmigo misma, “desde el corazón”, desde una actitud de amor y de ternura.

En cuanto a mi persona, fui transformándome en más paciente, más compasiva, más atenta a descubrir lo bueno y la bondad día a día, más agradecida, más relajada.

En la comunidad hablamos de un viaje interminable, que dura toda la vida, “desde la mente al corazón”.

_ ¿Hay diferencia entre meditar y rezar?

_La meditación cristiana es una de las formas de lo que llamamos “oración contemplativa”, basada en el silencio, la quietud, la simplicidad y la entrega a la presencia de Dios, que vive en nuestro corazón. Usualmente se denomina rezar a recitar oraciones vocales, ya sean fórmulas fijas como el Padrenuestro, el Avemaría, etc., o bien expresiones espontáneas de la persona que reza. John Main hablaba de “la rueda de la oración” donde cada rayo representa una forma distinta de orar: las oraciones con fórmulas fijas, el rosario, la lectura bíblica, la oración espontánea, la liturgia de las horas, la misa, la meditación cristiana, etc., pero lo que da consistencia a la rueda es su centro, que es la oración de Cristo a través de todas esas formas.

_ En vez de arrodillarse para hablar con Dios, los chicos permanecen sentados, ¿esto implica un cambio de paradigma en el seno de la Iglesia?

_Arrodillarse o permanecer sentados son diferentes formas de expresarse en el momento de la oración, ya que lo corporal es parte de nuestro ser y manifiesta nuestra reverencia a lo divino. En esta forma que practicamos, damos importancia al silencio, la quietud y la repetición de una palabra sagrada.

_ ¿Qué dice el papa Francisco acerca de estos nuevos movimientos?

_El papa Francisco quiere una Iglesia atenta a los signos de los tiempos, y esta forma de oración contemplativa es uno de esos signos.

_ Los Padres del desierto también son conocidos por su fuerte disciplina ascética de renuncia o ayuno, ¿cómo adaptar su visión a los tiempos actuales?

_De los Padres del desierto tomamos su concepto y su práctica sobre la oración, que se expresa claramente en las Conferencias IX y X de Juan Casiano. El ayuno es una práctica ascética que aún tiene vigencia, no solo en el sentido de restringir u omitir la comida, sino de moderar el consumo y acrecentar el compartir, si bien los Padres del desierto fueron muy extremos en ese tipo de prácticas.

_ ¿Por qué considera que la quietud tiene cada vez menos espacio en la sociedad?

_La sociedad y la cultura actuales están dominadas por la prevalencia de la velocidad, la hiperestimulación, el consumismo, el ruido… Por eso la oración contemplativa y la meditación cristiana en ella, son prácticas contraculturales, pero las buscan cada vez más personas con sed de espiritualidad y de quietud.

_Conciencia, en el sentido de las disciplinas meditativas orientales, es un concepto más amplio (implica un constante darse cuenta) que la conciencia, según la interpretación tradicional (del deber) de la doctrina católica, ¿esta palabra también ha cambiado?

_Toda palabra puede tener diversos significados (es lo que se llama polisemia) y en el caso de la meditación cristiana, es importante prestar atención al momento presente y a “estar presente”, soltando el pasado y sin obsesionarnos por el futuro.

_ ¿Por qué cree que esta técnica de los Padres del desierto se dejó de lado en algunos sectores de la Iglesia?

_ Esta práctica está resurgiendo en Occidente, luego de siglos en que se la dejó de reconocer o se la circunscribió a los monjes y las monjas de los monasterios de clausura. En la Iglesia occidental se priorizó la racionalidad, el camino llamado “catafático” de las definiciones y los dogmas, y se tomó distancia del camino “apofático” complementario, que destaca el misterio y la experiencia del mismo, así como la imposibilidad de racionalizar totalmente lo inabarcable del misterio divino.

_ ¿Existe resistencia dentro de la propia Iglesia para implementar esta técnica?

_ Me parece que existe más bien un desconocimiento de las raíces cristianas de esta forma de oración. Tal vez es una cuestión de tiempo, como con cada nuevo movimiento que surge en la Iglesia a impulsos del Espíritu.

Antes de convertirse en monje, Main, el fundador de la MC, aprendió a meditar con un swami hindú durante casi dieciocho meses. En 1989, debido al interés que suscitaron diversas formas de meditación, el Vaticano difundió la “Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana”. El documento advierte que las propuestas de “armonización entre meditación cristiana y técnicas orientales deberán ser continuamente examinadas con un cuidadoso discernimiento de contenidos y de métodos, para evitar la caída en un pernicioso sincretismo”.

Müller aclara luego que la MC no es una técnica ya que para los Padres del desierto era un modo de oración. “La técnica es un asunto humano, en vez, la oración implica la intervención de la gracia y la relación con lo divino”, precisó.

Silencio, quietud y simplicidad son las actitudes que orientan esta práctica. Para meditar basta con escuchar unos minutos música suave, sentarse con la espalda derecha y cerrar los ojos. Se elige una palabra o frase corta y se la repite interna y silenciosamente, durante el tiempo de la meditación. El mantra sugerido es Maranatha, que, en arameo, el idioma que se hablaba en Israel cuando vivió Cristo, significa “Ven, Jesús”.

Personal y grupalmente se sugiere meditar unos 20 minutos, como mínimo, por la mañana, y 20 por la noche.

En el sitio www.meditacioncristiana.net, el capellán Sergio Mancini comparte su experiencia en el Colegio “Adoratrices Argentinas” de Córdoba: “La meditación cristiana permite el diálogo con otras experiencias de oración que no son necesariamente cristianas pero que tienen su fundamento en el silencio y en la posibilidad de encontrarse, desde el silencio, con uno mismo más allá de los pensamientos, imágenes o palabras, y con la fuente de nuestro propio ser”.

Nota: Matías Gómez.

Foto: Gentileza Meditación Cristiana.

Corrección: Mariano Pennisi.

Contenidista: Rosana Freite.