ROBERTO FERNÁNDEZ
sábado, 08 agosto de 2015 | 21:27

“Ser trasplantado es volver a disfrutar de las pequeñas cosas”

El 29 de abril de 2009 es la fecha del nuevo cumpleaños de Roberto Fernández. Este villamercedino de 54 años representará a la provincia en los XX Juegos Mundiales para Trasplantados que se disputarán en la ciudad de Mar del Plata, del 23 al 30 de agosto. Su historia, como la singular disciplina en la que jugará -petanca- vale la pena ser conocida.

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Roberto Fernández representará a San Luis, en el Mundial de Trasplantados jugando petanca.

“En el 2001 se me detectó una anomalía en el corazón e  inmendiatamente pasé a integrar la lista de espera para lograr un trasplante”, recordó Fernández, quien luego completó afirmando que “muchas cosas pasaron por mi cabeza durante todos esos años: el riesgo de morir está al acecho y la única posibilidad de vida es un trasplante. Los miedos y cuestionamientos aparecían por las noches cuando te quedás solo en la habitación del hospital”.

Tras años de espera, sin perder la esperanza ni darse por vencido, finalmente apareció un donante compatible 100%. Fernández estaba internado en el Hospital Italiano cuando recibió la noticia: una familia de Berazategui, localidad bonaerense al sur del Gran Buenos Aires accedió a ceder el corazón de su pariente fallecido. Comenzó así el movimiento de al menos 150 personas (entre médicos, enfermeros, anestesistas, cirujanos, camilleros, ambulancieros, policías) para que el puntano dentro del operativo de emergencia nacional, recibiera su trasplante.

“El doctor Claudio Burgos fue quien me trasplantó y me decía en chiste, que ese día nació otro animalito, lo tomé con gracia que relacionara lo mío con algo tan puro como son los animales y lo tendré siempre presente porque ese día volví a ver la luz de nuevo”, dijo Fernández.

A todos los trasplantados se les recomienda evitar el sedentarismo con la práctica de alguna actividad deportiva acorde a sus posibilidades. Allí aparece la petanca en la vida del mercedino: “Hacía deportes en forma esporádica, pádel, caminatas, en mi juventud jugué al fútbol en el Club San Martín pero mi vida era más bien sedentaria”, expresó. “Por prescripción médica, los trasplantados tenemos que evitar el sedentarismo y se dio la oportunidad de participar en los primeros Juegos Nacionales en Mendoza para personas trasplantadas”.

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El “Beto” en el podio de Mendoza.

En efecto, Roberto Fernández, como presidente de la fundación que preside fue invitado junto a los miembros de su comunidad a participar de distintos eventos deportivos: “La Fundación Villamercedinos Solidarios tiene dentro de su estructura a cinco miembros de mi familia además del resto de personas que integran la comisión y quienes colaboran con los eventos y actividades”.

“Nació a partir de mi experiencia vivida que motivó a hacer algo por las personas que quedan en lista de espera cuando precisan un órgano y ayudar también a la familia del paciente. Realizamos charlas sobre donación en escuelas e instituciones, entregamos folletería y participamos en todos los eventos posibles con nuestro stand”.

La Fundación está autorizada por el INCUCAI para ofrecer la misma, a quien quiera o pueda inscribirse en el Registro Nacional de Expresiones de Voluntad para la Donación de Órganos y Tejidos para Trasplante.

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Habrá 250 jugadores de petanca en el Mundial de Mar del Plata.

“La petanca es un juego de origen francés similar a las bochas pero yo solo conocía las bochas de verlo jugar a mi suegro, nada más (risas). Los juegos de Mendoza coincidieron con los 6° Juegos Latinoamericanos. Hubo 60 inscriptos dentro de los cuales había mexicanos, uruguayos, chilenos, peruanos en las categorías juniors, seniors, veteranos, super veteranos y femenino”. Fernández obtuvo el primer puesto en la categoría veteranos (50-59 años) que le valió ser seleccionado dentro del representativo argentino que jugará el Mundial en Mar del Plata.

“Se lo trajo para ver la aceptación que tenía la disciplina ya que en Europa los trasplantados lo juegan mucho y se iban a quedar sin la posibilidad de jugar en este Mundial. Según datos de la organización se inscribieron 250 jugadores de petanca para Mar del Plata”, señaló. Las bochas son personalizadas y a Fernández, la Comunidad Española de Trasplantados Cardíacos se las regaló: “Me avisaron que ya es están en el correo, una linda noticia que recibí en los últimos días. Tendré mis propias bochas para jugar el torneo”.

El deporte en este caso es la excusa perfecta para concentrar a más de 1500 personas de 55 países de todo el mundo, a compartir el mensaje de solidaridad que a ellos les significó una segunda oportunidad en la vida. También es una demostración de que un trasplantado puede superarse y demostrarse a sí mismo que se puede: “El mensaje final es primero, que la gente pierda el miedo a donar los órganos, y a los que están en lista de espera les digo que la luz está cerquita. Ser trasplantado es volver a la vida, es volver a disfrutar de las pequeñas cosas, es volver a vivir con un eterno agradecimiento a quien se fue de este mundo para dejarnos en la continuidad, la posibilidad de hacer algo por el otro, tratar de ser solidario con el prójimo. Vivir y disfrutar la vida”, concluyó.

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Estuche con bochas de petanca.

¿Cómo se juega a la petanca?

En su modalidad actual, la petanca surgió en 1907 en La Ciotat, Provenza, en el sur de Francia, aunque los antiguos romanos ya jugaban una versión primitiva con bolas de piedra, que fue llevada a Provenza por soldados y marineros romanos. Su nombre proviene de la expresión “piedstanquees” (“pies juntos”) en el dialecto provenzal.

Las bolas usadas son metálicas (no deben contener plomo ni arena en su interior) con unas estrías que dibujan todo su contorno. Su diámetro debe ser entre 70,5 y 80 mm, mientras que su peso oscila entre los 650 y los 800 gramos. La bola pequeña o boliche es de madera o de material sintético y debe tener un diámetro de 30 mm.

Los lanzamientos pueden ser de tres tipos: de aproximación al boliche; de tiro (al tiro perfecto se le llama “carro seco”, en el cual la bola tirada queda en el mismo lugar que la bola a la que se ha lanzado) para intentar alejar una bola de un jugador contrario golpeándola; y de apoyo, haciendo rodar la bola para acercar más una propia al boliche o para alejar una contraria. Una vez concluida la partida, cada bola que se encuentre más cerca del boliche que las de los contrarios se apunta un punto.

 

Nota y contenidista: Adolfo González.

Fotos: Web.

Corrección: Mariano Pennisi.