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martes, 28 enero de 2014 | 16:53

“La ULP es una escuela de vida y profesionalismo”

Si hay algo que caracteriza a los egresados de la Universidad de La Punta es que son emprendedores: buscan generar oportunidades para crecer en la práctica y no tienen miedo de ir detrás de sus sueños. Iván Gazzo (23) es uno de ellos. Egresado de la Tecnicatura en Narración Audiovisual (hoy Guión y Dirección de Cine y Video), este joven juninense radicado en Merlo es un talento puntano en crecimiento.

Iván es egresado de la tecnicatura en Guión y Dirección de Cine. Hoy se proyecta como profesional en todo el país

Iván es egresado de la tecnicatura en Guión y Dirección de Cine. Hoy se proyecta como profesional en todo el país

Recientemente trabajó en la película “El hijo de la guerra”, una co-producción con Uruguay; ganó dos certámenes literarios internacionales de renombre y organizó la primera edición del Merlo Filma, el festival que acercó el séptimo arte a los vecinos de la villa turística.

Pero, ¿por qué eligió estudiar en la ULP? “La Universidad es una escuela de vida y profesionalismo. Es un lugar donde uno aprende a construir lo que más quiere”, reflexiona Iván. Y añade: “Nos dio a mis compañeros y a mí un estilo de vida que lleva a interrogarse el alma; a preguntarnos qué es lo importante para nosotros y qué queremos hacer de nuestras vidas”.

Residencias: un día a día de convivencia y compañerismo

Al igual que muchos otros chicos que pasaron por las aulas de la casa de estudios provincial, Iván tuvo la posibilidad de vivir en las residencias universitarias. Allí convivió con otros alumnos que estaban en su misma situación y aprendió a “ser feliz” (sic.).

“Alojarte en el campus te da la posibilidad de abrirte a la carrera y al sueño que construís”, destaca el joven guionista. Y añade: “También implica convivir con otros chicos, aceptar al otro como es y apoyarlo en sus virtudes y defectos”.

Pero la vida en el campus no sólo es estudio, también es diversión y buenos momentos. “Además de la carpeta o el libro compartimos cientos de anécdotas. Nos ofrecíamos ayuda académica, existencial o, simplemente, como amigos”, recuerda.

Según el egresado de la ULP, despertar y desayunar en las residencias era una cuestión de suerte: uno podía encontrarse con todo el mundo o desayunar solo. “Entonces, solíamos despertarnos entre nosotros para no llegar tarde a ninguna clase”, evoca.

La hora del almuerzo lo encontraba la mayoría de las veces detrás de la cocina. “Me tocó un grupo numeroso a la hora de reunir provisiones y organizarnos con la comida. Yo cocinaba casi siempre, es uno de mis pasatiempos. Uno ponía la mesa, otro lavaba los platos y así sucedía con cada tarea del hogar”, explica.

Luego de cursar las materias cuatrimestrales o anuales por la tarde, los residentes se encontraban nuevamente en su hogar universitario. “Siempre era divertido, incluso cuando uno estaba enojado o tenía algún problema. Entre todos tratábamos de ayudarlo. La ULP fue mi segunda familia”, confiesa Iván.

Aprender de los grandes para crecer como profesional

El joven egresado del Instituto de Comunicación y Arte (ICA) va detrás de sus sueños. Pero no sólo eso: en cada uno de sus proyectos, demuestra que el título de la ULP trasciende fronteras. “En la película ‘El hijo de la guerra’ tuve la posibilidad de trabajar con artistas y técnicos de primer nivel, tanto de la Argentina como del extranjero. Esta experiencia me permitió absorber aprendizaje y experiencias a cada minuto para seguir ganando pasos dentro del cine”, asegura.

En 2014, Iván encarará un proyecto más que ambicioso: terminar su primer libro. Además, tiene proyectado escribir guiones para seguir generando proyectos audiovisuales en San Luis. “Mi objetivo es crear proyectos en los que la gente pueda aprender sobre el cine y soñar con realizar su historia de vida”, cuenta.

Del mejor promedio a ser un ejemplo

Iván rindió su último final a fines de 2013. Ese año, fue nombrado primera escolta de la bandera nacional. “Hice las cosas de la mejor manera. A muchos no les importa destacarse pero detrás de una nota o una calificación se encuentra la forma de realizar, el ímpetu que uno le pone y el sabor dulce que deja haber triunfado”, reflexiona.

Para este joven guionista, elegir una carrera implica pensar en dejarle algo bueno al mundo. La ULP lo ayudó en ese sentido: “La Universidad me dio la forma y la visión de hacer las cosas, es el lugar donde aprendí de grandes maestros de la vida y donde me sentí parte de un grupo. Entrar por la puerta de la ULP es darse cuenta de que la vida se hace paso a paso y que uno forja su propio camino”.

Nota y foto: Paula Bizzanelli – Prensa ULP.

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