Más allá de ser una celebración religiosa, la festividad también se caracteriza por ser una importante fuente de ingresos para los vecinos de Villa de la Quebrada, que son dueños de comercios, campings y alojamientos, como así también para artesanos, productores y emprendedores que montan sus puestos de venta para la ocasión. El movimiento turístico y económico que genera este evento multitudinario beneficia no sólo a la localidad, sino que además se extiende a toda la región.