UNA PLUMA PUNTANA EN BUENOS AIRES
sábado, 09 mayo de 2015 | 10:53

Perla Montiveros: “A mis 81 años hasta digo todo lo que pienso”

Con una sonrisa transparente y un espíritu alegre pronunció estas palabras Perla Montiveros de Mollo al ser consultada por Sarmiento quien varias veces es recordado en su obra y al parecer es una figura histórica que sigue despertando pasiones encontradas. Fue durante la presentación de su obra literaria “Casa de la Mirada”, editado por San Luis Libro dentro de la Colección Bicentenario. Los ensayos sobre la puntanidad fueron expuestos durante un acto que se realizó en la Feria Internacional del Libro.   

Perla Montiveros firmando su libro "Casa de la Mirada" en el stand de San Luis en la Feria Internacional del Libro.

Perla Montiveros firmando su libro “Casa de la Mirada” en el stand de San Luis en la Feria Internacional del Libro.

San Luis tuvo su día en la Feria Internacional del Libro que tendrá lugar en Buenos Aires hasta el 11 de mayo, fue el pasado jueves a las 18:30 en la sala José Hernández, Pabellón Rojo. Desde hace diez años San Luis dice presente en el día que la Feria Internacional le otorga a la provincia.

Dicen que todo entra por los ojos, y en el caso del libro de Montiveros de Mollo esto se cumple. Estéticamente es muy atractivo, de tapa dura, y en tonos blancos, grises y naranjas. “Van a ver ustedes que sencillito es mi decir, todo lo aquí volcado es de verdad, verdadero”, amenizó la autora, licenciada en Humanidades y Diplomada en La Sorbona, Universidad de Paris.

Perla es una divulgadora de la cultura y el folclore de San Luis, es hija de una de las escritoras más notables y prolíficas, que se ha convertido en una autoridad y un clásico de las letras sanluiseñas como es María Delia Gatica de Montiveros. Autora de obras de la talla del Diccionario de Regionalismos de San Luis, “A la sombra del Naranjal”, “Los cuentos de don Benito”, “Rescatando la memoria de la mujer puntana”, “El rostro de la tierra puntana en la poesía”, entre otras publicaciones. Su madre es sinónimo de la literatura puntana.

La antropóloga y doctora en Filosofía y Letras, Claudia Alicia Forgione, fue la encargada de introducir el libro que fue escrito por Perla Montiveros de Mollo y editado en el 2014. Fue una suerte de entrevista ante un auditorio colmado. Cada uno de los ensayos cuenta con una bibliografía muy extensa de manera que el lector puede profundizar los escritos.

En total, son nueve los ensayos de la obra, los títulos y contenidos son: “Religiosidad popular e identidad”; “San Francisco del Monte de Oro y Sarmiento”; “De relatos galleros y otras amenidades”; “Factores determinantes en la gesta de un lionero”; “Descubrimiento de la ciudad”; “Huellas de la Martina Chapanay” y “Los estudios folklóricos en San Luis”. Sobre el octavo que es “Haremos la ronda infinita…” la escritora dijo haberlo escrito “porque las rondas infantiles lo tienen todo y porque sueño con que no se pierdan, llevan en sus letras maneras de ver, amar y vivir”. El último capítulo se titula: “La celebración del árbol en poesía de Antonio Esteban Agüero”.

“Esta obra tiene que ver con la puntanidad, con preguntarnos por la identidad. Perla es una puntana de pura cepa, de las que se van pero que vuelve porque está siempre presente. En estos ensayos históricos se transmite esto”, reflexionó Adriana Ortiz Suárez, jefa del Programa San Luis Libro.

“Casa de la Mirada”, utiliza el título de un poema de Octavio Paz, que reza al inicio: “Caminas adentro de ti mismo y el tenue reflejo serpeante que te conduce no es la última mirada de tus ojos al cerrarse ni es el sol tímido golpeando tus párpados: es un arroyo secreto, no de agua sino de latidos: llamadas, respuestas, llamadas, hilo de claridades entre las altas yerbas y las bestias agazapadas de la conciencia a obscuras…”

La antropóloga y doctora en Filosofía y Letras, Claudia Alicia Forgione, fue la encargada de introducir el libro, en una suerte de entrevista.

La antropóloga y doctora en Filosofía y Letras, Claudia Alicia Forgione, fue la encargada de introducir el libro, en una suerte de entrevista.

“Tenemos una amistad de hace muchos años, tanto en lo intelectual como en lo personal, presentar este libro y que la autora me haya elegido para ello, me enorgullece”, así comenzaba Forgione: ¿Qué nos promete este libro, qué misterios revela?. Luego, a modo introductorio se adelantó a la respuesta porque aseguró haberlo leído con “gran deleite. No queda duda que ha querido abrir puertas para penetrar sin tropiezos en la memoria que guarda y que también vive y activa el pueblo. Lo logra recorriendo aldeas, interpelando a las personas e indagando en sus propias vivencias. Qué gran idea no?”.

El primer capítulo habla de la religiosidad popular y de la identidad. “Me llamó la atención que hablara de Domingo Faustino Sarmiento y de un tal César Rosales, dos hombres de tiempos tan distintos. Mi pregunta es el por qué de estos dos personajes”, interpeló Claudia y Perla respondió: “Porque me deleita entrar por las grandes puertas, nada más. Sarmiento aprendió a ser Sarmiento cabal en San Francisco del Monte de Oro, como lo cuento en este ensayo (localidad de la que la escritora es oriunda). Sarmiento nos enseñó a observar, a amar a la gente, a embeberse de la memoria, con entusiasmo, con energía, con certeza de ser. Esa puerta que nos abre Sarmiento nos dice justamente cómo observa a un señor que vive en una estancia de San Luis, él vuelve, es un retorno de Sarmiento a San Luis y este volver le significó estar allí,  una ceremonia donde el dueño de casa tomaba su rosario, rezaba acompañado de la gente del lugar, les hablaba a todos con el corazón, la manera más difícil de hablar porque debe ser absolutamente auténtica, los invitaba a vivir, a agradecer, a ser como cada uno quisiera. Sarmiento dice ‘me emocioné tanto que lloré, lloré muchísimo al verlo”.

Luego, Montiveros de Mollo, explica el por qué de la mención de César Rosales. “Y bueno ese tal César Rosales, el grandísimo poeta de San Luis, es importantísimo. Él va y descubre, en un lugar próximo a donde tenía su casa, a un hombre, que no tiene edad ni tiempo, en un páramo, pero que supo velar a los muertos, enterrar a los que quedaban y esta imagen nos significa, nos enseña que algo, alguien queda para decir lo que hay que decir todavía, aunque sea en el lugar más mísero”, concluye y bromea con que lean el libro a pesar de la extensión de su respuesta.

“San Francisco del Monte de Oro y Sarmiento” es otro de los títulos que contiene “Casa de la mirada”. “Tuvo a sus quince años un contacto especial con la tierra profunda”, Alicia Forgione citó esta frase que la conmovió en este capítulo.

“Hay un ensayo que a mí particularmente me encantó. Irónico, humorístico, con toda la picardía que tiene la gente de San Luis que se titula ‘De relatos  galleros y otras amenidades’ y comienza con estas palabras ‘siempre me ha sorprendido el pueblo de Quines, por qué?”, interpela Claudia y la autora responde: “Debo decir que allí nació mi papá. Quines junto a Luján y San Francisco son los pueblos que más visito. Quines está cerca de estos pueblos pero son personalidades distintas. Allí algo hay en la tierra, algo flota en la atmósfera y hace que brillen los quineros, el sol los quema, brillan porque se doran pero brillan con sus decires, con su machismo y bueno, lean el capítulo, hay otras sorpresas”, bromea Montiveros.

“Factores determinantes de la gesta de un lionero”, es otro de los ensayos. Allí, Forgione explica que en la zona no tenemos “lion”, se bautiza así al puma. “Ahora, Perla, hablar de gesta cuando te referías a los cazadores de estos pumas no es una explicación grandilocuente?”, subraya, Perla retruca con una lucidez intacta: “Es mucho más importante que cualquier gesta que hayamos leído, obligadamente a veces, en los tiempos pasados. Defenderse, luchar, esto también es la gesta, un hecho que se produce ante el mal, ganándole una pulseada”. Un relato de este ensayo, dice así: “…tiene aquella noche la certidumbre de haberle cerrado el paso a la bestia, ésta da un salto al vacío imposible de medir. El cazador enloquece. Sólo el diablo podría haber jugado esa partida, sólo el diablo en forma de lion”.

Otro capítulo habla de los estudios folclóricos en San Luis y la escritora cita a su propia madre, a Dora Ochoa de Masramón, a Jesús Liberato Tobares y Berta Vidal de Battini, entre otros autores, por su aporte a la cultura de San Luis. “Yo puedo decir sin mandarme la parte que Berta fue mi amiga, cómo la quise a esa mujer”, recordó Perla y contó que cuando la conoció se presentó como hija de Delia Gatica de Montiveros a lo que Berta respondió: “Sí, Perlita si ya la tengo fichada a usted. La recuerdo de chiquita recogiendo cuentos y leyendas por ahí. Usted llámeme todos los días a la siete de la mañana, podremos hablar. Las conversaciones más sabrosas y deleitosas las tuve con ella”, concluye Montiveros con indisimulable emoción por la “dama de blanco” como es recordada Vidal de Battini por su elegancia.

Otro de los pasajes más emotivos se vivió también cuando la autora recordó a Jesús Liberato Tobares. “Es un hombre de San Martín, él como tantos tenía por principio ayudar, con toda su sabiduría a cuestas”, evocó la autora de “Casa de la Mirada”.

“Cada uno puede iniciar la lectura por el título del ensayo que le resulte más prometedor”,  expone Forgione. Cabe aclarar que cada historia, cada relato, tiene un comienzo y un fin, sin embargo encontrarán un hilo conductor que servirá de motivador para continuar leyendo los restantes. “Será imposible desprenderse de esta lectura amena y profunda. El humor, la ironía y la picardía emergen en un cuento, un sucedido, un caso”, les auguró a los lectores la antropóloga.

Es un libro donde cada relato volcado entreteje en la mente y en el alma un pensamiento donde brota la promesa y convicción de que hay hombres y hay historias, y que cada generación tiene el compromiso de acariciar en la memoria colectiva, para mantener las tradiciones, para construir un presente cargado de puntanidad y con la mirada puesta en lo que vendrá. En esta investigación que transita por aspectos culturales, sociales, históricos y religiosos de la provincia, cada uno, con su aporte, logra un pedacito de eternidad.

A la salida de la sala, Perla mantuvo un contacto con la prensa y al ser consultada por la emotividad que había atravesado la presentación ella con una sonrisa simple pero constante, paso sereno pero firme y los ojos aún húmedos autodefinió su estado: “Estoy contenta y agradecida porque es un libro al que yo quiero mucho porque que no es mío, es de todos. Soy una persona que ha tenido mucha suerte en la vida, porque he estado al lado de gente maravillosa, al mirarlos ya vale la vida. Me emociono mucho últimamente, son los años”. Así, sencillo y claro, como su decir.

Nota: Cecilia Sosa

Fotos: Matías Gómez