EFEMERIDES
viernes, 02 mayo de 2014 | 11:51

Se cumplen 32 años del hundimiento del Crucero General Belgrano

El hundimiento del Crucero Belgrano de la Armada Argentina, es el hecho naval más significativo de la guerra por la soberanía sobre las Islas Malvinas. La nave fue hundida por un submarino inglés el 2 de mayo de 1982. De los 1093 tripulantes, 323 no regresaron a su hogar.

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El crucero General Belgrano era un veterano del mar, con un largo y glorioso historial de combate, en el que la suerte lo acompañó a través de años de permanente acción en diversas aguas del mundo. Pero su estrella se apagó a las el 2 de mayo de 1982, cuando un torpedo británico lo alcanzó al SE de la isla de los Estados y fuera de la denominada “zona de exclusión”, según lo indicó el Estado Mayor Conjunto.

El 2 de mayo de 1982  a las 16:01, un mes después que Argentina tomara posesión de las Islas Malvinas – territorio usurpado por los ingleses en 1833- el crucero General Belgrano recibió un ataque con torpedos de un submarino británico, mientras navegaba fuera de la zona de exclusión que Gran Bretaña había fijado.

Cesó la energía y la iluminación; y cuando parecía que el buque se elevaba en el aire, se produjo una segunda explosión proveniente de la proa. El submarino “Conqueror” había atacado, lanzando 3 viejos torpedos “MK8” de la 2º Guerra Mundial (uno de ellos no impactó en el buque), hechando así por tierra todas las negociaciones en camino para cesar las hostilidades.

Inmediatamente comenzó la inclinación a babor, los sistemas de generadores del buque quedaron inutilizados por la explosión del primer torpedo en la sala de máquinas de popa; todo el personal de las cubiertas inferiores debió dirigirse a su puesto de abandono asignado.

El buque tenía 72 balsas salvavidas (con capacidad para 20 personas cada una), de las cuales 62 eran necesarias y 10 de reserva. A las 16:10 y a razón de 1 grado por minuto, el buque ya estaba escorado a babor 10 grados, por lo que se arrojaron las balsas al agua que se abrieron automáticamente.

A las 16:13, se estabilizó la inclinación y creó la esperanza de que el buque se mantendría a flote, por lo que muchos marinos bajaron a cubiertas inferiores para socorrer a heridos, nadie posible de ser socorrido quedó sin asistencia; por el contrario, varios dieron su vida para ofrecer ayuda a sus compañeros y en ningún momento se produjeron reacciones de pánico o desobediencia.

A las 16:18, la inclinación llegaba a 20 grados y el borde de cubierta de babor estaba a ras del agua. A las 16:23, las balsas de babor estaban a nivel de la borda y las de estribor estacionadas varios metros debajo de la cubierta, junto al casco. Después de la tensa espera, cuando ya no quedaba alternativa posible, el capitán dio la orden que ningún marino desearía dar jamás “Abandonar el Buque”.

Los heridos fueron los primeros en ser trasladados a las balsas y las que estaban pegadas al casco en la banda de estribor, y que el viento les dificultaba despegarse, fueron arrastradas por un bote de goma a motor, tripulado por tres hombres. Muchos debieron tirarse al agua para ingresar a las balsas (el lapso que una persona podía permanecer con vida en esas aguas heladas, no pasaba de 5 minutos), por lo que, algunas balsas quedaron sobrecargadas con 30 personas y otras con no más de 3.

A las 16:40 el Capitán se arrojó al agua siendo el último hombre con vida a bordo. A las 16: 50 la escora era de 60º, preanunciando el hundimiento. Muchos ojos nublados por las lágrimas fueron testigo de los últimos minutos del crucero “General Belgrano”.

¡VIVA LA PATRIA! – ¡VIVA EL BELGRANO! Fueron las voces que despidieron al crucero al sumergirse su proa a las 17: 00

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  • El rescate

Las balsas, algunas unidas por cabos, comenzaron a alejarse lentamente impulsadas por el viento y la corriente marina. A las 19:00 del 2 de mayo se desató un temporal, cortándose los cabos que unían algunas balsas. A las 21:00 el temporal llegó a su máxima fuerza con olas de 10 mts. Y vientos de 100 km/h.

Las olas que caían sobre las balsas aplastaban a los hombres contra el piso, algunas dieron vueltas de 360º, para luego recuperar su estabilidad.

Con viento tan fuerte los cierres de las puertas de las balsas se rompieron y el aire helado entraba a las mismas con una sensación térmica exterior de -20º C, debiendo turnarse cada 15 minutos para cerrar con las manos las entradas de aire., la mayoría de las balsas tenían entre 10 y 32 hombres y así mantenían la temperatura interior cercana a 10º C; sólo en una balsa había dos tripulantes y ambos fallecieron.

A las 9:00 el avión “Neptuno 2P111” de la Armada Argentina divisó una mancha de petróleo que orientó la búsqueda de las balsas, las cuales fueron divisadas por el mismo avión a las 13:00 y a 100 Km del lugar del hundimiento. A las pocas horas arribaron los buques de rescate, cuya labor continuó durante la noche y las últimas balsas fueron rescatadas el 4 de mayo.

Participaron del rescate el “A3 Aviso Gurruchaga” que recogió 365 tripulantes, el “B1 Buque Polar Bahía Paraíso” que recogió 88 tripulantes, el “D26 Destructor Bouchard” que recogió 64 tripulantes y el “D29 Destructor Piedra Buena” que recogió 276 tripulantes.

Las operaciones de búsqueda continuaron hasta el día 9 de mayo, verificando que no quedara ningún tripulante vivo o muerto sobre la superficie del mar.

Los buques recogieron 793 tripulantes de los cuales 23 fallecieron, los 770 sobrevivientes marcan una de las operaciones de búsqueda y rescate más extraordinarias de la historia de la navegación; dadas las condiciones del mar donde se produjeron.

El 84 % de las bajas (272) se produjo por el efecto inmediato de los torpedos.

El 9 % de las bajas (28) corresponde a desaparecidos a partir del abandono del buque.

y El 7 % de las bajas (23) fue recuperado muerto o falleció en el continente.

El total de bajas fue de 323 tripulantes.

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Nota: Fernando Romero

Foto: Web

Fuente: Diario La Nación, martes 4 de mayo de 1982 | CAMNE