MALVINAS, EL LEGADO
jueves, 25 abril de 2024 | 10:04

Un acto de entrega y amor a la Patria

Ernesto Raffaini, piloto retirado de la Fuerza Aérea, recuerda aquellos días en los que se colocaba el traje de neoprene y tenía que apartar los temores para concentrarse en su tarea. Con la guerra, vio de cerca pérdidas y tristeza. Por ello, dice, es importante que las nuevas generaciones valoren a quienes dieron su vida por la Patria con vocación y servicio.

Si bien vive actualmente en Merlo, la voz de Ernesto Raffaini se inunda de orgullo cuando cuenta que, proporcionalmente, su terruño, Santa Rosa del Conlara, es la localidad de San Luis en la que nacieron la mayor cantidad de combatientes que fueron a Malvinas.

Ernesto era piloto de la Fuerza Aérea y voló el A-4P Skyhawk (Halcón del Cielo), de la dotación de la V Brigada Aérea de Villa Reynolds. “Estaba de jefe de turno en la V Brigada cuando fui a controlar los mensajes que llegaban. Los oficiales que habían estado despiertos toda la noche me dijeron que habían tomado Malvinas. Le di la noticia al jefe de la Brigada y para él fue una novedad, para todos fue una sorpresa. La V Brigada tenía dos escuadrones, el primero desplegó el 14 o 15 de abril. Y el segundo, el nuestro, el 1° de mayo, cuando se produjo el ataque en Malvinas”, evocó.

Ernesto, de 71 años, recorre por unos segundos los laberintos de su memoria para recordar cuál fue el momento más difícil que le tocó afrontar en los 45 días que vivió la guerra. “Nos avisaban del radar de Río Gallegos de la caída de aviones que habían salido. Habían quedado viudas y huérfanos, esos momentos eran muy tristes”, contó. Hay una fecha tan imborrable como dolorosa: el 12 de mayo de 1982, cuando perdieron a los cuatro primeros compañeros.

Al momento de subirse a un avión, Ernesto trataba de apartar los temores para concentrarse en las acciones necesarias para despegar, mantener la nave en el aire y aterrizar en perfectas condiciones. Pero admite: “El momento más complicado es cuando a uno le dicen ‘tenés que salir a hacer el vuelo’, lo que implica colocarse el traje de neoprene y saber que hay que salir a volar y confiar en que ese único motor que tiene el avión no se plante. Y, si se llega a detener, poder dar la posición para que alguien pueda salir a rescatar”, refirió.

—¿ Qué es para usted la guerra, Ernesto?

—Toda guerra implica cosas muy duras, muy tristes, y la defino desde lo que viví en Malvinas. Es una entrega a la Patria, a lo que uno juró defender. Eso era lo que primaba en los pilotos. Algunos eran muy jovencitos, y uno veía el coraje con el que salían a volar.

—¿Qué legado quiere dejar como excombatiente?

—Me gustaría que las generaciones que vienen valoren sobre todo a los que quedaron en Malvinas. Hubo personas que tuvieron vocación de servicio, amor a la Patria. Creo que ese es el legado que uno puede dejar para los nietos, para las generaciones futuras, para los que nos tienen que reemplazar.