MALVINAS, EL LEGADO
martes, 23 abril de 2024 | 09:31

El estruendo de las bombas que todavía resuena

A 42 años de la finalización de la guerra de Malvinas, el excombatiente sanluiseño Carlos Díaz aún puede escuchar el estallido del constante bombardeo inglés sobre Puerto Argentino, donde estuvo resistiendo durante más de dos semanas.

Carlos Aníbal Díaz nació en la capital de San Luis y reside en La Punta desde hace 20 años. En noviembre de 1981 egresó de la Escuela de Suboficiales ‘Sargento Cabral’ como cabo de Ejército y unos meses después embarcó rumbo a las Islas Malvinas para defender a la Patria en el conflicto del Atlántico Sur. Al recordar su experiencia busca mantener una línea de discurso neutra, casi robótica, pero su lenguaje corporal denota una lucha constante por resguardar emociones que están a flor de piel. 

Luego de pasar por diversas estaciones, al escuadrón de Carlos le ordenaron tomar posición cerca de Puerto Argentino, a unos tres kilómetros de la costa. El 1° de mayo, el veterano de guerra observó junto con sus compañeros cómo se acercaban unos barcos, aunque no terminaban de descifrar si eran buques propios o enemigos. “Cuando nos empezaron a tirar bombas nos dimos cuenta”, explica.

La misión de las embarcaciones británicas era destruir el puerto, pero en muchas ocasiones los explosivos detonaban cerca del sitio que ocupaba Carlos. Durante la noche, entre las 21:00 y las 4:00, el fuego enemigo era propiciado por los barcos que merodeaban la zona. De día, llegaba el turno del fuego aéreo. La única constante era la pesadilla que vivía Carlos junto con sus compañeros.

Tras 15 días sobreviviendo en esas circunstancias, al veterano le tocó caer preso de la armada inglesa. Aunque no desea ahondar en ese aspecto, resalta que al regresar a territorio argentino tuvo que someterse a un psicotécnico particular para evaluar su estado mental. “Todo el proceso de volver duró casi un mes. A mi familia le envié un telegrama avisando que estaba bien, pero hasta que no me vieron, no lo creían”, señala.

En la actualidad, Carlos pregona revalorizar los símbolos patrios como un todo que debe unir al país. Muestra frustración al describir cómo muchos chicos en las escuelas ya no cantan el Himno o miran para otro lado durante el izamiento de la Bandera y lucha constantemente “para que llevemos la Patria en el corazón”. Por eso cada 2 de abril tiene un significado particular, como una jornada en la que “el pueblo reconoce a los verdaderos veteranos, a los que quedaron en las islas”.