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MALVINAS, EL LEGADO
lunes, 08 abril de 2024 | 10:37

Escribir para resignificar la guerra

Nicolás Ferreyra es un excombatiente que se desempeñó como enfermero. Desde que volvió de Malvinas, soñaba con los soldados que lo llamaban a la noche pidiéndole ayuda, algo que en verdad ocurrió en la guerra. Escribir le sirvió para quitarle peso a ese sueño y trasmutar sus vivencias en libros, una de las formas de malvinización que lleva adelante. “Si conocemos más sobre Malvinas vamos a ser más conscientes, más hermanos, más solidarios, y mejoraremos la Argentina”, dijo. 

Por el trabajo de su padre, jefe de correo, Nicolás Ferreira vivió en varios puntos del país. Nació en Caucete, San Juan, y ahora reside en la Villa de Merlo y, por esas cosas de la vida, también conoció las Malvinas. “Yo había sido incorporado en febrero de 1982 y en la instrucción salió la posibilidad de hacer un curso de enfermero. Llegado el mes de junio, recibimos la orden de aguardar en el rompehielos ‘Almirante Irizar’, que fue transformado en buque hospital”, narró. Salieron en los primeros días de junio y llegaron al combate final.

Nicolás aún conserva su chaqueta blanca, firmada por sus camaradas. La toca y parece de inmediato transportarse a 1982. “Las cosas que uno experimenta en la guerra son muy difíciles. El ser humano tiene otra visión viendo películas, pero el hecho real es muy fuerte. Hay cosas en la enfermería que no habíamos hecho nunca y que no figuran en los libros. Uno va inventando formas de ayudar al herido, hasta psicológicamente. Fuimos no solo como enfermeros, sino como parte de su familia”, dijo.

Como a tantos veteranos, a Nicolás no le resultó sencillo expresar lo que sentía tras Malvinas. Pero él pudo hacerlo a través de la escritura. Con su primer libro, ‘Hemos Regresado’, pudo sacarse de encima el peso de un sueño recurrente. “Desde que volví de Malvinas soñaba con los soldados que nos llamaban, que fue algo real, nos llamaban a la noche pidiéndonos ayuda. Hasta que un año, justo en Semana Santa, tuve un accidente. Y gracias a la ayuda de un sacerdote, empecé a elaborar el libro un 8 de diciembre y se lo dediqué a la Virgen. Sirvió para borrar todos esos recuerdos”, detalló Nicolás, con la voz quebrada. Luego publicó dos libros más: ‘Vamos, hermano, vamos’ y ‘Malvinas: por los que quedaron, por los que volvimos’.

“Vimos el horror de la guerra, cómo el ser humano se destruye. Las situaciones que vive una persona en la batalla van casi al límite. Y ahí uno, cuando pasa mucho tiempo, se da cuenta de lo que viviste, de que estuviste muy cerca de la muerte, que volviste de la muerte. Y que hay un camino por recorrer todavía”, dijo. Parte de ese camino es malvinizar. Para Nicolás, al legado de Malvinas lo tiene que hacer la sociedad misma. “Hablando con nosotros, escuchándonos y tratando de recuperar Malvinas de otra forma. Malvinas es la Patria. Empezando a conocer más sobre Malvinas vamos a empezar a ser más conscientes, vamos a empezar a ser más hermanos, más solidarios, y a mejorar la Argentina”, consideró.