El desafío de las universidades en la sociedad del conocimiento

El jefe del programa Políticas Innovadoras Universitarias de la Universidad de La Punta, Selín Carrasco, analizó la transición entre la universidad tradicional y la actual.

“Desde hace décadas, la universidad –tal como la conocemos- está viviendo con dificultad una transición hacia la sociedad del conocimiento. La casa de estudios letrada, aquella dotada de bibliotecas con millones de ejemplares, está comprendiendo finalmente que el requisito para acceder a material bibliográfico pasa hoy por tener una buena conexión a Internet. De igual modo, la modalidad aislada y cerrada que siempre la caracterizó se está abriendo al conocimiento del mundo a través de las redes, y la barrera entre la educación formal e informal, que históricamente marcó, se está volviendo cada vez más difusa”, dijo.

Ya lo dijo John Hennessy, rector de la Universidad de Standford, en dos recientes entrevistas, cuando sugirió que las universidades deben dejar de priorizar la construcción de aulas porque la totalidad de sus clases serán virtuales. Además, pronosticó que más del 30% de las universidades tradicionales de los Estados Unidos no serán capaces de sostener el cambio hacia la universidad de la sociedad del conocimiento.

Para Selín Carrasco, jefe del programa Políticas Innovadoras Universitarias de la Universidad de La Punta (ULP), esta afirmación debería extrapolarse a todo el mundo, en especial, a los países de Latinoamérica. “Es un concepto muy revolucionario y, por desgracia, la mayoría de las universidades no lo han entendido”, asegura. Y añade: “Es paradójico porque las instituciones educativas que más crecen en el mundo son las virtuales. La Universidad Indira Gandhi, por ejemplo, tiene dos millones de estudiantes y su campus no es más grande que el de la ULP. En los Estados Unidos, en tanto, la cantidad de cursos virtuales ha superado hace algunos años a los realizados de una manera presencial tradicional”.

Otro de los ejemplos más relevantes mencionados por Carrasco es Coursera: una plataforma online, que ofrece 300 cursos activos sobre distintas temáticas. En la última edición del seminario de inteligencia artificial, por nombrar uno, se titularon cerca de 60 mil personas. Según Carrasco, esta modalidad puede tener su raíz en San Luis. “Hay materiales, profesores, formación docente, Wi-Fi abierto… La provincia tiene todo para desarrollar un proyecto de estas características”, afirma.

De prejuicios y oportunidades

Desde sus inicios, la llamada “educación a distancia” despertó reticencia en el ámbito académico. La percepción de que estos cursos tienen menor calidad, hace que muchos egresados soliciten excluir este dato de sus diplomas. Todo cambia en la sociedad de la información: “En el momento que aparece la dimensión virtual cambia el concepto de tiempo y distancia. Si tenemos en cuenta que a través de videoconferencias ya se pueden transmitir olores y gustos en forma simultánea, todo es relativo. Entonces, ya no podemos hablar de ´educación a distancia´ sino de ´educación sin distancias´”, confirma el jefe del programa Políticas Innovadoras Universitarias de la ULP.

En este sentido y, siguiendo a algunos investigadores franceses, el académico chileno asegura que las universidades actuales tienen que ser explícitamente del hipermundo para aprovechar las facilidades, que este les provee. “Si podemos tener un profesor en La Punta, ¿por qué no habrían de recibirlo en simultáneo alumnos de todas las localidades de San Luis’”, ejemplifica.

Esta nueva lógica virtual introduce otra duda: ¿está asegurado el aprendizaje significativo de los alumnos? Para Carrasco, la respuesta es afirmativa. “En la nueva universidad, el docente facilitador enseña en base a proyectos, a exploración y descubrimiento, a objetos de aprendizaje, a problemas, entre otras modalidades ´innovadoras´, y aspira a que el estudiante aprenda de una manera personalizada. La conexión a Internet permite, en este sentido, que sus peldaños de aprendizaje sean aun mayores”, finaliza.

“Los cursos online de calidad pueden tener su raíz en San Luis”, asegura Selín Carrasco, jefe del programa Políticas Innovadoras Universitarias.