CORTANDO BOLETO
domingo, 05 febrero de 2017 | 09:00

Teresa del Carmen Cárdenas de profesión colectivera en el interurbano puntano

Con carnet habilitante a nivel nacional y provincial, es la única mujer chofer en el servicio de transporte interurbano de San Luis.

Teresa junto al secretario Dario Rosas Curi.

Teresa junto al secretario Dario Rosas Curi.

De impecable uniforme azul, que incluye camisa blanca y corbata; un delicado peinado recogido y ojos delineados; esta sencilla mujer de 52 años tiene la tarea de trasladar pasajeros hacia la zona turística de El Trapiche. Sus rondas diarias arriba del bondi de la empresa María del Rosario, se disfrutan porque si bien Teresa de profesión es colectivera; su pasión es la música y despunta su lado artístico cuando algún pasajero o turista carga con una guitarra y empiezan a sonar chacareras hasta completar el recorrido y llegar al destino serrano.  Los turistas son los que más se sorprenden al ver una mujer chofer y no pierden oportunidad para pedirle un par de fotos que después irán a parar expuestas en las redes sociales de moda.

Una vida en movimiento. Al compás de la música y cortando boletos, también tiene tiempo para sus dos hijos y atender todas las tareas que exige el hogar. Más allá de ser un oficio prácticamente masculino, Teresa supo ganarse su lugar en un mundo machista que incluye aún hoy a choferes y pasajeros, que se sorprenden de ver una mujer manejando un bondi o un camión. Y es que no solo tiene su habilitación nacional y provincial para conducir colectivos, sino que también su licencia alcanza a la categoría de los camiones.

Como de costumbre, mirando por el espejo retrovisor, Teresa se deja llevar por los recuerdos, y nos da un pase libre para recorrer juntos su vida.

Nada fue fácil para Teresa. La elección de estar al frente de una unidad de transporte público de pasajeros, llegó por la necesidad de obtener un buen trabajo, de esos bien remunerados que te dan la posibilidad de encarar un nivel de vida digno; en especial cuando sos muy joven, divorciada y con dos hijos. Teresa se volvió jefa de hogar y afrontó con amor y gran responsabilidad, la profesión de chofer en la cual dependen de ella números usuarios que traslada todos los días por las rutas de la provincia. Sus hijos Rodrigo de 29 y Renzo de 26, siempre están pendientes de su madre en cada viaje y disfrutan el poder compartir con ella, al menos, el almuerzo familiar.

Teresa tenía 32 años cuando decide pasar una vida arriba del bondi. En aquellas épocas era cajera de un supermercado, y ya se veían algunas pioneras manejando los colectivos urbanos. Cuenta que un día pensó: “Si ellas pueden, ¿por qué yo no?”. Y sin perder tiempo, se decidió a obtener su carnet de conducir. Con ese objetivo, le pidió a un remisero amigo que le facilitara el auto para ir practicando y poder dar el examen correspondiente.

Una vez que obtiene su licencia se presenta en lo que se conocía tiempo atrás como empresa SAISA. Después de mucho insistir, casi un año, diría Teresa y “de ganarles por cansancio” recibió el llamado tan esperado. Como enseñanza de vida, aclara que “nunca hay que rendirse, ni darse por vencida”, en referencia a que tarde o temprano todo llega, si uno insiste y no baja los brazos.

En la empresa empieza las prácticas con las típicas unidades más pequeñas de las que habitualmente observamos en el parque automotor actual de colectivos. Y su primer trabajo de colectivera fue con la Unidad Nº 04 en el recorrido de la Línea O que correspondía al barrio Eva Perón.

Fueron cuatro años lo que trabajó con esa empresa. A esa altura, quería probar estudiando enfermería en la Universidad Estatal. Pero faltando pocas materias para recibirse, la necesidad económica, la vuelve a poner en aprietos y toma de determinación de volver a pedir trabajo en SAISA, pero ya no fue como antes. No logra que la incorporen y ya no tomaban siquiera como choferes a las mujeres. Esto quedó muy marcado en la vida de Teresa que hoy insiste en que los legisladores deberían trabajar en disposiciones que obliguen a tomar un cupo importante de mujeres que quieran ser colectiveras, sin importar la edad.

Tuvo la posibilidad de trabajar un tiempo en una empresa que efectuaba traslado de personal de fábrica, hasta que por intermedio de una amiga, también colectivera, entró a trabajar en la empresa María del Rosario que recién se estaba abriendo camino en la provincia. Después de poco tiempo, decidió bajarse del bondi y probar con estudiar música.

En su paso por el mundo artístico formó parte de la Orquesta de Guitarras Puntanas; integró el Dúo Jordán con Omar Godoy que supo presentarse en escenarios como el de Cosquín y el Festival Nacional del Malambo. Pasando además por los tradicionales festivales provinciales.  Con un estilo folclórico, como repertorio, el Dúo contó con el soporte de los guitarristas Carlitos Videla y Diego Sosa, recordó con gran emoción Teresa. Actualmente, y desde hace largos años, dirige el coro de adultos mayores en el PAMI.

La cuestión, que pasaba el tiempo y Teresa se dio cuenta que llegada determinada edad, como pasadas las cuatro décadas, y para una mujer ya se hacía difícil conseguir un trabajo. De gran ayuda en esas épocas fue la posibilidad de acceder al Plan de Inclusión Social. La vida la llevó a desembarcar un par de años en Vialidad Provincial como chofer manejando los colectivos que trasladaban al personal por el interior del territorio puntano.

Grandes recuerdos y un sinnúmero de anécdotas simpáticas, fue el saldo que dejó otros cuatro años de trabajo piloteando camiones y maquinaria pesada. Entre risas y algunas lágrimas, Teresa cuenta la historia, en la que manejaba un camión cisterna de 10 mil litros en el Rosendo Hernández a pedido de don Carlos Bassi, quien le preguntó si se animaba y ella le dijo sin dudarlo: que sí. Mientras se disponía a regar la calle interna de tierra, observaba con asombro el gran alboroto de la gente que estaba ubicada en esos sectores esperando disfrutar de una típica carrera. Por un momento pensó, que la gente se asustaba por ver una mujer manejar tremendo camión. La cuestión era, que en lugar de regar la calle de tierra, apretó un botón que no correspondía y terminó bañando a toda esa gente alborotada. Por suerte, cuenta Teresa, fue una jornada muy calurosa y todos, en realidad lo que hacían, era agradecer el gesto refrescante.

Trabajando en Vialidad Provincial llegó a manejar hasta un camión volquetero. Aclara que la trataron con gran respeto y cariño. Pero nuevamente, vuelve a sentir la necesidad económica de mejorar sus ingresos, en especial, pensando en sus hijos y su hogar. Tal era la necesidad, que casi estuvo a punto de rendir examen en San Juan para ingresar a una minera que pedía mujeres chofer. Antes de dar ese tremendo salto en su vida, tuvo el impulso de llamar nuevamente a la empresa María del Rosario, con tanta buena suerte, que la atiende su propia dueña, doña Rosa Gómez.

Recuerda que le dijo: “Doña Rosa, no sé si se acuerda de mí… le quiero preguntar si usted me aceptaría nuevamente como chofer de su empresa”. Con gran entusiasmo escuchaba la respuesta del otro lado del teléfono. Doña Rosa la esperaba ese mismo día en su oficina. Fue un 1º de Febrero de 2012 que vuelve a ingresar en la empresa y subirse a una unidad a cortar boletos, hasta el día de hoy.

Teresa es una mujer sencilla, que está agradecida con numerosas personas que pasaron por su vida y le extendieron una mano, en los momentos difíciles. Destaca en esto, el rol de doña Rosa como mujer, empresaria y pionera en el transporte interurbano. Se siente inmensamente feliz y agradecida con la vida.  “Amo a  San Luis”, “amo trabajar”, “amo mi profesión de chofer”, “soy feliz con lo que tengo, me alcanza y puedo mantener a mi familia como realmente quiero”, expresó Teresa.

Durante la visita que realizó a las oficinas de la Secretaría de Transporte, Teresa tuvo la oportunidad de saludar al secretario, Darío Rosas Curi, y contarle todas sus inquietudes en un diálogo afectuoso y emotivo a la vez. Se sintió agradecida por la atención, en especial que una máxima autoridad en materia de transporte, le dedicara tiempo a ella: una simple mujer olectivera, como le gusta definirse.

Y hablando de la Secretaría de Transporte, desde el área de emisión de licencias de conducir, dan cuenta de que Teresa es la única chofer que cada año cuando viene a las oficinas a renovar su carnet, obtiene un 100 % en sus exámenes. Para sus colegas masculinos, ella se devora los libros. Para Teresa es una gran responsabilidad y compromiso, manejar los destinos de determinadas personas que confían en su capacidad y calidad como chofer.

 

Nota y fotos: Prensa Secretaría de Transporte.