CULTURA
lunes, 19 diciembre de 2022 | 13:12

Recuerdos del antiguo Teatro Club Social San Luis

La profesora de Historia y referente cultural, Leticia Maqueda, comparte algunas anécdotas del edificio que fue centro de la vida recreativa en la década del 60´ y cuya réplica fue inaugurada este mes en el noroeste de la capital puntana. “Poder disfrutar de estos bienes culturales es un derecho humano irrenunciable”, aseguró.

“Los recuerdos de infancia y adolescencia siempre están ligados a un espacio, a una geografía cargada de imágenes, olores, sensaciones, y cuando hacen referencia a la calle en que vivimos, como si fuera una gran ventana nos traen al presente un tiempo pasado. Recuerdo la calle Belgrano entre San Martín y Rivadavia, la calle en donde estaba mi casa. Tenía en los años 50 y 60 que vienen a mi memoria, una arquitectura homogénea y bella. Sobresalía en la esquina de Belgrano y San Martín sobre calle Belgrano el edificio del Banco Nación, hoy sede del Municipio y en la vereda de enfrente, el Teatro Club Social San Luis sobre calle San Martín.

“Este último escondía el esplendor de su antigua belleza en una pátina de deterioro otorgado por un trato descuidado. No obstante ello allí estaba como un testigo de otro tiempo de gloria cuando su sala teatral, única en el pueblo con su platea con butacas móviles y palcos que circundaban un escenario importante, sala teatral que contempló reuniones políticas y celebraciones de distinto tipo que incluían los famosos bailes. Para estos se retiraban las butacas de la sala que se transformaba en espacio para la danza y en los palcos estaban las mesas. No alcancé a conocer esos tiempos salvo por los relatos de mi madre y las fotografías de La Vía”, compartió Maqueda.

“En los años 60´, la sala teatral que conocí era solo un cine al que llamábamos cine San Luis. Siendo adolescentes pocas veces concurríamos, porque se caracterizaba por proyectar películas prohibidas para menores. La cartelera sobre la vereda anunciaba siempre las películas protagonizadas por Isabel Sarli y también recuerdo que allí se proyectó la famosa película sueca ´Adorado John´, que constituía en nuestra pequeña ciudad un escándalo por sus escenas nudistas. Alguna vez burlando las restricciones paternas nos colábamos en el cine para ver alguna de esas películas. Ir al cine San Luis constituía una aventura, las butacas desvencijadas, el olor a encierro y la humedad que reinaba y los murciélagos que cruzaban y volaban anidando en los palcos abandonados”, detalló.

Aquel edificio tenía una sólida construcción de estilo neoclásico italianizante con pisos de pinotea, escaleras y umbrales de mármol, aberturas de cedro y cielorrasos de yeso. Contaba además con capacidad para 600 personas con plateas y palcos.

“En los laterales del hall de entrada del cine, estaban las escaleras que conducían al primer piso. Allí los salones conservaban todavía restos de la belleza y el señorío de antaño. Grandes puertas ventanas daban a los balcones que tenían en sus costados unas hermosas farolas sostenidas por hierro trabajado en estilo Art Nouveau. Los salones conservaban aún parte del mobiliario original, juegos de sillas y sillones bellamente tapizados, grandes espejos, el encaje de las cortinas, todo daba al espacio un ambiente de elegancia y señorío.

Allí se realizaban lo que en aquel entonces se llamaban los bailes “de presentación” y otros bailes en circunstancias determinadas. Todos eran con orquestas que interpretaban las melodías bailables de moda.

Hacia fines de los años 60´, los salones fueron alquilados para el funcionamiento de una confitería bailable que se llamaba Tropicana y esto dio al lugar un movimiento semanal”, recordó Maqueda.

“Un día, ya en la década del 70´, las sirenas de los bomberos y el humo alarmaron la tranquila vida de la calle Belgrano. El Club social se estaba incendiando. Como si fuera un símbolo, el incendio y la desaparición de este edificio marcaba fuertemente el cambio de la fisonomía arquitectónica de la ciudad como así también la desaparición de un estilo de vida que se fue para no regresar. Pasado un breve tiempo en el lugar en donde había existido un edificio que embellecía la ciudad, se levantó un supermercado”, repasó.

“El 3 de diciembre pasado, en donde fuera el antiguo Hipódromo, quedó inaugurada la réplica de aquel antiguo edificio del Club Social. El nuevo edificio del Cine Teatro San Luis iluminado, lucía su esplendor en la soledad del espacio en el que se ha levantado. Allí esta con sus balcones y ventanales, su ingreso imponente. Para quienes conocimos y vivimos el antiguo edificio, contemplarlo fue un golpe al corazón por todos los recuerdos que evoca. Mirar los balcones de arriba es recordar los bailes, las orquestas, los amigos de un tiempo joven y también la vida de la ciudad pequeña. La réplica es muy semejante al original, en una escala mayor sus espacios son también más bellos. El hall de ingreso espacioso con los caireles de las arañas reflejando la luz, las escaleras que con armonía conducen al ingreso de los palcos, y la sala teatral que replica la antigua pero mucho más espaciosa y con el sabor de los nuevos tiempos. Emociones encontradas para los que vivimos el ayer y contemplamos el hoy”, expresó.

Un bien cultural que garantiza la participación plena

Después de más de cinco décadas, este polo creativo vuelve a reunir y convocar a cientos de generaciones de talentos provinciales en un imponente edificio cargado de memorias y desafíos. El nuevo espacio se ubica en avenida Justo Daract, esquina Berrondo, en el noreste de la capital puntana.

“El poder disfrutar de los bienes culturales es un derecho humano irrenunciable que no siempre es tenido en cuenta y que no debería ser discutido. Hacerlo posible es alimentar el espíritu del pueblo que aprende a gozar de la belleza y del arte haciendo uso de un justo derecho que permite vivir y existir de una manera más plena y digna. La réplica del Cine Teatro San Luis, hoy abre una puerta más para el ejercicio pleno del derecho a la participación de todos en el mundo cultural”, destacó Maqueda.

Nota: Prensa Secretaría de Cultura.

Fotos: Archivo José La Vía.