miércoles, 14 noviembre de 2018 | 12:57

Escenario: el Senado nacional

Se debate el presupuesto consensuado con el FMI, que ajusta a los argentinos y ahoga a las empresas, solo para pagar la deuda contraída en esta gestión de Gobierno.

La mala situación económica ya no es noticia, pero cada día aparecen indicadores que van de mal en peor.

En esta semana se conocieron datos de la utilización de la capacidad instada de las empresas y el cálculo del PIB a septiembre. Ambos desgraciados.

En general las empresas solo usan el 61,1% de su capacidad productiva. Esto quiere decir, que si pueden fabricar 100 productos solo están fabricando 61. El sector con mayor capacidad ociosa es el automotriz, de cada 100 autos que Argentina podría fabricar solo produce 45.

El uso de la capacidad de producir bajó de 66,6 a 61,1, es decir un 8,25% en un año.

El conjunto de bienes y servicios que los argentinos producimos, se redujo un 4,2% si comparamos el segundo trimestre de 2018 con el mismo de 2017 y 4% si lo comparamos con el trimestre anterior.

¿Cómo se enfrentan estos inconvenientes? ¿Qué pueden hacer nuestros representantes? Claro está, que es un problema de orden macroeconómico y nacional. Por lo tanto, el ámbito adecuado para enfrentar estos problemas, son el Ejecutivo y Legislativo nacional. Hoy se trata el Presupuesto argentino para 2019 en la Cámara Alta, el Senado.

El gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, acompañado de la senadora, María Eugenia Catalfamo, se reunió ayer con diversos senadores, a fin de fijar una postura contraria a la aprobación de dicho Presupuesto, que el Gobierno nacional consensuó con el FMI, y que plantea un ajuste muy fuerte, que en términos reales, disminuye los recursos de todos y cada uno de los ministerios y que lo único que aumenta son las partidas tendientes a pagar la deuda externa contraída en esta gestión gubernamental. Macri ha aumentado la deuda externa en más de 150 mil millones de dólares.

Uno de los puntos que contiene el presupuesto y que afecta directamente a la producción industrial de Argentina y que obviamente tiene impacto en la economía puntana, es el cobro de $4 por cada dólar exportado. No solo la industria dura sufre este impuesto -que al decir del propio presidente es malísimo pero necesario para pagar la deuda- también la industria de la inteligencia. Por ejemplo, nuestros jóvenes y empresas del PILP, los que exportan software, imágenes, dibujos, programas, ideas, intangibles productos de su capacidad innovadora, de su inteligencia, también deben pagar 4 pesos de cada 36 pesos que venden al extranjero.

Hoy el escenario está en el Senado nacional.