DÍA DEL ÁRBOL
miércoles, 29 agosto de 2018 | 11:04

Legendario y de características únicas, el guayacán se luce en Bajo de Véliz

También conocido como el árbol que brilla, San Luis acuna los dos ejemplares más australes del mundo. Conocé más sobre esta especie que reside en el Área Natural Protegida ubicada a 20 kilómetros de Santa Rosa del Conlara.

Desprovisto de espinas y de hojas caducas, puede alcanzar una altura de hasta 18 metros, con una extensa copa globosa. Sus hojas forman un delicado follaje que permite el paso de la luz del sol y proporciona una media sombra, mientras que su tronco lo conforman grandes escamas, en tonos castaños y verdes grisáceos, que dejan ver sus características manchas irregulares en estas diferentes tonalidades.

En el Día del Árbol, celebrado este miércoles 29 de agosto, el Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción te cuenta más sobre el guayacán, también conocido como guayacán negro, ébano argentino, ibirá-berá, yvirá-verá (árbol que brilla), guayacaú negro o palo santo.

Su población se distribuye desde Paraguay hasta el norte argentino, en el distrito chaqueño, a 1.500 metros sobre el nivel del mar. En San Luis se encuentra prácticamente ausente, sin embargo el famoso guayacán puntano ya era “el árbol de la vida” en 1885, año reciente a su primer descripción oficial ante la comunidad científica. Actualmente, en el Área Natural Protegida Bajo de Véliz existen dos ejemplares relictuales de la población, lo que constituye allí su distribución más austral en el mundo. Este legendario árbol ha formado una insólita unión con otro de su especie, donde sus troncos se entrecruzan sobre una fértil y boscosa ladera.

Más características de una especie única

Entre las estaciones más cálidas, el Guayacán ofrece un vistoso espectáculo con sus múltiples flores amarillo-anaranjadas reunidas en racimos, que contrastan con el verdor de las serranías en primavera. Al comienzo del otoño, cada racimo de flores da lugar a diversos frutos: vainas leñosas de color negro lustroso que maduran durante el invierno, con hasta cuatro semillas de color marrón rojizo.

Las comunidades originarias del distrito chaqueño se han servido de los recursos que provee este árbol, desde su aprovechamiento forestal hasta productos empleados con fines medicinales. Se han utilizado sus hojas, frutos, semillas, e inclusive su corteza, para tratar diferentes afecciones como tos, resfrío, reumatismo, dolores estomacales, neuralgias reumáticas y hasta para disipar coágulos de sangre producidos por golpes.

Considerado por los lugareños como un “árbol mágico”, no sólo se le atribuyen estas propiedades curativas, sino que además es considerado como un “escudo protector” frente a los males que pudiesen afectar a los niños recién nacidos. Bajo esta creencia, a modo de “bautismo”, suelen colgarles una pulsera confeccionada a partir de sus características semillas.

 

Nota: Prensa Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción.

Fotos: Prensa Ministerio e Instituto de Botánica Darwinion (Buenos Aires).