JÓVENES TALENTOS
domingo, 28 enero de 2018 | 13:12

Valentino Libaak, un pequeño gigante del pádel

Con sólo 12 años es el número 1 en su categoría a nivel nacional y fue “rey” en el Open Mundial Sub 12 de Málaga.

Este muchacho marca el rumbo a nivel nacional y dejó su impronta en el Open Mundial Sub 12 en Málaga (España), donde se coronó campeón. Es Valentino Libaak, el pequeño gigante de Villa Mercedes que, a pesar de ser un chico, juega como un grande.

Sueña con ser el número 1 del Circuito World Pádel Tour, la “Fórmula 1 del pádel”, que tiene entre los mejores a dos sanluiseños: “Sanyo” Gutiérrez y Maxi Sánchez. La volea de revés es el fuerte de Valentino, pero a eso le suma que llega a todas las pelotas y tiene una muñeca increíble para su edad. Talento puro es este pibe que recién comienza. Juega muy bien y habla con la misma seguridad con la que juega. No duda en las respuestas y contesta con la misma firmeza con la que va a la red para definir un punto del partido.

Cursa el primer año en el Instituto Sagrado Corazón. Es el único hijo de Mercedes y Gabriel y disfruta cada minuto con ellos. Es un niño alegre, que siempre tiene una sonrisa dibujada en la cara.

“Caerse diez veces y levantarse once” es su frase de cabecera. Sabe que en el deporte toca ganar, pero también perder y, a pesar de sus éxitos, está preparado si viene una derrota. Entrena duro todos los días. Ese es el camino que lo llevará al triunfo. Son tres horas diarias que le dedica al deporte de sus amores.

Además, hizo tenis y fútbol. El tenis de mesa es su pasatiempo, pero el pádel es su gran amor. Un deporte que abrazó de muy chico y al que no quiere soltar. Tiene varios ídolos: “Sanyo” Gutiérrez, Franco Stupaczuk, Roger Federer y Neymar.

“Por suerte mis padres me acompañan siempre. Van a todos lados conmigo, pero el acompañamiento no es sólo en el deporte, sino también en el día a día. Eso hace que todo sea más fácil. Se hace más llevadero. Compartir cada momento con ellos me hace muy feliz. Soy muy familiero”, dice el pequeño talento del pádel.

Muchas veces se perdió reuniones familiares o salidas con amigos, pero no reniega de eso porque ama el pádel y sabe que para estar a la altura de las circunstancias hay que entrenar e ir a todos los torneos, es la única forma de medirse con los mejores. Le costó llegar a ser el mejor en su categoría y ahora tiene que cuidar ese lugar de privilegio que se ganó con mucho esfuerzo.

El camino es largo, pero nadie le quita el sueño de llegar al Circuito World Pádel Tour. Parece lejano pero tiene mucho potencial y si sigue  con esta seguridad en su juego y en sus convicciones, ese día llegará. Porque a los sueños hay que perseguirlos, y él está dispuesto al desafío.