Robótica, ajedrez y las Olimpíadas del Conocimiento dijeron presente en el Parque de las Naciones

Cientos de chicos hicieron fila en la carpa de la Universidad de La Punta para ingresar y comenzar a divertirse con las propuestas que brindó la casa de estudios en el festejo por el Día del Niño, organizado por el Gobierno de la provincia. Los pequeños tuvieron la oportunidad de interactuar con kits de aprendizaje de robótica, jugar torneos rápidos de ajedrez y consultar todo lo referido al certamen educativo del que habla San Luis: las Olimpíadas del Conocimiento.

Los más pequeños se divirtieron con los kits educativos de robótica.

Los niños que asistieron junto a sus familias al festejo por su día tuvieron la posibilidad de participar en lo que a ellos más les atraía. La ULP acompañó esta iniciativa del Ejecutivo provincial y montó un espacio destinado a todos los pequeños, donde la propuesta se centró en la robótica, el ajedrez y la promoción de las Olimpíadas Sanluiseñas del Conocimiento.

El secretario de Extensión de la Universidad, Paulino Gómez Miranda, respecto de la jornada señaló: “Los niños que nos visitaron fueron todos bienvenidos, desde los 6 años en adelante pudieron participar de robótica, ajedrez y consultar acerca de las Olimpíadas, que ya es una competencia. El objetivo es que los chicos, a través de estas actividades, se diviertan, desarrollen su creatividad, su pensamiento crítico y en el ajedrez particularmente, la toma de decisiones, sabiendo que es un juego que les permite pensar y razonar”.

Por su parte, Adriel Dalgaard Knott, referente de Olimpíadas, destacó el entusiasmo de los chicos por el certamen a sólo cinco días de que cierren las inscripciones. “Recibimos un montón de inquietudes, ya sea sobre el uso de la plataforma virtual o la competencia en sí”, agregó. “Se trata de un nuevo abordaje de la enseñanza donde los chicos pueden utilizar sus teléfonos celulares, tablets o notebooks para inscribirse y consultar el material de estudio, y compiten por la posibilidad de ganar importantes premios”.

Gómez Miranda comentó que hasta el momento son 3.000 los inscriptos; luego, los chicos tendrán la posibilidad de realizar todos los ejercicios disponibles en la plataforma virtual, y los que obtengan los mejores resultados participarán de la etapa presencial en el campus de la Universidad de La Punta. “En la gran final habrán algunas sorpresas. En esta edición volvemos a premiar el esfuerzo de los chicos”, adelantó.

Con respecto a la actividad desarrollada por el equipo de robótica, el coordinador del Área, Pablo Miranda, mencionó: “La propuesta consiste en acercarles a los chicos kits de robótica educativa. Son 10 ó 15 minutos donde los pequeños tienen la posibilidad de armar las piezas que deseen. La idea es que se inicien en la construcción y que desarrollen el pensamiento constructivista: ir de lo más simple a lo más complejo”.

Finalmente Rosana Banegas, integrante del Programa Ajedrez de la ULP, comentó que los niños que tenían un conocimiento previo sobre el juego pudieron participar de torneos blitz (partidas rápidas de ajedrez), mientras que los más pequeños o quienes no entendían el juego se divirtieron con rompecabezas, con el armado de tableros, y partidas libres para aprender algunos movimientos básicos.

Los chicos que participaron de los torneos rápidos se llevaron de premio un libro de ajedrez.

La experiencia de los agasajados, en primera persona

Agustín tiene 8 años y asiste a la Escuela “Juan Tulio Zabala”. Frente al dibujo de un barco hecho con legos se mantuvo concentrado un tiempo para investigar cómo debía colocar las piezas para lograr el resultado final.

“Vine con mi mamá, mi papá y mis dos hermanos, que seguro están en otros juegos. A mí me interesó la robótica y la construcción, y estoy armando un barco porque me gusta navegar”, contó Agustín, quien se encontraba sumamente entusiasmado por completar su desafío.

En otra de las mesas se veía a Kevin y Michelle enfrentados, con un tablero de ajedrez de por medio, a punto de arrancar el juego. Kevin, de 11 años, comentó que juega al ajedrez desde los 7 años, mientras que Michelle lo hace desde los 5, gracias al entrenamiento de su abuelo. Ambos practican y mueven las piezas seguidamente en los establecimientos educativos a los que asisten.